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¿Cómo reconocer una zona de confort tóxica y lograr salir de ella?

Hay varias señales que nos pueden alertar de que nos encontramos en esta situación


Actualizado 26 de marzo de 2024 - 8:48 CET

Cuando hablamos de zona de confort, podemos pensar en un concepto positivo, pues lo asociamos con un lugar donde nos sentimos seguros y cómodos. Pero también puede convertirse en algo tóxico si nos impide crecer, enfrentar nuevos desafíos o alcanzar nuestras metas. Así nos lo detalla Pilar Guerra Escudero, psicóloga clínica y coach ejecutivo, que nos cuenta que, en definitiva, la zona de confort puede ser una trampa en la que nos sentimos atrapados, acostumbrados a la rutina, la monotonía y la falta de crecimiento. “Aunque nos duela, generalmente nos aferramos a lo conocido por miedo a lo desconocido”, apunta.

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¿Cómo reconocerla?

Es importante, por lo tanto, aprender a reconocerla. “Se puede detectar una zona de confort tóxica, a través de varias señales de alerta”, comenta la psicóloga, que las resume a continuación:

  • Una de las más evidentes es la sensación de estancamiento y el conformismo. Si nos encontramos en un ciclo repetitivo donde nada parece cambiar, donde cada día se parece al anterior, es probable que estemos atrapados en nuestra zona de confort. Esta sensación de estancamiento puede generar una profunda insatisfacción por el deseo latente de experimentar algo nuevo y diferente, al resignarnos a una vida mediocre sin ambiciones.
  • El miedo al cambio es otro indicio importante de que nos encontramos en una zona de confort tóxica. El miedo a lo desconocido, a enfrentar nuevos desafíos o a salir de nuestra rutina puede paralizarnos y mantenernos anclados en un lugar que, aunque conocido, no nos brinda crecimiento ni satisfacción personal.
  • Además, evitar afrontar retos o responsabilidades con excusas constantes para evitar nuevas oportunidades o desafíos pueden ser un claro indicador de que estamos aferrados a nuestra zona de confort. Justificamos nuestra inacción con pretextos como "no es el momento adecuado" o "no estoy preparado", cuando en realidad son barreras autoimpuestas que nos impiden avanzar.
  • También la autocomplacencia, evitando esfuerzos por mejorar, o la falta de motivación (apatía, falta de energía y de ganas de hacer cosas) son otras señales a las que deberíamos atender.

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¿Cómo salir de ella?

La reconoces, sabes cómo detectarla. Toca salir de ella, lo cual puede resultar un gran desafío, pero es fundamental salir de esta zona de confort tóxica para nuestro crecimiento personal y nuestra felicidad a largo plazo.

  • Como siempre, reconocer el problema es el primer paso. Aceptar que estamos atrapados en una zona que nos limita es el punto de partida para iniciar un cambio significativo en nuestras vidas.
  • Establecer metas realistas y alcanzables que nos motiven a salir de nuestra zona de confort es otro paso importante. Estas metas nos proporcionan un sentido de dirección y nos ayudan a mantenernos enfocados en nuestro objetivo de crecimiento personal, desafiándonos a nosotros mismos con metas ambiciosas pero alcanzables.
  • El miedo es normal, pero no debe paralizarnos. Es fundamental recordar que salir de nuestra zona de confort no implica dar un salto gigantesco de una vez. Podemos comenzar dando pequeños pasos cada día, enfrentando gradualmente nuestros miedos y desafiando nuestras limitaciones.
  • Salir de la rutina, probando cosas nuevas, explorando diferentes actividades y rodéanos de gente inspiradora puede ayudar mucho.
  • También visualizar el éxito. Imaginando cómo sería nuestra vida si alcanzáramos nuestras metas, puede ser un revulsivo para darnos cuenta de aquello que queremos cambiar y tomar cartas en el asunto para llevarlo a cabo.
  • Buscar apoyo en amigos, familiares o un profesional de la salud mental también puede resultar de mucha ayuda en este proceso. Compartir nuestras experiencias y emociones con personas de confianza nos brinda un sentido de pertenencia y nos ayuda a sentirnos acompañados en nuestro viaje hacia el cambio.

“En resumen, reconocer y salir de una zona de confort tóxica es fundamental para nuestro crecimiento personal y nuestra felicidad. Atrévete a desafiar tus límites, a explorar lo desconocido y a buscar nuevas oportunidades. El camino puede resultar desafiante, pero los beneficios de salir de tu zona de confort valen la pena”, concluye la psicóloga.