“Los amigos se cuentan dos veces: en las buenas para ver cuántos son, y en las malas para ver los que quedan”. Puede que hayas escuchado este refrán varias veces, puede que si no, al menos hayas comentado alguna vez con tu entorno ese fenómeno que sucede a veces por el cual en momentos de adversidad creemos encontrarnos ante la revelación de quiénes son nuestros verdaderos amigos, como si todos tuvieran que saber responder a nuestros problemas, o como si contaran siempre con las herramientas necesarias para poder hacerlo.
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- Amigos tóxicos o 'frenemies': por qué les queremos
A menudo consideramos más valiosas amistades que siempre descuelgan el teléfono, contestan nuestros mensajes 24/7, y tienen un consejo para cada uno de nuestros problemas. En muchas ocasiones, incluso hacemos cruz y raya a quiénes no han estado de la manera que esperábamos o no han cumplido las expectativas que teníamos de ellos en momentos en los que creíamos necesitar su apoyo, y somos muy exigentes y poco flexibles con el trato que esperamos recibir por su parte cuando las cosas no van bien. Sin embargo, una cosa nos debe quedar clara: estamos equivocados, para tener una relación sana con ellos debemos asumir que no todos los amigos pueden, saben, ni, ni siquiera, deben estar cada vez que nos encontremos ante un dilema.
Encasillar las amistades a un solo patrón es uno de los mayores errores que cometemos. La amistad implica afecto, cariño y desinterés, pero no debemos tratarlas como si siguiera el mismo modelo de compromiso cerrado que caracteriza a las relaciones sentimentales al uso, las monógamas. En estas últimas, a menudo buscamos que la otra persona nos satisfaga en prácticamente todos los aspectos en lugar de reconocer y valorar comportamientos y actitudes específicas. Y, aunque en esto, y en la conexión romántica y en materia de atracción física se encuentra la diferencia sí que en ambos tipos de relación hay un denominador común: tratar de imponer nuestros deseos, cambiar la forma de pensar de los demás, forzar a que respondan como nosotros queremos nunca debe ser sinónimo de cariño ni amor.
En este caso, la clave para crear un vínculo sano y duradero se encuentra en apreciar esos aspectos que admiramos de nuestros amigos, y posarse en ellos. Sobre ello nos habla la CEO y fundadora de Psique Cambio, y psicóloga especialista en autoestima, liderazgo e inteligencia emocional, Beatriz Gil Bóveda: "Podemos cultivar una apreciación más profunda por la riqueza que cada uno aporta a nuestras vidas. Esto no solo mejora nuestras relaciones existentes sino que también nos abre a la posibilidad de nuevas conexiones". Ya lo decía Antoine de Saint-Exupéry en las páginas de El Principito: “Es necesario exigir a cada uno lo que cada uno puede dar. La autoridad reposa, ante todo, sobre la razón”.
Por qué exigimos que nuestros amigos estén siempre
Los amigos, efectivamente, deben ayudarte en los momentos difíciles, pero hay que saber diferenciar en cuáles pueden ayudarte más cada uno de ellos. Sucede en cualquier otra etapa de la vida: hay personas que además de ser las mejores compañeras de fiesta te ofrecen una ayuda laboral excelente; otras prefieren quedarse en casa, pero son las mejores consejeras sentimentales que te puedas encontrar; con algunas viajarías al fin del mundo y no te agobiarías, y, muchas, han vivido situaciones pasadas o han aprendido a gestionar sus emociones y la inteligencia emocional de tal manera que, sí, efectivamente, están y son capaces de ayudarte en casi cualquier circunstancia, ya sea buena o mala. Si, además de saber que nuestra felicidad no debe depender de nadie, también interiorizamos la idea de que las amistades funcionan mejor en determinados contextos no solo nos sentiremos mejor nosotros mismos, sino que incluso reforzaremos todavía más esas relaciones. Pero asumirlo no es fácil, tal y como nos cuenta cuenta la psicóloga: "La dificultad para aceptar que diferentes amigos cumplen diferentes roles en nuestras vidas se arraiga en nuestras propias expectativas y deseos. Estas expectativas, a menudo influenciadas por representaciones idealizadas de la amistad en medios de comunicación y literatura, pueden llevarnos a anhelar relaciones que satisfagan todas nuestras necesidades emocionales, profesionales y sociales".
"Desde pequeños, se nos enseña a valorar la figura del 'mejor amigo' como alguien que estará allí para todo, un ideal que raramente se ajusta a la realidad compleja de las relaciones humanas. Esta visión monolítica de la amistad nos prepara para la decepción cuando la realidad no coincide con nuestras expectativas", explica la experta en salud mental, que atribuye también esta dificultad a nuestra vulnerabilidad: "Admitir que necesitamos diferentes tipos de apoyo de diferentes personas nos obliga a reconocer nuestras propias limitaciones y vulnerabilidades, algo que puede resultar incómodo o incluso amenazante para nuestra percepción de independencia y fortaleza".
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Cómo lograr una amistad más saludable
El primer paso para crear amistades sanas reside en la comunicación, como cuenta Beatriz Gil Bóveda: "A menudo, asumimos que nuestros amigos deben saber intuitivamente cómo y cuándo necesitamos apoyo, lo que puede llevar a malentendidos y resentimientos cuando nuestras expectativas no se cumplen". Para ello, nos recomienda practicar la comunicación abierta: "Expresar claramente nuestras necesidades y deseos, al mismo tiempo que escuchamos y respetamos los límites de nuestros amigos, puede ayudar a prevenir muchos malentendidos y resentimientos". Tambien hace hincapié en la idea de que es fundamental partir de la reflexión y autoconciencia sobre la situación: "Debemos dedicar tiempo a considerar qué esperamos de nuestras amistades y si estas expectativas son realistas. Reconocer y apreciar lo que cada amigo aporta a tu vida, sin exigirles que sean algo que no pueden o no quieren ser, puede ser liberador".
¿Cómo podemos aprender a diversificar nuestras amistades? Debemos pararnos un momento a pensar. "Hay amigos confidentes, amigos padres o madres (esos que están siempre pendientes de ti), amigos aventureros, amigos a distancia, amigos sabios, amigos de la risa...Cada amigo, con su rol único, enriquece nuestro viaje por la vida, ofreciéndonos diferentes formas de apoyo, compañía y alegría. Al entender y apreciar la importancia de cada tipo de amigo, y al trabajar activamente para ajustar nuestras expectativas, abrimos la puerta a relaciones más profundas, significativas y gratificantes". El mensaje está claro, pero la psicóloga resalta los beneficios de estas estrategias en nuestros bienestar: "En esta sinfonía de la amistad, cada nota es esencial, cada pausa significativa, y es nuestra capacidad para escuchar y apreciar la música en su conjunto lo que finalmente define la riqueza de nuestras vidas", concluye.