No es solo una cuestión estética. La pérdida de dientes, ya sea debido a factores como la caries, la enfermedad de las encías o a la consecuencia de ciertas lesiones, puede tener consecuencias significativas en la salud bucal y general de una persona. Tanto es así, que puede acarrear una serie de problemas que afectan a la calidad de vida de quien padece este problema. Con la ayuda de los expertos de Face Clinic, fundada y dirigida por el Dr. Riba, especialista en Cirugía Maxilofacial y Cirugía Facial Plástica y Reconstructiva, y Jefe de Servicio de Cirugía Maxilofacial del Hospital de La Moraleja, vamos a resumir cuáles son las 6 principales consecuencias de esta falta de dientes. "En los países occidentales, la causa más frecuente por la que se pierden los dientes es la enfermedad periodontal, periodontitis o vulgarmente conocida como piorrea. Básicamente consiste en una infección de los tejidos de soporte del diente que van destruyendo el hueso hasta que éste empieza a moverse y por fin se cae", nos comenta el experto.
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Causas de la pérdida de dientes
Le planteamos al doctor si piensa que somos conscientes realmente de los problemas de salud que puede implicar la pérdida de nuestras piezas dentales. "En los países civilizados muchos pacientes son ya en este momento conscientes del estado de salud de sus encías y de su enfermedad y son monitorizados por sus odontólogos pero otros muchos pacientes no son conscientes de ello y aparecen en las consultas cuando ya no hay remedio para esos dientes", nos anticipa. Es ahí cuando surgen los problemas. ¿Cuál sería, en su opinión, el problema más serio relacionado con la falta de dientes? "Es obvio que lo primero que pasa es que al perder los dientes tu capacidad masticatoria disminuye de manera dramática en esa misma línea se pueden generar problemas digestivos. Otra consecuencia es la alteración en la sonrisa y en la forma de la cara además de provocar envejecimiento facial. Esto es debido a que la mayor cantidad de pérdida de hueso ocurre en el primer año después de la pérdida del diente. Lo que significa que cuanto más tiempo pase, más rápido envejecerá el rostro", nos anticipa. Y a continuación, explica con detalle esos 6 problemas más frecuentes.
1. Problemas de masticación y nutrición
Cuando faltan dientes, algo que parece tan sencillo como masticar se convierte en un problema. Y es que, como es evidente, uno de los impactos más inmediatos de la pérdida de dientes es la dificultad para masticar los alimentos adecuadamente, lo cual repercute en muchos aspectos relacionados con la salud. Los dientes son esenciales para triturar y descomponer los alimentos, facilitando la digestión. Así, la ausencia de dientes funcionales puede llevar a que se prescinda de alimentos más duros o nutritivos, lo que potencialmente resulta en una dieta desequilibrada y deficiencias nutricionales.
La masticación adecuada es el primer paso crucial en el proceso de digestión. Por eso, la incapacidad de realizar este proceso de manera efectiva puede afectar negativamente la absorción de nutrientes esenciales, contribuyendo a problemas de salud más importantes.
2. Cambios en la articulación temporomandibular (ATM)
La pérdida de dientes puede alterar la relación entre los dientes superiores e inferiores, afectando la Articulación Temporomandibular (ATM). Así, esta alteración puede conducir a problemas como el bruxismo, que es el rechinar de dientes de forma involuntaria, así como dolores de cabeza y tensiones en la mandíbula. Estos problemas están asociados con trastornos temporomandibulares (TMD), que pueden causar molestias significativas y afectar la calidad de vida.
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3. Pérdida de volumen óseo
Los especialistas nos aclaran que los dientes desempeñan un papel vital en la estimulación del hueso alveolar que sostiene las raíces dentales. Cuando se pierden los dientes, la falta de esta estimulación puede resultar en la pérdida de volumen óseo. Este proceso, conocido como atrofia ósea, puede afectar la estabilidad de los dientes restantes y complicar la posibilidad de colocar implantes dentales en el futuro. Además, la atrofia ósea también puede afectar la estructura facial, contribuyendo a la pérdida de soporte en el área de la boca y generando cambios estéticos en el perfil facial.
4. Cambios en la estética facial
Es una de las consecuencias más visibles, pues la pérdida de dientes puede tener un impacto significativo en la apariencia facial. La falta de soporte dental puede provocar la disminución del perfil facial y la formación de arrugas alrededor de la boca. Sin duda, estamos antes unos cambios estéticos que pueden afectar la autoestima y la confianza de una persona, llevando a posibles problemas psicológicos y sociales.
5. Problemas del habla
Sí, los dientes también están implicados en el habla. Tanto es así, que las piezas dentales juegan un papel crucial en la producción de sonidos durante el habla. La falta de dientes, especialmente en la zona frontal de la boca, puede afectar la pronunciación de ciertos sonidos, con las consecuencias que esto tiene: un impacto en la comunicación y la autoexpresión.
6. Problemas psicológicos y sociales
La pérdida de dientes no solo tiene consecuencias físicas, sino que también puede afectar la salud mental y emocional de una persona. La alteración de la apariencia facial y los problemas asociados, como la dificultad para hablar o masticar, pueden generar sentimientos de vergüenza, baja autoestima y ansiedad social. Esto puede llevar al aislamiento y afectar las relaciones personales y profesionales.
Afortunadamente, se puede solucionar el problema con distintas opciones de tratamiento, que van desde implantes a prótesis dentales. “Las piezas dentales -continúa- deben reponerse en el mínimo tiempo posible para evitar consecuencias estéticas prematuras como las comentadas”. ¿Más razones? Sí, y una mucho más importante que la estética, “con los implantes, al masticar se transmiten fuerzas al hueso que rodea a la pieza restaurada, estimulando el crecimiento óseo, manteniendo la densidad y el volumen del hueso. Por eso es muy recomendable realizar el implante en el momento de la extracción de la pieza dañada o de una pérdida traumática, para frenar de forma inmediata la pérdida del hueso”. De ahí que sea imprescindible actuar a tiempo cuando por cualquier causa se pierde una pieza dental, aunque sea a los 20 años; lo que a priori parece ser un mal menor, a posteriori tiene consecuencias.