Hay ocasiones en las que el amor se rompe (no sabemos si de tanto usarlo, como afirmaba la inolvidable Rocío Jurado). Sea como fuere, hay relaciones de pareja que no duran para siempre y llega el momento de la nunca agradable ruptura. Las rupturas amorosas son difíciles siempre, independientemente de las causas o de la duración de la relación. Y es entonces cuando puede aparecer un sentimiento: el miedo a la soledad. “Puede ser común e, incluso, esperado. Afloran emociones fuertes, muchas de las cuales llevan a sentimientos de soledad. No solo se trata de aprender a vivir solo, sino de aceptar la nueva situación y replantearse los planes de futuro, las relaciones familiares y/o de amigos en común”, nos comenta al respecto Pilar Guerra Escudero, psicóloga clínica y coach ejecutivo.
En opinión de la experta, ya se sabe que cualquier crisis puede ser una oportunidad y, tras una ruptura, es recomendable aprovechar la soledad para dedicar tiempo a conocernos a nosotros mismos como personas individuales, con el fin de aprender a ser independientes emocionales. “Es muy probable que nuestra autoestima haya disminuido y es habitual que sintamos que la ruptura haya sido una situación de fracaso, aunque no sea exactamente esto”, nos dice.
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Cada persona necesita su tiempo
Lo cierto es que, tal y como nos cuenta Pilar Guerra Escudero, estos procesos de ruptura pueden llevar un tiempo distinto según las personas y las características de los casos. Así, es posible que se haga todo este trabajo en pocos meses tras la ruptura, ya que frecuentemente el duelo se haya ido haciendo incluso antes de romper o, por el contrario, que el proceso requiera de varios años. “En cualquiera de las opciones, si queremos perder el miedo a la soledad es muy importante hacer este trabajo y prestar atención a estas señales”, nos cuenta. Y nos resume las que son, para ella, las cinco pistas que podrán ayudarnos a afrontar la soledad.
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1. Aceptar y permitir el duelo
Al perder a alguien importante en nuestra vida es posible que nos sintamos desconectados y alejados de los demás. Mientras se supera el dolor y llega la sanación de la separación, se pueden experimentar períodos de soledad, dando espacio a las emociones. Permitirnos sentir la tristeza, la frustración y la soledad es parte fundamental del proceso de curación. Ignorar estas emociones puede prolongar el sufrimiento. Es recomendable, además, explorar maneras saludables de canalizar esas emociones.
2. Fuera dolor e ira
Es importante trabajar la rabia y dolor que sentimos hacía nuestra ex pareja o hacia la ruptura de la relación. De lo contrario, podemos seguir sufriendo en extremo al enterarnos de que la otra persona avanza en su vida con otras parejas, e incluso es posible también que, al no superar el duelo con esa persona, lo canalicemos con conductas negativas que nos incapaciten para avanzar.
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3. Red de apoyo
Rodearnos de amigos y familiares comprensivos puede proporcionar consuelo y perspectiva. Compartir nuestros sentimientos con seres queridos puede aliviar el peso emocional y ofrecer una red de apoyo durante este proceso. La conexión social es fundamental para contrarrestar el aislamiento.
4. Nuevas rutinas
La ruptura puede desencadenar un cambio significativo en las rutinas diarias. Aprovechemos esto como una oportunidad para incorporar nuevas actividades que nos brinden alegría y propósito. La introducción de pasatiempos, ejercicios o prácticas de autocuidado puede marcar una diferencia positiva en nuestro bienestar emocional.
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5. Lección aprendida
Cada relación y ruptura lleva consigo lecciones valiosas. Reflexionar sobre lo que hemos aprendido acerca de nosotros mismos y nuestras necesidades en una relación, puede ser el cimiento para relaciones futuras más saludables y satisfactorias.
“En definitiva, la gestión del miedo a la soledad después de una ruptura es un proceso individual y en constante evolución. Es un proceso gradual que involucra autoexploración y cuidado propio. Abrazar la soledad como una oportunidad para el autodescubrimiento puede allanar el camino hacia una vida más plena y enriquecedora”, concluye la psicóloga.