Notas que el pantalón no te abrocha igual, que te dejan marca los calcetines o que incluso has cogido algún kilo. En muchas ocasiones nos sentimos más hinchados o pesamos más cuando nos subimos a la báscula. Pero toca diferenciar si se trata de un problema de retención de líquidos, de hinchazón abdominal o si hemos ganado unos kilos de más. ¿Cómo podemos diferenciar si hemos engordado o si se trata de retención de líquidos?
“La retención de líquidos o edema es la hinchazón causada por el exceso de líquido atrapado en los tejidos y puede ocasionar aumento de peso. En estadios iniciales, el aumento de peso que supone el edema puede ser difícil de diferenciar del acúmulo de grasa que se produce al engordar”, nos explica la doctora Carmen Vericat, especialista en Medicina Interna del Hospital Sanitas CIMA. Así, detalla que son los síntomas y la exploración física los que nos ayudan a diferenciar estas dos entidades. “Nos hace pensar que se trata de una retención de líquidos notar sensación de hinchazón localizada en alguna parte del cuerpo, tener una piel brillante y tensa que marca la huella al ejercer presión sobre ella con el dedo (este signo se denomina “fóvea”) notar falta de flexibilidad en articulaciones de las manos y tobillos, así como sensación de pesadez”, detalla la especialista.
Además, incide en que otros factores son que el aumento de peso se produce de forma rápida sin constatarse un aumento en la ingesta y los edemas pueden desaparecer tan rápido como llegan y variar según la temperatura y la postura. En cambio, el peso ganado al engordar es más persistente, tarda tiempo en eliminarse y no encontramos fóvea en la exploración.
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¿En qué zonas se manifiesta más la temida retención de líquidos?
La doctora nos explica que existen dos tipos de edemas: los generalizados y los localizados. “El edema puede afectar cualquier parte del cuerpo, pero hay más probabilidades de que aparezca en las piernas, los pies y en la zona sacra si la persona está encamada. Los que provocan una hinchazón difusa de todos los tejidos del cuerpo suelen ser los causados por insuficiencia cardiaca, hepática o renal”, puntualiza.
¿Hay personas con un mayor riesgo de retener líquidos?
Una de las dudas que nos planteamos es si hay factores de riesgo que pueden hacer que haya personas que tengan más tendencia a retener líquidos. “Como comentábamos en el apartado anterior, las personas con enfermedades del corazón, del hígado o de los riñones al descompensarse sus enfermedades presentan con frecuencia acumulo de líquido generalizado que a veces obliga ingresar en el hospital para tratamiento”, explica la doctora, que hace también mención a dos etapas concretas de la vida de la mujer. “El embarazo puede provocar edemas y también en algunas mujeres ciertos días del ciclo menstrual notan la sintomatología explicada antes”, nos dice.
Y no podemos pasar por alto la influencia de ciertos medicamentos. Así, aquellas personas que toman ciertas familias de medicamentos para la tensión arterial pueden presentar edemas en las piernas como efecto secundario, lo mismo ocurre con los antiinflamatorios no esteroideos o AINES como el Ibuprofeno o el Diclofenaco. Y los corticoides también pueden dar un edema más generalizado.
En todos esos casos, es importante controlar el peso, pues es, en opinión de la especialista una herramienta que nos ayuda a detectar de forma precoz la retención de líquidos y ajustar el tratamiento antes de que el edema sea generalizado, ello supone una ganancia de más de 3 litros.
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¿Cuáles son las principales causas de la retención de líquidos?
En ocasiones, los edemas no suponen ningún tipo de gravedad, pero en otras puede ser el inicio de una enfermedad importante que requiere tratamiento. “Los casos leves pueden deberse a estar sentado durante mucho tiempo, comer con exceso de sal, estar embarazada, tener síndrome premenstrual, efecto secundario de algún medicamento (antihipertensivos, antiinflamatorios, corticoides, etc.)”, nos detalla la doctora Vericat, que añade que entre las enfermedades que pueden causar edema tenemos la insuficiencia cardiaca congestiva, la enfermedad renal o hepática, la insuficiencia venosa en extremidades inferiores (varices), la trombosis venosa profunda, enfermedades tiroideas, linfangitis y celulitis y falta grave de proteínas, como las más frecuentes.
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Consejos para evitar la retención de líquidos
Teniendo claras las causas y cómo se manifiesta, el quid de la cuestión es saber qué podemos hacer para tratar de evitarla. “Para poder tratar una retención correctamente, lo primero que hay que saber es si la retención es patológica o no, porque el tratamiento de la retención varía en función de esto. Si es grave, debemos acudir al médico para realizar un diagnóstico correcto e iniciar tratamiento”, anticipa la especialista.
Mientras, si es leve y no hay asociado ningún problema médico, la doctora nos explica que será suficiente con que limitemos la ingesta de sal en la dieta evitando sobre todo alimentos procesados y hacer algo de actividad física como caminar 30 minutos cada día a paso ligero. También es aconsejable usar ropa cómoda que no apriete, descansar con las piernas elevadas y no exponerse a fuentes de calor a temperaturas elevadas.