Tal vez cuando has tenido un granito en tu piel has tenido la tentación de manipularlo. Es algo habitual, que sabes que debes evitar y la mayoría de las veces lo haces. El problema llega cuando no eres capaz de controlar ese impulso y, nada más localizar la más mínima aspereza de tu piel, no dudas en exprimir frenéticamente todos tus puntos negros y granitos o quitar uno a uno todos los pelos encarnados de tus piernas. Es, sin duda, un mal hábito para tu piel, pero entramos también en el terreno de los Trastornos Obsesivos Compulsivos (TOC), en concreto uno bautizado como dermatilomanía, que consiste en una obsesión por tocar y empeorar las "imperfecciones" de la piel, tal y como nos detalla la Dra. Arantxa Arana, dermatóloga de la Clínica Pérez Sevilla.
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¿Qué es la dermatilomanía?
También se la conoce como trastorno de excoriación o skin picking, y los expertos coinciden en que está a medio camino entre el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) y la adicción. “Se trata de un trastorno psicológico relacionado con la piel en el que una persona se siente impulsada a rascar, pellizcar, excavar o frotar repetidamente su piel, a menudo causando lesiones o daños en la misma”, detalla la experta, que aclara que estas acciones generalmente se dirigen a áreas específicas del cuerpo, como la cara, los labios, las manos, los brazos o cualquier otra parte accesible. Como decíamos, este trastorno puede ser un comportamiento compulsivo, donde la persona siente una fuerte urgencia o impulso irresistible de manipular la piel, a menudo en respuesta a sensaciones de picazón, estrés, ansiedad, aburrimiento o incluso sin ser consciente de hacerlo. Sin embargo, después se sienten peor porque dejan lesiones y marcas en su piel que son visibles y, posteriormente, más difíciles de tratar.
El problema, claro está, son las consecuencias, pues la dermatilomanía puede provocar heridas, cicatrices, infecciones cutáneas y problemas emocionales debido a la vergüenza, la culpa o la preocupación por las consecuencias físicas. La doctora detalla que es importante destacar que este trastorno puede interferir significativamente con la vida diaria y, en algunos casos, puede requerir intervención médica o terapéutica para ayudar a controlar los impulsos y reducir el daño a la piel.
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Así se manifiesta la dermatilomanía
Tal y como explica la dermatóloga, los síntomas de la dermatilomanía pueden variar entre las personas, pero generalmente incluyen una serie de comportamientos y experiencias asociadas con el trastorno que, eso sí, pueden variar en su gravedad y frecuencia de una persona a otra:
- Comportamientos repetitivos de manipulación de la piel, es decir, la persona afectada puede tener dificultad para resistir el impulso de rascar, pellizcar, excavar, frotar o tocar la piel de manera repetitiva.
- Además, se producen sentimientos de tensión o ansiedad antes de realizar los comportamientos de manipulación de la piel, acompañados de una sensación de alivio o gratificación momentánea al realizar la manipulación de la piel.
- También les resulta difícil de controlar estos comportamientos por sí mismas y, normalmente, les afecta en su vida diaria, tanto en sus actividades cotidianas, relaciones interpersonales, su autoestima, como en su salud emocional.
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El vínculo entre el acné y la dermatilomanía
Como es obvio, existe un vínculo entre el acné y la dermatilomanía, pues cuantas más lesiones cutáneas aparezcan, más puede aumentar la probabilidad de querer manipularlas. Pero lo cierto es que no todas las personas que padecen acné desarrollan dermatilomanía, ni todos los que tienen dermatilomanía sufren de acné. Esta es una afección cutánea común que involucra la obstrucción de los poros de la piel debido a la sobreproducción de sebo, la acumulación de células muertas de la piel y la proliferación bacteriana. Las lesiones del acné pueden incluir puntos negros, espinillas, pápulas, pústulas o quistes. “Algunas personas que tienen acné pueden sentir la necesidad de manipular constantemente sus lesiones cutáneas. Esto puede ser impulsado por el deseo de eliminar los puntos negros o espinillas, pero a menudo lleva a una manipulación excesiva que resulta en daño adicional a la piel. Esta manipulación excesiva y repetitiva de las lesiones de acné podría llevar al desarrollo de dermatilomanía. Por ello, es fundamental abordar tanto el acné como la dermatilomanía de manera integral y buscar la ayuda de profesionales de la salud, como dermatólogos y psicoterapeutas, para manejar adecuadamente ambas afecciones”, apunta la experta.
Por todo ello, es fundamental recurrir a tratamientos para solucuionar el problema de acné, como exfoliaciones, una buena rutina de limpieza cutánea y, en casos necesarios, tratamientos dermatológicos, que pueden incluir láser, luz pulsada o peelings químico médicos. En casos más extremos, es necesario recurrir a la ayuda de la terapia psicológica para tratar de controlar este TOC.