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Entrevista

Ana González y José Mendiola nos explican cómo podemos vivir más lento

Ella divulgadora de estilo de vida más lento para recuperar nuestra salud física y mental. Él emprendedor y experto en 'slow life'. Ambos nos explican en qué consiste esta filosofía, qué beneficios encontraremos y cómo podemos aplicarla en un mundo con un ritmo vertiginoso.


Actualizado 29 de enero de 2024 - 18:27 CET

¿Tienes la sensación de que cada día es un clon del anterior? ¿Que vives en una especie de Día de la Marmota? ¿Que cada jornada es lo mismo: despertarse, tomarse el café rápido, pelearse con el tráfico o con el transporte público, pasar ocho horas o más en la oficina, volver a casa, cenar, acostarse y al día siguiente vuelta a empezar? No tiene por qué ser así. Esto es lo que nos proponen Ana González (@Hendayestyley) y Jose Mendiola, fundador de SSLOW, una marca centrada en productos slow life, autores del libro El arte de vivir más lento (Ed. Alienta). Hemos conversado con ellos para que nos expliquen de qué manera podemos parar este ritmo tan frenético que nos impone la sociedad y cómo se aplica la filosofía slow.

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¿Qué es un estilo de vida 'slow'?

Ana es la primera que toma la palabra y señala que, para ella, vivir más despacio es vivir presente, seleccionar a qué quiero dedicar mi tiempo para poder después DISFRUTAR de eso que conscientemente he elegido. ¿La motivación? Vivir de verdad, de unos años hasta el momento en que decidí empezar a vivir así, sentía que no no estaba "viviendo". Observaba y dirigía una vida, pero no era la mía. Seguía una corriente, la que la sociedad dictaba, pero no me había parado a reflexionar si eso, era lo que yo de verdad quería.

Algo que comparte Jose, para quien este tipo de filosofía de vida es significa ser consciente de que el sistema nos ha impuesto un ritmo que va contra la naturaleza humana: entregar nuestro activo más valioso, el tiempo, a cambio de dinero."Y las tuercas se aprietan cada vez más: más tiempo a cambio de cada vez menos dinero en una sociedad más cara. La salud se resiente y hay que “bajarse” de ese tren ahora que estamos a tiempo".

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Los cambios que notarás si vives más lento

Cuando les preguntamos cómo influye la adopción de un estilo de vida más lento en nuestro día a día, Ana resalta que en lo que más afecta es en el disfrute. Y afirma que no hacen falta grandes cosas, cuando vives bajo esta filosofía, son los pequeños detalles los que cobran forma, desde la actitud que tomas para enfrentarte al trabajo diario, hasta el hecho de tomar un café tranquila o preparar la cena para la familia. "Yo diría que ahora disfruto de mi vida. Y claro que como todos, hay momentos de velocidad y prisa, ¡muchos! pero compenso con todos esos que yo elijo vivir de esta nueva forma, hasta de las responsabilidades diarias", asegura.

Su compañero de proyecto suscribe sus palabras y añade que la adopción de este estilo de vida "es un cambio copernicano. "Por un lado, cambiamos nuestras prioridades: nos fijamos más en los amaneceres, en nuestros seres queridos. Por otro, somos más precisos en nuestro trabajo: eliminamos lo superfluo y nos centramos en el objetivo a cumplir. Somos, paradójicamente, más productivos".

Uno de los obstáculos con los que nos podemos encontrar cuando nos proponemos este estilo de vida slow es cómo casar esta filosofía con el ritmo trepidante que nos impone la sociedad, con nuestras responsabilidades. Para Ana "las responsabilidades van a seguir existiendo, esas no podemos cambiarlas, sí podemos cambiar el cómo enfrentarnos a ellas, y ahí ya tendríamos mucho ganado. Pero el día también nos deja horas libres. En estas horas es donde encontramos el margen de maniobra. Quizá un día no puedas dedicarte ese rato que te gustaría, pero mira la semana, seguro que en la semana tienes huecos. Úsalos bien. Planifica tus jornadas, emplea bien tu tiempo, trabaja tu productividad… el tiempo es un recurso, y como todo, hay que aprender a gestionarlo, aunque sea para perderlo".

Opinión que comparte José, quien añade que básicamente, se trata de concienciarse (ver el problema es el comienzo de la “sanación”), y luego establecer prioridades y simplificar. Nos sobra prácticamente la mitad de lo que tenemos en casa.

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¿De verdad nos impide la tecnología adoptar un estilo de vida 'slow'?

Otro de los aspectos que nos resulta interesante abordar es el uso de la tecnología y si esta nos puede realmente impedir llevar una vida más 'lenta'. Como señala la coautora del libro, la tecnología es una herramienta maravillosa, pero mal empleada es un ladrón de vida. Las redes sociales están preparadas para darnos lo que necesitamos en cada momento, y esto nos engancha. Nos arrastra y nos hace perder muchas horas. Horas que no estamos dedicando a ese libro que tengo ganas de leer, a ese paseo por la playa después de comer o a empezar en el gimnasio como me prometí a principio de año.

"Nos quejamos por no tener tiempo pero ¿os habéis parado a mirar cuántas horas al día pasas mirando tu móvil? Aquí yo al menos tengo aún trabajo por hacer... gestionar la cuenta de @hendayestyle me lleva mi tiempo. Me ha dado mucho, pero también me ha robado muchas horas. Es cuestión de encontrar el equilibrio".

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Alimentación consciente

La alimentación es otro punto que se ha visto muy afectado por este mundo tan vertiginoso en el que vivimos. Apenas nos paramos a comer y, cuando lo hacemos, muchas veces no prestamos atención. Sin embargo, comer con consciencia nos alimenta mejor. "La alimentación o cualquiera de los otros pilares que sustentan nuestra salud y nuestro bienestar. La alimentación puede ser un simple aporte de calorías o una conexión con nosotros mismos. Con los alimentos nutrimos nuestro cuerpo, podemos darle lo que necesita. Pero normalmente es un acto que realizamos de forma automática, sin pararnos a pensar ¿tenemos hambre o es sólo que no soy capaz de gestionar una emoción? ¿esto le viene bien a mi cuerpo? ¿sigo comiendo o ya he tenido suficiente? y ni que decir tiene el ser capaz de disfrutar de los sabores y texturas de una buena comida que muchas veces pasan desapercibidos por ni siquiera ser conscientes de que estamos comiendo", sostiene Ana.

"Yo antes bebía a diario un vino, una cerveza, casi por imposición social. Ahora solo lo hago el fin de semana y con familia y amigos y disfrutando del momento. Nuevamente, hay que estar muy alerta de los estímulos que nos llegan de fuera y nos fuerzan a hacer cosas que van contra nuestra naturaleza", agrega Jose.

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Estrategias para vivir más lento

Como conclusión, Ana González nos recuerda que este camino se hace despacio, poco a poco, adoptando pequeños hábitos diarios que vayan moldeando tu vida actual. No hay que cambiar radicalmente de vida para vivir lento, hay que adaptar la que ya tenemos a las circunstancias, y desde la calma y el disfrute de lo que ya se tiene, ir dando los pasos para lograr esos cambios (o sueños) más grandes que todos queremos conseguir. Empieza por estar presente, ser consciente de lo que tienes para saber hasta dónde quieres llegar.

"No hay que desanimarse el cambio es posible y el horizonte no puede ser más esperanzador: una calidad de vida muy superior, mejor humor (seremos mejores parejas, padres, hijos y amigos), y posiblemente, la vida nos lo devuelva con una mejor situación económica. Hay que invertir en lo único que es realmente nuestro y un día no lo tendremos: el tiempo", concluye Jose Mendiola.

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