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mujer sonriente© Adobe Stock

7 cosas que te hubiera gustado saber antes sobre la menopausia

Es una etapa llena de cambios para la mujer, pero lo cierto es que también está rodeada de falsos mitos que convendría tener bien presentes con antelación


Actualizado 29 de enero de 2024 - 9:21 CET

La menopausia marca, sin duda, un antes y un después para muchas mujeres. Es una etapa llena de cambios, tanto a nivel físico como psicológico. Pero lo cierto es que estamos, también, ante un momento repleto de falsos mitos que convendría tener bien presentes con antelación. Por eso, le hemos preguntado a una experta al respecto. “Hoy en día, encontramos que en la sociedad se ha instaurado miedo con respecto a la llegada de la menopausia. Por un lado, las mujeres temen engordar, tener sofocos, sequedad vaginal, perder apetito sexual y que empeore su calidad de vida, pensando que esta etapa implica una decadencia en la salud general. Es más, muchas veces se considera una enfermedad, cuando en realidad es una transición natural de la vida”, nos anticipa la doctora Desiree Trama, de la Unidad de Menopausia de Dexeus Mujer.

“Considero que, por suerte, y con el pasar de los años, las mujeres son más conscientes de consultar al médico especialista todas aquellas dudas que las aquejan. Si bien algunas cuestiones con respecto a la sexualidad, como la sequedad vaginal, o la disminución de la libido todavía se considera un tema tabú entre algunas mujeres, cada vez consultan más por este tipo de sintomatología. Inclusive, y con la presencia de cuestiones médicas en las redes sociales, muchas mujeres consultan directamente preguntando por tratamientos más novedosos, entre los que encontramos la ginecología regenerativa”, explica la experta, quien nos ha resumido las 7 cosas que tienes que saber antes de que llegue esa etapa. Toma nota.

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1. No es lo mismo el climaterio que la menopausia

La menopausia implica la ausencia de menstruación en los últimos 12 meses, mientras que el climaterio es el momento de transición entre la etapa reproductiva y no reproductiva, secundario al agotamiento ovárico, que tiene una duración de entre 5 a 15 años. En este periodo de transición es donde progresivamente acontecen una serie de cambios tanto físicos como psicológicos que pueden afectar la calidad de vida.

2. Aparece de forma súbita

Muchas mujeres creen que la menopausia ocurre de forma súbita, que por un período relativamente corto de tiempo empezarán a tener baches sin reglas y que de esa forma un día no volverán a tener menstruación, lo cual es falso. Los primeros síntomas de la transición a la menopausia suelen ser las alteraciones del patrón menstrual, principalmente ocurriendo ciclos más cortos y muchas veces más abundantes. Por eso, no es infrecuente que muchas pacientes presenten anemia ferropénica durante esta etapa.

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3. Todas las mujeres van a tener sofocos

Si bien alrededor de un 60-80% de las mujeres van a presentarlos, no todas tendrán la misma intensidad y la misma duración. Es decir, hay mujeres que pueden tener únicamente sofocos nocturnos, mientras que otras mujeres pueden tener sofocos incapacitantes durante todo el día. En general suelen durar entre 1 a 3 años, aunque hay un pequeño porcentaje de mujeres que pueden tenerlos hasta 10 a 15 años después.

4. Todas las mujeres van a perder la libido

Si bien esto puede ocurrir por la disminución de testosterona que se da también en las mujeres en esta etapa, no se puede generalizar. Recordemos que el órgano sexual más importante es el cerebro, y las mujeres que previamente eran sexualmente activas, lo más probable es que lo continúen siendo. Además, la menopausia es una excelente oportunidad para reencontrarse con la pareja sexual. Lo más importante va a ser encontrar el disfrute mutuo, tener una buena comunicación, y en caso de sequedad vaginal o molestias con las relaciones sexuales, realizar un tratamiento adecuado para evitar el dolor. Presentar dolor con las relaciones sexuales conlleva evitarlas, a la vez que inhibe la libido.

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5. ¿Es posible un embarazo?

Otra creencia que es muy importante mencionar, es que muchas mujeres consideran que durante esta etapa no puede ocurrir un embarazo, lo cual es falso. Hasta que no ocurra la menopausia instaurada, hay ovulación y pueden quedarse embarazadas. Por dicho motivo, es importante continuar con un método anticonceptivo de confianza.

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6. Se aumenta siempre de peso

Las mujeres que llegan a la menopausia en la actualidad son muy diferentes a las de generaciones anteriores. Una gran mayoría son activas, que cuidan su alimentación y realizan actividad física, es por eso que no podemos generalizar el impacto que puede llegar a tener la menopausia en la vida de todas. La grasa tiene una tendencia a modificarse en la menopausia, y es que durante la etapa reproductiva los estrógenos predisponen a acumular grasa a nivel de caderas y muslos, adoptando “forma de pera”, mientras que, en la menopausia, por la disminución de los estrógenos, se redistribuye la grasa, acumulándose a nivel abdominal, adoptando “forma de manzana”. Sin embargo, las pacientes activas que continúan con los mismos hábitos, no tienen por qué aumentar de peso durante esta etapa. Es conocido que las mujeres que mantienen su peso corporal, tienen menor riesgo de tener patología cardiovascular y de desarrollar sofocos durante este período, aunque hay otros factores involucrados.

7. Miedo generalizado a las hormonas

A partir de la publicación del estudio Women’s Health Initiative (WHI), la terapia hormonal de la menopausia se encuentra demonizada. En este estudio se buscaba valorar los beneficios de la terapia hormonal de la menopausia en la prevención cardiovascular, pero que se tuvo que cancelar al observar un incremento del riesgo de cáncer de mama y de efectos cardiovasculares por un error de diseño del estudio. Veinte años después del WHI, podemos decir que la evidencia sobre los beneficios de la terapia hormonal de la menopausia es aplastante, y es una herramienta que se ha negado a las mujeres durante mucho tiempo, por desconocimiento y temor de la sociedad y también por el temor de su indicación por parte de los profesionales de la salud.

Dentro de los beneficios de la terapia hormonal, actualmente sabemos que tiene protección de la salud cardiovascular y osteomuscular, la mejoría de la sintomatología climatérica, el sueño y la funcionalidad sexual. Sin embargo, la indicación de la terapia hormonal se realiza de forma específica dependiendo de la sintomatología, los antecedentes y hábitos de cada mujer.

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Una certeza: es una etapa llena de cambios

Lo que no es un mito es que estamos ante una etapa que afecta la vida de las mujeres, en mayor o menor medida. “Ciertamente, como toda etapa de transición en la vida tiene una afectación. Sin embargo, esto no quiere decir que tenga que ser de forma negativa. Muchas mujeres al llegar a esta etapa se hacen mucho más conscientes de su corporalidad y de la importancia de mantener hábitos de vida saludables. También, muchas que ya han superado la etapa de la crianza de hijos toman esta etapa de la vida como una oportunidad para enfocarse en ellas y en reconectar con la pareja, si hubiere”, nos detalla. Por eso, en el caso de que aparecieran síntomas que afecten la calidad de vida, lo más importante es consultar con el ginecólogo de confianza para realizar un tratamiento de la forma más precoz posible, para poder disfrutar de la vida plenamente.

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Recomendaciones útiles

Teniendo todo esto en cuenta, la ginecóloga nos cuenta que la recomendación más importante para las pacientes en todas las etapas de su vida, y particularmente en esta, es establecer hábitos saludables.

  • La realización de actividad física, y en especial realizar ejercicio de fuerza (como pesas o caminatas con esfuerzo) para prevenir la pérdida de fuerza (dinapenia) y de masa muscular (sarcopenia) es esencial. Además, este tipo de ejercicios ayuda a prevenir la pérdida ósea”, apunta.
  • Y no podemos olvidar la alimentación, otro de los pilares más importantes. Aprender a alimentarse bien es fundamental, en lo posible siguiendo una dieta mediterránea. Se recomienda priorizar grasas ricas en omega-3, que encontramos en el pescado azul, frutos secos y aceite de oliva virgen extra. “El consumo de carbohidratos no debe superar el 10% de las calorías totales diarias, y se deben priorizar los hidratos de carbono complejos, que encontramos en los cereales, pan integral, arroz, pasta y patata. En lo posible priorizar el consumo de carnes blancas, pescado y huevo sobre el de carnes rojas. También, consumir alimentos ricos en calcio, como los quesos (principalmente Gruyere, emmental, roquefort, manchego fresco), las sardinas en aceite, almendras, avellanas, cigalas, langostinos, gambas, yogur, judías blancas, entre otras”, dice.
  • No debemos olvidarnos del aporte diario de vitamina D, importante para poder fijar el calcio a los huesos. Su principal fuente proviene de la exposición solar, así que se recomienda realizar actividad física al aire libre o exponerse 15 minutos diarios al sol sin protección solar. También podemos encontrarla en la yema del huevo, los champiñones, algunos pescados (trucha, salmón, atún, caballa), y en el hígado de vaca.
  • La doctora nos explica que la serotonina es un neurotransmisor que cumple un rol fundamental en esta etapa de la vida. Por un lado, la serotonina es la encargada de que mantengamos un buen estado de ánimo, y también regula la temperatura corporal. Es por ello que los sofocos y la depresión se asocian a la falta de este neurotransmisor. El triptófano es un precursor de la serotonina, que después de absorberse, se convierte en 5-hidroxitriptófano, y posteriormente en serotonina. Estos son también precursores de la melatonina, hormona involucrada en el sueño. En esta etapa muchas pacientes se quejan de insomnio, y es por ello que tener buenos hábitos de sueño asociado a aumentar el consumo de alimentos con este precursor puede ser una buena estrategia para conciliarlo. Los alimentos ricos en triptófano incluyen: semillas de calabaza, de sésamo, la soja (que además es un fitoestrógeno), el pollo, pavo, atún, cordero, huevo, lentejas, garbanzos, entre otros.
  • “Finalmente, abandonar el hábito tabáquico. Las mujeres fumadoras tienen un riesgo más elevado de desarrollar una menopausia precoz, padecer sofocos durante el climaterio, presentar osteoporosis, enfermedades cardiovasculares, además de aumentar el riesgo de padecer cáncer de pulmón, mama, endometrio, vejiga, esófago, laringe, entre otros”, concluye.

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