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getty mujer feliz© Getty Images

Mentalidad 'begrow': la clave para ser más feliz

Entrevistamos a Isabel Trueba, la autora del libro 'Yonquis emocionales', un manual que nos sirve para ponernos en modo 'on', para construir una vida mejor


Actualizado 26 de enero de 2024 - 14:31 CET

Isabel Trueba es neurocoach, mentora, conferenciante, una apasionada por el funcionamiento de la mente y experta en desarrollo del talento emocional. Ha escrito el libro Yonquis emocionales (Ed. Alienta) un libro que profundiza en cómo funciona nuestro cerebro, para poder entendernos mejor, conseguir desbloquear una mentalidad que nos impide alcanzar la paz interior, la felicidad y la sensación de éxito personal. Hablamos con ella para que nos cuente qué podemos hacer para dejar de sabotearnos y ser esclavos de nuestras emociones para alcanzar una vida más plena y, en la medida de lo posible, ser más felices.

- Leer: Las 8 claves de la felicidad, según la neurociencia

¿Cómo surgió la idea de desarrollar la metodología BEGROW y convertirla en una filosofía de vida?

Begrow nació de la necesidad de mis alumnos de tener un proceso claro y sobretodo práctico que les ayudase a romper con sus patrones mentales automáticos que les impedían lograr sus objetivos. Casi el 100% de las personas con las que he trabajado, me trasladan su frustración: me dicen que saben la teoría, que saben lo que deberían hacer, pero a la hora de la verdad, algo se lo impide. Ese “algo” son sus pilotos automáticos de la mente emocional.

Por ejemplo, una madre que quiere una buena relación con su hijo adolescente, pero pierde los papeles cada vez que ve el cuarto desordenado, recibe una mala contestación, o lo ve tirado en el sofá. Ella puede ser consciente de que gritar no es el camino para mejorar esa relación, pero a pesar de sus buenas intenciones, es incapaz de controlar su enfado.

Begrow es un modelo que no solo te marca ese proceso, además, te proporciona las herramientas prácticas necesarias para entrenar ese patrón mental que permita a esa madre a enfadarse desde la serenidad. Este proceso no se hace en dos días, el cerebro necesita muchas veces poquito para modelarse, y por eso me gusta ofrecerlo como una filosofía de vida. Ser consciente cada día que algo puedes hacer para mejorar.

En el proceso de reprogramación del cerebro según la metodología BEGROW, mencionas la importancia de crear un patrón mental nuevo. ¿Cómo se logra este cambio?

Un nuevo patrón es un nuevo aprendizaje. El cerebro aprende por supervivencia constantemente desde que hacemos, y va grabando patrones, para permitirnos funcionar en modo “piloto automático” de esta manera ahorramos energía. ¡Imagina que tuviésemos que pensar cada cosa que hacemos en un día! Sería una locura. El problema llega cuando algunos patrones que aprendimos en el pasado y nos funcionaron, ya no nos son útiles, pero la mente no lo sabe.

Para crear nuevos patrones necesitamos tomar conciencia del origen del patrón que nos limita, para después ponernos unos objetivos y entrenar con la práctica. Y esta es la clave: la práctica y ser perseverante. Es el mismo proceso que utilizamos cuando aprendimos a montar en bicicleta o conducir. Al principio parece imposible, pero a base de repetir, el cerebro graba ese nuevo patrón y ya lo utiliza sin que te des cuenta. Así logramos los cambios.

Mujer feliz© Getty Images


También hablas sobre la importancia de descubrir la información que está "debajo del agua" en nuestro interior. ¿Cómo pueden las personas explorar esa información oculta para lograr un cambio significativo en sus vidas?

Si, esta fase de autoconocimiento y de tomarse tiempo para entender cómo y porqué utilizamos nuestros patrones es la primera y es muy necesaria, ya que cada uno de nosotros tenemos el origen de nuestra conducta en “disparadores” diferentes. No todos nos enfadamos por lo mismo, por ejemplo.

Para lograr conocer qué pasa en nuestro cerebro más inconsciente lo primero que necesitamos es querer hacerlo. Me encuentro con personas a diario que les cuesta mucho enfrentarse a si mismas, o personas que sienten que lo hacen todo bien y no necesitan mejorar nada. Tomar la decisión de querer ser mejor es imprescindible.

Cuando ya decides que quieres hacerlo, que quieres mejorar, yo recomiendo buscar ayuda. Es cierto que en internet hay mucha información, pero no todo es útil para todos. Puedes pasar mucho tiempo probando sin resultados y al final desesperarte o dejar de creer en que puedes lograrlo. Yo misma tardé años en conseguirlo. Un buen libro, o un profesional que te guíe te va ahorrar tiempo y frustración. Lo importante es ponerse en acción, porque nadie construye su futuro con buenas intenciones. Hace falta poner acción.

Existen muchas herramientas para lograr explorar en nuestro interior. Pero si tengo que elegir una, la escritura es una herramienta muy útil. Escribir sin filtro sobre aquello que nos preocupa, nos enfada, nos entristece, ayuda a sacar creencias, y heridas escondidas. Además, cuando escribimos a mano, se produce una conexión con el cerebro impresionante.

En el capítulo sobre el viaje hacia una mentalidad BEGROW, comparas la mente con un ordenador. ¿Cómo podemos mejorar el rendimiento de nuestra "mente-ordenador" y superar los obstáculos que la ralentizan o bloquean?

Utilizando la comparación del ordenador, lo primero que necesitamos en comprender como funciona en “hardware” de ese ordenador. Los cables, la memoria… para comprenderlo. Y después necesitamos explorar los programas que están instalados en él, que serían nuestros programas mentales. Saber cuales son mis debilidades y fortalezas a nivel genético, qué creencias me hacen comportarme como lo hago, cuales son mis valores, mis prioridades, qué me hace realmente feliz, cuál es mi diálogo interno, mi voz interior ¿me ayuda o me limita?, cómo me relaciono con los demás, cómo gestiono mis emociones… La idea es tener un esquema de mi personalidad, como explico en el libro, para poder decidir de todos esos programas, cuales me son útiles y me impulsan hacia donde quiero estar, y cuales me limitan y necesito re programar.

Con esa información puedes hacer un plan de acción convertir en técnico de tu propia mente, e ir utilizando diferentes herramientas de entrenamiento para poco a poco cambiar esos pensamientos, emociones y/o conductas que me bloquean.

Si descubro por ejemplo, que mi sobre exigencia me está llevando a unos niveles de ansiedad elevados, y que afecta a mi relación de pareja, pues le exijo que sea como yo quiero, podré ponerme objetivos para fluir más, y bajar esa autoexigencia sin sentirme culpable por ello.

- Leer: Cómo educar al cerebro para ser más feliz

Haces referencia a la coexistencia de dos personajes en nuestra mente: el "lobo" impulsivo y el "ser humano" racional. ¿Cómo afectan estas dos facetas a nuestras emociones y decisiones diarias?

¡Afectan constantemente! La lucha entre el cerebro reptiliano y el racional es diaria. Y ambos utilizan las emociones para que reaccionemos y ponernos en acción. A mi me gusta visualizarlo como aquellos dibujos animados que tenían el diablo y el angelito hablándoles cada uno en un hombro. Constantemente luchamos con pensamientos y diálogos propios que nos dicen cosas terribles, o maravillosas. El “lobo” si puede, querrá mantenerte en alerta todo el tiempo, diciéndote que tienes que tener cuidado con todo, poniente a la defensiva.. porque es su naturaleza. Nuestros trabajo consiste en primero ser capaces de escuchar esas voces e identificar quien me está hablando, para luego decidir a quien hago caso. Ojo que el proceso no consiste en aniquilar al lobo, ya que hay veces que tiene razón, consiste más bien en calmarlo, cuando vemos que la alerta que no envía no tiene sentido y no nos ayuda.

Por ejemplo, si quieres cambiar de trabajo con 40 años para iniciar un emprendimiento, lo natural es que el “lobo” se vuelva loco y te empiece a recordar todo lo que vas a perder y lo mal que puede salir. Es natural, pero los seres humanos tenemos el privilegio de tener una mente racional que bien entrenada, puede ser más objetiva, y contarle al lobo que a pesar de la incertidumbre, también tienes una oportunidad, recordarte lo que puedes ganar, y todas las cualidades y recursos que te van a ayudar a lograrlo. Si haces caso al “lobo” te quedarás con miedo y seguramente no hagas nada por cambiar tu situación, mientras que entrenando ese pensamiento más objetivo, podrás generarte motivación, e ilusión, para al menos, comenzar a poner acción.

Chica escribiendo en una libreta© Adobe Stock


Hablando de las emociones, destacas la importancia de gestionarlas eficazmente para alcanzar objetivos y sentirnos felices. ¿Podrías compartir alguna herramienta práctica para mejorar la gestión emocional en la vida diaria?

Las emociones existen para ponernos en acción. Por lo tanto, cuánto mejor sea la calidad de tus emociones, mejores decisiones vas a tomar, mejorarán tus relaciones, tu salud, y tu sensación de felicidad. Por eso es tan importante aprender a cuidarlas.

Las herramientas van a depender de la necesidad de cada uno. Una persona que tiene un modelo evitativo, y que vive ignorando las emociones desagradables, esas personas que prefieren hacer para no pensar, van a necesitar herramientas que les ayuden re conectar con sus emociones. Ver películas sin sonido, por ejemplo, es un ejercicio para ayudar al cerebro a reactivarse.

Sin embargo, alguien que se deja secuestrar demasiado a menudo por la ira, o la inseguridad, necesita herramientas para dejar ir esas emociones cuando le hacen daño y transformarlas en serenidad o seguridad. Trabajar el circuito emocional es una buena herramienta entre otras muchas para lograrlo y que explico en el libro.

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También hablas sobre la inteligencia emocional rebelde. ¿Cómo influyen las emociones en nuestros resultados de vida y cómo podemos trabajar en nuestra agilidad emocional para mantener el control en diversas situaciones?

Las emociones condicionan nuestros resultados de vida. Como decía antes, la función de las emociones es ponernos en acción para que reaccionemos antes un estímulo que el cerebro considera importante. El enfado existe para que puedas defenderte de alguien que amenaza tu seguridad, por ejemplo. Por lo tanto, todas nuestras conductas están condicionadas por una emoción. Cuando la emoción no es la adecuada, tampoco lo será mi conducta, y eso va a repercutir en los resultados que tengo en la vida.

Si tengo miedo a equivocarme, caeré en parálisis por análisis, no pondré acción, y perderé oportunidades. Si no soy capaz de controlar la ira, seguiré peleando con mis hijos y deteriorando mi relación con ellos… en inevitable.

Entrenar la agilidad emocional consiste en prestar atención a todas mis emociones. Da igual si son agradables o no, tengo que hacerles caso. Y después valoro si esa emoción me es útil o no. Si es útil me permito sentirla, y si no lo es, entreno para aprender a dejarla ir y sustituirla por otra que me ayude.

Pongamos un ejemplo con el enfado. Conozco personas que dicen que no se enfadan nunca porque no les gusta el conflicto. Esto es un error, porque entonces, no serás capaz de poner límites y en algún momento te arrepentirás. Uno puede aprender a enfadarse desde la serenidad, y poner límites. Ese sería el objetivo ideal.

Mencionas la conexión entre la realidad y la construcción mental. ¿Cómo podemos superar las creencias limitantes y modificar nuestra percepción de la realidad para obtener resultados más positivos?

Todos vivimos en base a creencias constantemente, ya que no es posible que seamos objetivos al 100%. El cerebro tiene la manía de filtrar la información que recibe, y lo suele hacer según le conviene. Es decir, para darte la razón, para justificar conductas que no te gustan, para eludir responsabilidad… Todo lo que ocurre si lo piensas, tiene diferentes perspectivas de interpretación. Alguien que te hable mal, puede hacerlo porque no le gustas, o porque está cansado y ha tenido un mal día. Esa construcción de la realidad, se convierte en creencias y como bien dices algunas nos limitan a la hora de conseguir objetivos y paz interior. El primer paso para modificar creencias es descubrir cuales son esas creencias. Ten en cuenta que para cada uno de nosotros nuestras creencias son verdades absolutas, por lo que no siempre es fácil etiquetarlas como lo que son. Ya simplemente descubriéndolas ayuda mucho a quitarles poder. El siguiente paso consiste en realizar ejercicios (como siempre la práctica), de cambios de creencias. Sé que soy muy insistente con la práctica pero ¡sin acción no hay resultados!

- Leer: Creencias limitantes, un freno que nos impide crecer

En el capítulo sobre la interacción con otros, destacas la importancia de la empatía y la comunicación efectiva. ¿Puedes proporcionar algunos consejos prácticos para mejorar nuestras habilidades de conexión interpersonal?

La empatía consiste en ponerse en el lugar del otro. Pero de cualquiera, no solo quien nos cae bien o sufre. El “lobo” suele ponerse a defensiva cuando se encuentra frente a alguien que no piensa o actúa como él. Trabajar la empatía consiste en aceptar y comprender que cada mente es un mundo, y cada persona tiene sus “lobos”, sus creencias, sus heridas, sus circunstancias… no tomarnos como un ataque personal las cosas. Intentar como explicaba antes, buscar otras perspectivas de porque esa persona dice o hace las cosas que sea más amable.

Para cuidar la comunicación el primer consejo es que cuides como te comunicas contigo, para después poder comunicarte de manera eficaz con los demás. Si tu voz interior está a la defensiva, vas a reaccionar a la defensiva, y los demás lo van a sentir así.

Al abordar la voluntad y la acción, mencionas la importancia de crear nuevos patrones mentales conscientemente. ¿Cómo pueden las personas desarrollar la voluntad y la disciplina para llevar a cabo estos cambios en su vida diaria?

La voluntad se entrena proporcionando motivos de peso a tu “lobo” para hacer lo que necesitas hacer. Tener muy claros cuales son tus valores, es fundamental para conseguirlo. Por ejemplo, si yo quiero hacer deporte, pero al final busco excusas para no hacerlo, necesito escribir una lista de motivos de peso por los que quiero hacer deporte. Y entre ellos puede estar el valor de la salud, por ejemplo. Si la salud para mí es uno de mis valores más importantes, puedo recordar el “lobo” que quiero hacerlo (y no debo), porque mi salud está por encima de mi pereza.

Otro truco es comenzar poco a poco. No marcarnos objetivos demasiado grandes para que nuestro “lobo” no salga corriendo. Si volvemos al ejemplo del deporte, puedo comenzar por un día a la semana hasta que el cerebro comprenda que le viene bien, y luego ir aumentando. En Yonquis emocionales proporciono muchas herramientas para conseguir entrenar esta voluntad.

Chica escribe en una terraza© Getty Images

Para terminar, también abordas la esencia humana y la transformación de la energía en conciencia. ¿Cómo puede esta comprensión más profunda de nuestra esencia influir en nuestra búsqueda de crecimiento personal y bienestar?

Cuando conocemos el funcionamiento de nuestra mente, nos damos cuenta que esta nos limita. Muchas veces confundimos los conceptos de emoción y sentimientos. Cómo explica Antonio Damasio, un reconocido neurocientífico portugués, ambos conceptos son necesarios para comprender la consciencia. La emoción es algo visible, físico, que ponemos reconocer en el rostro y el cuerpo de las personas, y son reacciones a algo que ocurre. Sin embargo, los sentimientos son internos y subjetivos, es la capacidad del ser humano de identificar que algo pasa en mi cuerpo, es la consciencia. Gracias a ella somos capaces de saber si tenemos hambre, frío, y también tristeza, o alegría, por ejemplo. Esa interpretación de lo que me ocurre es subjetiva, y está limitada por los mecanismos de la mente. Esa consciencia no siempre acompaña a nuestra verdadera esencia como seres humanos capaces de dar y recibir amor, confianza o serenidad infinita.

Cuando esto ocurre, en el momento en el que somos capaces de entender que el como me siento ahora, no me define, me da la libertad de poder cambiarlo y crecer. La consciencia me ayuda a poder responsabilizarme de mis sentimientos. Me ayuda a decidir si quiero realmente avanzar hacia ese bienestar en vez de quedarme encapsulado. Me da la oportunidad de hacer algo y de sacar esa esencia y esa capacidad de vivir de otra manera.

Este es el super poder que tenemos todos los seres humanos y que pocas veces utilizamos. Ojalá este mensaje llegue cada vez a más y más gente, para que podamos hacernos cargo de nuestro bienestar emocional sin depender de lo que ocurre fuera.

- Leer: ¿A ti también te cuesta pedir ayuda?

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