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mujer pensativa© Launchmetrics Spotlight

Pensamientos obsesivos: ¿por qué nos cuesta tanto dejarlos atrás?

Una psicóloga nos explica que comprender bien las causas de este tipo de pensamientos es fundamental para un correcto abordaje del problema


Actualizado 26 de enero de 2024 - 9:48 CET

Hay ocasiones en las que entramos en una rueda de pensamientos que no nos hacen bien. Tanto, que pueden llegar a convertirse en obsesiones que nos acompañan y que no podemos dejar atrás. ¿Qué nos puede llevar a tener pensamientos obsesivos?

Tal y como nos explica Rebeca Cáceres Alfonso, doctora en Psicología y psicóloga sanitaria, Directora de Tribeca Psicólogos, los pensamientos obsesivos pueden ser provocados por una variedad de factores, y la causa exacta puede variar de una persona a otra. Así, en su opinión, algunos de los factores que pueden contribuir a la aparición de pensamientos obsesivos son:

  • Estrés. Altos niveles de estrés pueden desencadenar o agravar pensamientos obsesivos. Las preocupaciones excesivas y la presión constante pueden contribuir a la aparición de patrones de estos pensamientos intrusivos.
  • Factores ambientales. El entorno en el que una persona crece y se desarrolla también puede contribuir a tener un patrón de pensamientos obsesivos.
  • Momento vital. También estos pensamientos obsesivos pueden estar relacionados con no estar a gusto con determinadas partes de nuestra vida como el trabajo, la pareja o incluso nosotros mismos. No saber cómo abordar estas áreas podría contribuir a tener pensamientos obsesivos con la intención de resolver estas situaciones.
  • Emociones. Muchas veces los pensamientos obsesivos son considerados como una defensa por no atrevernos a enfrentar aquello que nos da miedo o que nos duele. En este caso, el pensamiento rumiante se considera un distractor del verdadero problema.
  • Anticipación. Los pensamientos obsesivos pueden aparecer por anticipar situaciones que nos preocupan o que nos dan miedo porque no sabemos cómo enfrentarlas. Muchas de estas situaciones que anticipamos, no llegarán a ocurrir nunca porque las creamos en nuestra mente desde el miedo. El miedo es solo una imaginación, no una realidad.
  • Trastornos de salud mental. Algunos de los trastornos reconocidos en el DSM5 compatibles con pensamientos obsesivos podrían ser tres: trastornos de ansiedad (la ansiedad generalizada y otros trastornos englobados en trastornos de ansiedad podrían estar relacionados con los pensamientos obsesivos), Trastorno Obsesivo Compulsivo (los pensamientos obsesivos podrían estar relacionados con un trastorno obsesivo compulsivo) y Trastorno por Estrés Postraumático (experiencias pasadas traumáticas pueden contribuir al desarrollo de pensamientos obsesivos. Los eventos traumáticos pueden provocar pensamientos intrusivos).

“Es importante destacar que estos factores a menudo interactúan entre sí, y la aparición de pensamientos obsesivos suele ser el resultado de una combinación de factores. Comprender bien las causas del pensamiento obsesivo es fundamental para un correcto abordaje”, comenta.

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¿Es complicado salir de esa rueda de pensamientos obsesivos?

Una de las dudas que nos surge es por qué una vez que entramos en la rueda es tan complicado salir de ellos. “Para salir del pensamiento obsesivo utilizamos estrategias que, paradójicamente, nos hacen adentrarnos aún más en él”, comenta la experta, que detalla que cuando nos enfrentamos a pensamientos obsesivos, experimentamos una ansiedad intensa o malestar emocional. “En un esfuerzo por aliviar esta angustia, nuestra mente nos impulsa a realizar ciertos comportamientos que pueden variar desde acciones físicas hasta rituales mentales. Estas acciones suelen ir orientadas a distraernos, evitar el pensamiento obsesivo, contárselo a alguien para poder aliviarnos, etc. Lo curioso es que esto no solo no contribuye al propósito de reducir la ansiedad, sino que la aumenta”, relata.

La paradoja está en que, aunque estas compulsiones ofrecen un alivio temporal, a largo plazo refuerzan la conexión entre los pensamientos intrusivos y la sensación de ansiedad. La mente aprende que realizar ciertos comportamientos es la forma de manejar la incomodidad emocional, creando así un ciclo repetitivo. Por eso, en opinión de la psicóloga, salir de esta rueda es complicado porque el acto de ceder a esas estrategias que se suponen nos aliviará acaban teniendo cada vez más peso y eso hace que se conviertan en estrategias de afrontamiento arraigadas. Desafiar estos patrones requiere ser consciente de cómo funcionan estos patrones de pensamiento y tener una firme disposición a enfrentar estos pensamientos de manera adecuada.

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mujer preocupada en el sofá© Adobe Stock

 

Cómo comprobar que tenemos un pensamiento obsesivo

Uno de los aspectos que hay que tener presente es que, para algunas personas, es difícil darse cuenta de que están entrando en un pensamiento obsesivo. “Depende del nivel de conciencia que tengamos con respecto a nosotros mismos. Hay personas que tienden a funcionar con este tipo de pensamientos de manera recurrente. Conocerse y manejarlos es algo que ayuda. Por otro lado, puede ser que aparezcan de una manera más ocasional porque estén relacionados con momentos puntuales”, cuenta Rebeca Cáceres, que apunta que en cualquier caso, es recomendable que tengamos conciencia sobre cuándo pasa esto y cómo nos afecta. Así, podremos observarnos para pasar de estar en piloto automático sintiéndonos mal por estos pensamientos a ser observadores de nuestra propia mente para poder regularnos.

Lo cierto es que esta situación puede llegar a generarnos malestar. “Cuando nos sumergimos en pensamientos rumiativos, nuestro cuerpo reacciona como si estuviera enfrentando un peligro real. La mente interpreta estas preocupaciones como peligros inminentes y activa el sistema nervioso autónomo, especialmente el simpático, que nos prepara para ‘luchar o huir’. Este proceso automático provoca una tensión generalizada en todo el cuerpo, incluso cuando estamos físicamente inactivos. Esta respuesta constante a la preocupación genera un desgaste significativo en el aspecto físico, manifestándose como cansancio intenso”, argumenta la experta. Así, este agotamiento también afecta nuestro bienestar psicológico, pudiendo dar lugar a irritabilidad, tristeza, miedo y ansiedad creciente.

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Cómo actuar frente a los pensamientos obsesivos

¿Qué podemos hacer para tratar de salir de estos pensamientos, qué estrategias tenemos a nuestro alcance? En opinión de la psicóloga, a veces, para salir de la trampa de los pensamientos obsesivos, es esencial volver a conectarnos con nuestras propias emociones, con los motivos que nos han llevado a ese pensamiento y con nosotros mismos.

Algunas de las recomendaciones para manejar este tipo de pensamientos pueden ser:

  • Permítete sentir. En lugar de luchar contra los pensamientos obsesivos, permítete sentir las emociones que los acompañan. Reconoce y valida esas emociones, ya que son parte de tu experiencia. No te distraigas ni evites. Observa las emociones como un paso necesario para avanzar.
  • Explora el porqué. Trata de comprender por qué has llegado hasta ahí. Mira de frente las causas. Entenderlas ayuda a que puedas abordar de manera adecuada esta situación.
  • Acción. Enfócate en acciones concretas que puedas poner en marcha para reducir tus preocupaciones. Si los pensamientos obsesivos están relacionados con situaciones específicas, identifica pasos prácticos que puedan mejorar la situación.
  • Autocuidado. Asegúrate de cuidarte a ti mismo. Practica actividades que te brinden bienestar emocional y físico. El ejercicio, la meditación o simplemente dedicar tiempo a tus pasatiempos favoritos pueden ser formas efectivas de liberar tu mente. Aun así, no pierdas de vista que tienes que dedicarle el tiempo y la manera necesaria al abordaje de lo que te pasa.
  • Busca ayuda. Si ves que no eres capaz de manejar estos pensamientos y que están afectando a tu vida diaria o a tu estado emocional, consulta con un profesional de salud mental. La terapia que yo siempre recomiendo para estos casos porque es la que mejor resultados me da en la consulta desde hace más de 15 años es la Terapia Breve Estratégica de Giorgio Nardone.