Cuando se confirma el diagnóstico del cáncer, el mundo del paciente y todo su entorno se vuelve del revés. Toca ponerse manos a la obra, asumir la noticia y afrontar el camino que queda por recorrer, en muchas ocasiones largo, siempre duro. Pero hay datos para la esperanza: la supervivencia de las personas con cáncer en España se ha duplicado en los últimos 40 años. Y hay que poner toda la maquinaria en marcha para tratar de conseguir mejorar la calidad de vida del paciente oncológico, durante el tratamiento y tras superar la enfermedad. Una de las armas a nuestro alcance es la fisioterapia. La evidencia científica ha demostrado que las técnicas de fisioterapia aportan numerosos beneficios a los pacientes como una terapia complementaria no farmacológica muy eficaz. Lo hacen cuando se identifica el cáncer, durante cada tratamiento y en la etapa posterior.
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Actuar cuanto antes
“Hay que actuar cuanto antes con el objetivo de conseguir la máxima funcionalidad del paciente ante los problemas que se derivan de los tratamientos oncológicos”, señala Ana Serrano, presidenta de la Comisión de Fisioterapia en Oncología y Cuidados Paliativos del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM).
¿De qué problemas se trata? Ana Serrano se refiere a las complicaciones que tendrán que superar los pacientes, derivadas de la quimioterapia, radioterapia y cirugía, y que deterioran su calidad de vida, entre las que destaca las siguientes: dolor, limitación de la movilidad, cicatrices, edemas, disfunciones genitourinarias o disfunciones orales (trismo, adherencias), entre otras.
Ayuda frente a los efectos secundarios
“La fisioterapia aporta diversas herramientas y técnicas que ayudan al paciente, con la intención de reducir el dolor, la limitación de la movilidad o la fatiga -presente en la mayoría de los casos- y prevenir o paliar efectos tardíos, como debilidad o atrofia muscular, linfedema, disfagia, trismus, complicaciones estéticas, neurotoxicidad, cardiotoxicidad o disfunción sexual, entre otras”, añade Ana Serrano.
Estas son situaciones que se suelen producir, por lo que adelantarse a estas situaciones o intervenir en el posoperatorio inmediato evita mayores consecuencias y efectos secundarios crónicos y, por tanto, la calidad de vida del paciente aumentará.
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Muy eficaz cuando acaban los tratamientos
La fisioterapia también tiene una función clave al término de los tratamientos. El objetivo aquí es minimizar los efectos a medio y largo plazo. Por esa razón, “la clave en todo el proceso es incorporar la fisioterapia de manera precoz. Cuando ya se ha instaurado el daño en el paciente, el trabajo de los fisioterapeutas se complica mucho y la capacidad para recuperar funcionalidad se reduce también mucho”, señala Ana Serrano.
El caso concreto del cáncer de pulmón
Solo tomando un caso concreto de un tipo de tumor, el cáncer de pulmón, la realización de fisioterapia respiratoria tras la cirugía torácica es efectiva para reducir el número de personas que tienen fuga aérea posquirúrgica y otro tipo de complicaciones pulmonares. Todo ello supondría, además, un gran ahorro económico.
Sin embargo, por el momento, no se está recurriendo a la fisioterapia como se requeriría. Tal como señalan desde la Comisión de Fisioterapia en Oncología y Cuidados Paliativos del CPFCM, la fisioterapia está infrautilizada en España para las personas con cáncer. Una situación, que sin duda, teniendo todo esto en cuenta, debería cambiar.