Es una tendencia y no son pocas las personas que prueban a entrenar descalzas. Pero, ¿es realmente recomendable? Nos planteamos si en términos generales, es una buena idea entrenar descalzos. “Entrenar descalzo puede ser beneficioso. Permite una mayor conexión con el suelo y esto mejora la conciencia sensorial y la propiocepción, lo que significa que eres más consciente de la posición de tu cuerpo y de cómo se mueve este en el espacio, independientemente de la visión. Además, al eliminar la barrera de los zapatos, los músculos intrínsecos del pie se activan en mayor medida, más, fortaleciendo el arco plantar, la planta de los pies y los dedos, proporcionando mayor estabilidad”, nos comenta Víctor Moreno Tello, entrenador personal de bluaU de Sanitas.
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Beneficios de entrenar descalzo
Es una práctica que puede, por lo tanto, tener beneficios. “Al fortalecer los músculos del pie, se mejora la estabilidad en general, lo que puede tener un impacto positivo en la postura, en la mejora del rendimiento, y en la posibilidad de reducir lesiones”, nos aclara el especialista de Sanitas. Así, si entrenamos descalzos, podemos conseguir mejorar la fuerza y la estabilidad de los músculos del pie, lo que reduce la incidencia de problemas como el pie plano. Además, la sensación directa del suelo puede mejorar la conciencia corporal, lo que lleva a una postura más eficiente y a un movimiento más natural.
En palabras de Carlos Bustos, CEO y co-fundador de KMT Studio: "Es una experiencia de entrenamiento única que no solo mejora la forma física, sino que también les ayuda a conectarse con su propio cuerpo de una manera más profunda. El entrenamiento descalzo es más que una tendencia; es un enfoque holístico para la salud y el bienestar". Y nos explican, con detalle, algunos de los beneficios de esta tendencia de entrenamiento.
- Mejora del equilibrio y la postura: entrenar descalzo fomenta el fortalecimiento de los músculos y la estabilidad de los pies, lo que a su vez mejora la postura general y reduce el riesgo de lesiones relacionadas con la mala postura.
- Fortalecimiento de los músculos intrínsecos: al permitir que los pies trabajen de manera natural, el entrenamiento descalzo activa y fortalece los músculos intrínsecos del pie, lo que puede ayudar a prevenir problemas como los juanetes y las fascitis plantar.
- Conexión mente-cuerpo: el entrenamiento descalzo en KMT Studio enfatiza la importancia de estar presente en el momento y sentir la conexión entre el cuerpo y la mente, lo que puede reducir el estrés y aumentar la conciencia corporal o propiocepción.
- Mejora del rendimiento deportivo: muchos atletas han experimentado mejoras en su rendimiento deportivo después de incorporar el entrenamiento descalzo en su rutina, ya que fortalece los músculos esenciales y mejora la técnica de movimiento.
- Sensación de libertad: entrenar descalzo brinda una sensación de libertad y reconexión con uno mismo que muchas personas encuentran revitalizante y gratificante.
- Mejora de la circulación: la estimulación de los músculos y la circulación sanguínea en los pies mejora la circulación en todo el cuerpo.
Disciplinas ideales para entrenar descalzo
Un de las dudas que nos surge es si hay disciplinas en las que puede ser una buena idea, mientras que en otras puede estar contraindicado. “Entrenar descalzo es apropiado en disciplinas como el yoga, pilates, entrenamiento funcional y actividades que requieren un buen equilibrio. Sin embargo, en deportes de contacto, levantamiento de pesas o actividades donde hay un riesgo significativo de lesiones en los pies, es más seguro usar calzado adecuado para proteger los pies”, argumenta el experto.
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Posibles consecuencias negativas
Hemos resumido cuáles son sus beneficios, pero nos planteamos también si puede tener consecuencias negativas para nuestros pies y para nuestra musculatura. “Si se realiza de manera excesiva o sin una progresión adecuada, es posible que genere molestias o lesiones, especialmente si los músculos del pie no están acostumbrados a estar expuestos a esta situación”, comenta. Por eso, es esencial comenzar gradualmente y prestar atención a cualquier señal de dolor o incomodidad. En general, cuando se aborda de manera cuidadosa, los riesgos son bajos y los beneficios superan ampliamente los posibles inconvenientes.
¿Influye la superficie sobre la que entrenemos?
Un aspecto importante es la superficie sobre la que entrenamos. “De hecho, es crucial. Entrenar en superficies más blandas, como césped o arena, puede reducir el impacto en las articulaciones y los pies. Por otro lado, entrenar en superficies duras como pavimento puede aumentar la carga sobre las articulaciones. Adaptar la intensidad y la duración del entrenamiento a la superficie es fundamental para evitar lesiones y garantizar una progresión segura”, concluye Víctor Moreno Tello.