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¿Qué es la obesidad sarcopénica y cuál es su relación con la diabetes?

El tratamiento de la sarcopenia se basa fundamentalmente en el ejercicio físico y una dieta sana, con una adecuada ingesta de calorías y proteínas


Actualizado 19 de enero de 2024 - 13:22 CET

La obesidad sarcopénica es aquella que cursa con disminución de la masa muscular y aumento de la masa grasa. Tal y como nos explica el doctor Ramón Tormo, especialista en aparato digestivo y miembro de Top Doctors, afecta a un elevado porcentaje de la población mayor por encima de los 60 años.

Le preguntamos al especialista cuáles son las causas que influyen en su desarrollo, en el hecho de que aumente el tejido graso pero disminuya la masa muscular. La resume en las siguientes

  • Falta de ejercicio por múltiples causas.
  • Factores genéticos.
  • Si las personas mayores desarrollan una diabetes, empeora la sarcopenia, pues la insulina tiene la capacidad de generar proteínas; si hay una disminución de la cantidad y calidad de la insulina hay disminución de la síntesis proteica(anabolismo muscular) a nivel muscular, que se acompaña de un aumento de la degradación de la proteína muscular, es decir un aumento de lo que llamamos catabolismo catabolismo muscular, o sea menor formación muscular y mayor destrucción.
  • Algunos medicamentos que toman los diabéticos, como las sulfonilureas, que inducen una pérdida de masa muscular.
  • La inflamación de bajo grado permanente que existe en los diabéticos conduce a una mayor pérdida de masa muscular, menos fuerza muscular y aumento de la resistencia a la insulina.
  • Entre otras causas también relacionadas con la diabetes está la afectación renal, que disminuye la actividad física, alteración del equilibrio por neuritis periférica o retinopatía.
  • Caídas, fracturas, reposo que conduce a una pobre masa muscular.
  • Falta de vitamina D, que produce desprendimientos de la cubierta del hueso o periostio donde se insertan los tendones de los músculos, con dolor semejante a la fractura que dificulta la movilidad y por ello favorece el poco desarrollo muscular y la sarcopenia.

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¿Cómo se manifiesta este problema?

El especialista nos cuenta que pueden aparecer el rechazo a la actividad física, dolores musculares, cansancio ante el mínimo esfuerzo, sensación de debilidad muscular, movimientos lentos, dificultad para levantarse de una silla, caídas de repetición, dificultad para mantenerse de pie, así como para subir y bajar escaleras.

¿Cómo ha de afrontarse para tratar de revertir esta situación?

El experto lo primero que aclara es que se debe tener un conocimiento exacto del estado de la musculatura del paciente, por medio del uso de básculas de bioimpedancia tipo Tanita, con toma de registros en ambos pies y manos, que da un conocimiento exacto de la grasa y músculo de tronco y extremidades por separado, además del estudio de calcio y masa ósea. También se puede medir la fuerza muscular con un dinamómetro, así como la velocidad de la marcha en un recorrido de cuatro metros.

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Cómo tratarla

El tratamiento de la sarcopenia se basa fundamentalmente en el ejercicio físico y una dieta sana, con una adecuada ingesta de calorías y proteínas. "Para ello, en algunos casos, debe considerarse la suplementación con proteínas, sobre todo a base de betalactoglobulina", explica.

En cuanto al ejercicio físico, en pacientes con sarcopenia, la prescripción de ejercicios de resistencia se ha demostrado efectiva para mejorar la masa muscular, la fuerza y la función física. “Se refiere a la actividad física que produzca contracción del músculo esquelético mediante el uso de resistencia externa como pesas, bandas de terapia elástica y el peso corporal en sí”, nos detalla.

¿Es un problema que se puede prevenir?

El doctor nos detalla que se puede prevenir, evitando la diabetes tipo 2, frenando el aumento de peso, con aporte normal de proteínas animales, que suministren entre las animales y algunas vegetales, un 14% de las calorías totales, suplementos en ocasiones de proteína de suero de leche, con betalactoglobulina, así como con la práctica de actividad física que produzca contracción del músculo esquelético mediante el uso de resistencia externa como pesas, bandas de terapia elástica y el peso corporal en sí.

Sin duda, queda claro que el ejercicio y la dieta son dos buenos aliados para abordar este problema, junto con el control de la diabetes, en el caso de que exista. “Hay que intentar, cuando se acercan a la senectud, que sigan una actividad agradable, ejerzan un deporte sin cambios bruscos en la contractilidad muscular, caminar cada día, tener controlado el colesterol, las posibles alteraciones de las válvulas cardiacas, profilaxis de infecciones, control de niveles de vitamina D, hierro y zinc, cuya disminución puede afectar la inmunidad y dolores en extremidades”, concluye.

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