El agrandamiento de próstata, conocido médicamente como hiperplasia benigna de próstata (HBP), la dolencia por la que va a ser intervenido la semana que viene Carlos III, es una enfermedad que se caracteriza por el agrandamiento de la próstata. Esto provoca presión sobre la uretra y la obstruye. Se trata de una patología frecuente que suele ocurrir cuando los hombres envejecen.
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"La patología prostática suele aparecer a partir de los 40 años, tanto la benigna como la maligna, por la relación entre la presencia de testosterona y la edad de los hombres. El crecimiento benigno puede dar lugar a la hiperplasia benigna de próstata que se asocia a una sintomatología miccional caracterizada por la obstrucción a la salida de la orina de la vejiga por la disposición anatómica de esta glándula. En concreto, este aumento de volumen hace que se estreche la salida de la orina, provocando que el chorro al orinar sea flojo, que se entrecorte y que no se vacíe bien la vejiga, causando una clínica miccional que conlleva un deterioro de la calidad de la micción y que puede llegar a provocar deterioro de la vejiga con complicaciones asociadas", explica el Dr. Juan Justo Quintas, subdirector médico de ROC Clinic y experto en patología prostática.
Síntomas del agrandamiento de próstata
Algunos de los síntomas más comunes incluyen:
- Dificultad para comenzar a orinar.
- Debilidad del flujo urinario.
- Micción frecuente, especialmente durante la noche.
- Urgencia para orinar.
- Sensación de que la vejiga no se vacía por completo.
- Chorro de orina interrumpido.
Estos síntomas pueden afectar la calidad de vida y la comodidad del paciente lo que hace que el paciente consulte con el médico. El diagnóstico suele ser clínico. Es decir, el profesional puede sospechar por los síntomas que manifiesta el paciente que sufre un agrandamiento de próstata. A este juicio clínico se añade una exploración física, así como pruebas de orina, ecografía y medición del flujo urinario.
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¿Cómo se trata la hiperplasia benigna de próstata?
El tratamiento de la hiperplasia de próstata depende, en gran medida, de tres factores: el grado de síntomas, la presencia de complicaciones y la preferencia del paciente. Podemos distinguir entre tratamiento médico y quirúrgico:
- Tratamiento médico. Es el tratamiento para la mayoría de hombres con síntomas urinarios leves o moderados. Hay que tener en cuenta el riesgo de progresión de los problemas de próstata, que puede alcanzar hasta el 30% en próstatas grandes, así como el perfil de eficacia y seguridad. Algunos tratamientos medicamentosos para la próstata producen problemas sexuales como impotencia, aneyaculación o disminución del deseo sexual.
- Tratamiento quirúrgico. Cuando existen síntomas importantes o complicaciones, la mejor alternativa es la cirugía. Dentro de las opciones quirúrgicas, las hay mínimamente invasivas que permiten ingresos muy cortos y minimizan los riesgos de complicaciones como la enucleación prostática con láser, indicada para todos los tamaños prostáticos y con la misma eficacia que la cirugía abierta, pero con mucha menor agresión y muchas menos complicaciones; o el sistema robótico AquaBeam, un tratamiento robotizado que vaporiza el tejido prostático usando agua a presión, muy seguro y eficaz en tamaños medianos y grandes de próstata, con altas tasas de preservación de la función sexual y eyaculatoria, ya que preserva las estructuras anatómicas responsables.
- Leer también: El cáncer de próstata se puede curar
¿Puede tener alguna relación con el cáncer de próstata?
"La próstata tiende a ir malignizando con el paso del tiempo y por efecto de la testosterona, provocando la aparición del segundo cáncer más frecuente que padece el varón, el cáncer de próstata. La probabilidad de sufrir este cáncer aumenta en función de la edad y se considera que a los 40 años el 40% de los hombres puede tener un cáncer de próstata o padecer una hiperplasia benigna de próstata; a los 50 años, el 50%; a los 60 años, el 60%; y a los 70 años, el 70%.", nos aclara este especialista.
El cáncer de próstata no produce sintomatología en estadios iniciales, sino que se solapa con los de la hiperplasia benigna de próstata. "La mayoría de las veces se diagnostica antes de que llegue a producir algún efecto, pues las manifestaciones que suele presentar un hombre con un tumor prostático son secundarias a la hiperplasia benigna de próstata, que suele coexistir con el mismo: disuria (dolor al orinar), aumento de la frecuencia miccional, chorro flojo, sensación de evacuación incompleta, micción entrecortada, urgencia o imperiosidad miccional, hematuria (sangre en la orina) y hemospermia (sangre en el semen)", indica el Dr. Juan Justo Quintas.
"Lo que suele ocurrir es que un paciente va a revisión por hiperplasia benigna de próstata y se le acaba diagnosticando de un cáncer. No obstante, el cáncer propiamente dicho, da poca sintomatología hasta que no está evolucionado. Una vez evolucionado, puede aparecer sangrado en la orina, clínica digestiva, dolores óseos y pueden aparecer otros síntomas secundarios, bien de la progresión local de la enfermedad, bien de las metástasis", aclara.
De ahí que tanto los expertos como el propio rey Carlos III recuerden lo importante que es concienciar a la población masculina sobre lo importante que es acudir al especialista para una revisión anual de la próstata.
Claves para entender la importancia de una próstata sana
- Produce y segrega el 35% del líquido seminal. Ubicada por debajo de la vejiga y por delante del recto, además de intervenir en la producción del semen, mezcla los fluidos que produce con los de las vesículas seminales, para transportar el esperma generado en los testículos.
- Su buen funcionamiento es indispensable para la capacidad reproductiva del hombre. Además de en la producción de esperma, en su interior se genera una cámara de presión para bombear el semen al exterior a través del pene, permitiendo alcanzar el cérvix de la mujer. Además, los nervios y vasos que envuelven a la próstata son los encargados de la erección masculina y posee una válvula que controla la salida de orina desde la vejiga, evitando que la orina dañe la eyaculación.
- Es una glándula que no deja de crecer durante toda la vida. Durante la adolescencia y la juventud, como es natural, aumenta su tamaño gracias a la influencia de la testosterona. A partir de los 50/60 años, sigue medrando, factores asociados a la edad, al envejecimiento y a los cambios en las células de los testículos pueden intervenir en el crecimiento de esta, al igual que los niveles de testosterona.
- La salud de la próstata depende mucho de los hábitos del individuo. Tabaquismo, alcohol, dietas desequilibradas, estrés, sedentarismo…Todos estos malos hábitos, a corto plazo, incrementan los estados proinflamatorios de la glándula y suelen irritar la vejiga, con lo cual se asocian a orinar peor. A medio-largo plazo, el tabaco se asocia a carcinoma urotelial de vejiga y de uretra posterior, contribuye a la disfunción endotelial que exacerba los síntomas de disfunción eréctil y la obesidad incrementa el riesgo de cánceres de próstata más agresivos.
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