La que fuera presentadora de televisión Patricia Pérez ha compartido recientemente el problema de salud que padece su marido, Luis Canut, desde hace ya casi un año, en concreto, desde el mes de marzo del año pasado. El diagnóstico, tras unos meses complicados, llegó por fin con estas dos palabras: meningitis criptocócica. El camino hasta llegar a ponerle nombre a lo que le pasaba al guionista y director de programas de televisión, fue largo y complejo.
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"Luis empieza teniendo unos dolores muy fuertes de cabeza en marzo. Vamos a urgencias y le dicen que es una cefalea tensional por estrés. Salimos de urgencias, nos vamos para casa con la medicación pautada y como a las cuatro horas me dice que le sigue doliendo la cabeza, pero que le duele más, y volvemos a urgencias", ha explicado. "Estuvimos yendo y viniendo a urgencias durante nueve días, le hicieron un TAC, le salía todo bien, las analíticas bien, pero a Luis cada vez le dolía más la cabeza, tenía fotofobia... horroroso", detallaba ella misma, que confirma que, al no haber mejoría, deciden ingresarlo, pero el diagnóstico vuelve a ser el mismo. "Y ahí pasan cosas, viene medicina interna, le hacen una punción lumbar y le sale líquido cefalorraquídeo totalmente patológico. Pasan los días y resumiendo: tiene una meningitis criptocócica, es decir, tiene una infección en el cerebro por una levadura", ha añadido.
Qué es la meningitis criptocócica
"La meningitis criptocócica es una infección del sistema nervioso central provocada por la inflamación de los tejidos que rodean el cerebro y la médula espinal (llamados meninges) cuyo causante es un un microorganismo llamado Cryptococcus neoformans, de ahí el nombre de criptocócica”, nos cuenta el doctor Roshan Hariramani, especialista en Neurología y miembro de Top Doctors.
El doctor David Ezpeleta, Vicepresidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN), nos explica que las meningitis más conocidas son aquellas producidas por bacterias y por algunos virus, pero esta se debe a un hongo de la familia criptococo, de ahí de nombre. "Clásicamente era la infección asociada al VIH, con la que debutaban los pacientes, una infección oportunista en los pacientes de sida. Pero también se dan casos en personas que no son VIH, que son los que normalmente vemos ahora en España, porque los pacientes con este virus están tratados con con terapia retroviral y tienen controlada su enfermedad. En los pacientes que no son VIH se suele dar en personas que tienen inmunosupresión por otras causas, como puede ser el uso prolongado de corticosteroides u otros inmunosupresores, algunos tipos de cáncer, enfermedades autoinmunes, pacientes trasplantados que están también tratados con inmunosupresores, diabetes, enfermedades renales o hepáticas avanzadas, etcétera. Incluso también se puede dar en personas que no tienen ninguna inmunosupresión de base conocida. Quizás tengan algún trastorno inmunológico sutil que no aparece en los análisis o mecanismos de escape de la inmunidad", añade el portavoz de la SEN, que puntualiza que la tasa de infección en la población inmunocompetente sería aproximadamente de uno por 100.000 personas.
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Causas que la provocan
Tal y como nos cuenta el doctor de TopDoctors, está causada por un hongo con forma de levadura encapsulado, llamado Cryptococcus neoformans y, con menor frecuencia, Cryptococcus gatti. Fue descrito por primera vez en Italia en 1894. Está presente en todo el mundo, se adquiere por inhalación de polvo de suelo contaminado con excrementos de aves, en especial de las palomas.
"Típicamente se encuentra en una levadura, que está en los suelos y característicamente se localiza en las deyecciones de las palomas. Hay que tener cuidado. Por eso es una enfermedad que puede darse también en cuidadores de palomas, así como en personal de laboratorio que maneja muestras con criptococos", añade el doctor Ezpeleta, que advierte que estas personas tienen que tener especial precaución.
Cómo llegar al diagnóstico
Uno de los problemas con los que se encontró el marido de la presentadora fue la demora en el diagnóstico. "Esto es característico de este tipo de meningitis, que pueda producirse un retardo diagnóstico. A diferencia de otras meningitis agudas, en las que en 24 horas aparece en el paciente ese cuadro de náuseas, vómitos, rigidez de nuca, fiebre o crisis epiléptica, dependiendo del del germen causal, la meningitis criptocócica suele ser una meningitis de inicio de subagudo crónico, de menos a más. Cuando afecta al sistema nervioso central, estos cuadros de la meningitis clásica están como extendidos en el tiempo. Los pacientes pueden no tener una cefalea intensa y estar semanas, incluso meses, con una cefalea leve difícil de diagnosticar, pueden no tener fiebre, pueden tener un TAC o una resonancia completamente normal. Incluso cuando se sospecha la meningitis y se hace una punción lumbar y el líquido da un patrón de inflamación -glucosa, baja, aumento de proteínas, aumento de linfocitos, etcétera que es lo característico-, aunque el médico sospeche que pueda tener una meningitis criptocócica, las pruebas, los test diagnósticos pueden ser negativos. Y es que sobre todo en los pacientes inmunocompetentes, la cantidad de hongo que llega al espacio meníngeo es menor que la cantidad del hongo que llegaría en una persona con VIH o con una inmunosupresión clara, un trasplantado, por ejemplo. Entonces en personas previamente sanas puede ser todavía más difícil detectar. Tienes que hacer diferentes pruebas", nos detalla el vicepresidente de la SEN.
"Para su diagnóstico se precisa de una punción lumbar, un procedimiento para extraer líquido cefalorraquídeo (LCR) del sistema nervioso a través de la columna vertebral. Una vez realizado dicho procedimiento, se puede solicitar en el LCR tanto el llamado antígeno de Cryptococcus, como la microscopía con tinción con tinta china, los cuales apoyan fuertemente el diagnóstico de meningitis por Cryptococcus", añade por su parte el doctor Hariramani, que nos cuenta que en algunos casos también puede ser de utilidad la detección del mencionado antígeno en análisis de sangre, así como el cultivo en sangre y orina si la infección está diseminada al resto del organismo.
"Se trata de una enfermedad difícil de diagnosticar dado que es poco frecuente y los síntomas son similares a los que aparecen en otras meningitis. Además, se trata de una infección oportunista, es decir, que ocurre con más frecuencia en individuos inmunodeprimidos (pacientes con VIH en estadio de SIDA, con neoplasias sólidas o hematológicas, trasplantados, etc)", explica.
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¿Cuáles son los síntomas con los que se manifiesta?
El doctor Roshan Hariramani los resume en los siguientes: fiebre, cefalea, rigidez de nuca, confusión o alteración del estado mental, náuseas, vómitos, visión borrosa, alteraciones conductuales, fotofobia (hipersensibilidad a la luz) e incluso crisis epilépticas.
Distintos tipos de meningitis
“Existen varios tipos de meningitis según su causa, pero la más común es la meningitis viral, producida cuando un virus consigue penetrar en el organismo, generalmente a través de las vías respiratorias y éste infecta las meninges que recubren el sistema nervioso central”, explica la Dra. Marta Guillán, Secretaria del Grupo de Estudio de Neurología Critica e Intensivista de la Sociedad Española de Neurología. “Menos comunes pero más graves son las meningitis causadas por bacterias, y aún menos frecuentes las producidas por parásitos, hongos, o por causas no infecciosas, como reacciones químicas o alteración del sistema inmune. La buena noticia es que actualmente disponemos de vacunas eficaces para casi todas estas bacterias y que se trabaja en disminuir la brecha vacunal entre comunidades y con respecto a las recomendaciones realizadas por las principales sociedades científicas”. En España, casi el 90% de los casos de meningitis que se producen cada año son debidos a infecciones causadas por agentes víricos o bacterianos. Podemos afirmar, por lo tanto, que el caso del marido de Patricia Pérez es un caso poco habitual. “Aunque la gran mayoría de las meningitis están causadas por virus, las provocadas por bacterias y hongos suelen ser las más graves”, explica la doctora.
El doctor de TopDoctors detalla que a diferencia de otras meningitis infecciosas agudas, el curso clínico suele ser subagudo, es decir, más lento. "Otra diferencia fundamental, como se ha comentado previamente, es que se trata de una infección oportunista, es decir que aparece en un porcentaje muy elevado de casos en individuos inmunodeprimidos; en individuos inmunocompetentes la infección es generalmente asintomática y autolimitada", comenta el especialista.
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¿Cuál es el tratamiento?
El doctor Ezpeleta nos cuenta que el tratamiento es distinto al de otras meningitis. "Las meningitis víricas se tratan con antivíricos, las bacterianas, con antibiótico, y las debidas a hongos, como el criptococo, se tratan con antifúngicos", nos dice. Así, el tratamiento se basa en medicamentos antifúngicos. Anfotericina B (con o sin flucitosina) seguida de fluconazol es el tratamiento de elección.
"Los pacientes se pueden curar, sobre todo las personas jóvenes, inmunocompetentes o que tengan algún factor de inmunosupresión fácilmente diagnosticable. Si no tienen en el momento del tratamiento ninguna complicación seria, posiblemente el tratamiento consiga una recuperación completa. Pero son hongos que es cuando cogen asiento en el sistema nervioso central, le cogen gusto por decirlo así y es difícil sacarlos", nos cuenta el portavoz de la SEN, que explica que se necesitan dosis altas de ciertos fármacos durante mucho tiempo, hasta 6-12 meses.
Una dolencia que puede dejar secuelas
Tras confirmarse el diagnóstico, Patricia Pérez confirmaba que vinieron muchos meses de hospital, cuatro y medio, y lamentablemente le han quedado secuelas, aunque está en proceso de recuperación. "No ve de un ojo y del otro no tiene vista frontal". Afortunadamente, "ya anda, pero salió en silla de ruedas, sin ninguna estabilidad, y llegó a pesar 52 kilos. Perdió su mente total, ahora por suerte ya es él, pero sí que perdió memoria a corto plazo, oído... en fin", ha señalado la que fuera un rostro muy popular en la televisión de los años 90 y los 2000. Los especialistas nos confirman esas posibles secuelas, que van desde problemas oculares a vasculares o de movimiento. "La complicación fundamental es una diseminación por el resto del organismo (incluyendo pulmones, piel, etc) que puede llevar a la muerte. El general el pronóstico es negativo si no se inicia un tratamiento lo más precoz posible. Desde el punto de vista neurológico puede haber secuelas como trastorno neurocognitivo, alteraciones conductuales, cefalea, epilepsia, entre otras", explica el doctor Roshan Hariramani.