Todos conocemos a personas que podrías calificar como 'raras' o, mejor, 'peculiares'. A veces lo decimos encogiéndonos de hombros como justificando sus comportamientos. "Es que es así", argumentamos. No todo el mundo les comprende y, a veces, incluso pueden despertar animadversión. ¿Y cómo se sienten estas personas que son, simplemente, diferentes a los demás? En el Día Mundial de la Gente Peculiar, que se celebra hoy 10 de enero, hablamos con el doctor en Psicología y autor del libro La belleza de la rareza (Libros Cúpula), Sergi Rufi, sobre esas personas que no acaban de encajar en esa normalidad impuesta por la sociedad.
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Has escrito un libro sobre la belleza de la rareza, ¿qué es para ti ser raro?
Alguien que tiende a pensar, sentir y/o hacer cosas fuera de lo común. Una persona diferente, compleja, intermitente, creativa, profunda, sensible, evolutiva. Con un mundo interior amplio y propio.
¿Crees que hay diferencia entre ser auténtico y ser raro?
Muchas veces son conceptos relacionados. El diferente tiende a vivir desde su autenticidad y para ser auténtico hay que vivirse desde la propia singularidad, y eso es lo que nos diferencia del otro.
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Uno de los problemas que destacas en tu libro es que estas personas no acaban de encajar... ¿cómo les admite la sociedad?
De manera difícil. La cultura oficial está creada por y para gente 'normal', personas que tienden a replicar patrones, normas y costumbres.
Si el raro tiene confianza, es coherente, brillante y visible, puede llegar a ser admirado y ensalzado, de lo contrario, será culpabilizado e incluso patologizado.
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¿Por qué es importante ser auténtico en un mundo que a veces favorece la conformidad?
Porque la autenticidad es una ventana de aire fresco y renovado en una cultura oficial llena de rigidez, estrés y aburrimiento. Casi que el futuro de la humanidad depende de la autenticidad, si no se fomenta, la especie se podría extinguirse por una plaga de monotonía y mediocridad.
Además, hay momentos en los que ser peculiar es bueno. Si nace de dentro y no es forzado, siempre es ventajoso para uno mismo. Aunque lo sea a medio o largo plazo y no al principio. Al final, ser coherente con uno mismo es lo más valioso que tenemos.
¿Cuáles son los principales desafíos a los que se enfrentan las personas raras?
Incomprensión, ridiculización, estigmatización, acoso, ostracismo, victimización, soledad no deseada.
La manera de superarlo es con formación, información, coherencia, constancia, visibilidad, y logros personales y sociales.
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¿Por qué es sano atreverse a cruzar límites y explorar nuevas formas de ser y vivir?
Porque hacerlo nos hace más sensibles, empáticos, conscientes, creativos, valientes, profundos, completos e inteligentes. Y al compartirnos desde ahí podemos enriquecer el colectivo.
Otro de los aspectos que resaltas en tu libro es que las personas 'raras' tienen cierto sentimiento de culpa. ¿Cómo pueden superarlo?
Hablando con gente similar, teniendo amigos similiares, teniendo referentes raros, leyendo libros, viendo vídeos y acudiendo a psicólogos raros que no te culpabilicen por ser como eres.
Hay que hacer un trabajo holístico, individual, lecturas constructivas afines, acudir al psicólogo, y social, tener amigos, referentes y gente afín. Lo primordial es bajar el tono de la culpa por ser como uno es y hacer las paces con quien eres.
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Por último, ¿qué consejos darías a las personas que se sienten incomprendidas o juzgadas por ser diferentes?
Les diría que la incomprensión es una respuesta social común. Al raro se le castiga porque se le percibe como una amenaza. Es normal, no estás solo. Trata de informarte y formarte, de leer, investigar, estudiar, reflexionar, viajar, aprender y rodearte de gente afín que te respete, potencie y no culpabilice tu manera natural de ser. En una cultura oficial tan previsible y encorsetada, el 'bello raro' es un bien necesario.