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Todo sobre los antioxidantes, aliados de nuestra salud y nuestra longevidad

Estos escudos de defensa de los radicales libres, que pueden ralentizar el proceso de envejecimiento, pueden ser endógenos y exógenos. Te contamos, con la ayuda de un experto, en qué se diferencian


Actualizado 13 de diciembre de 2023 - 14:55 CET

Auténticos guardianes de nuestra salud y de nuestra longevidad. Así podríamos definir los antioxidantes según los expertos de Neolife. Estos escudos de defensa de los radicales libres en forma de proteínas pueden ser endógenos y exógenos. Los primeros son los que producimos de manera natural y los segundos los que obtenemos de fuentes externas como los alimentos. Un adecuado equilibrio entre antioxidantes y radicales libres es esencial para preservar la integridad celular y prevenir enfermedades asociadas con el estrés oxidativo, estableciendo así la importancia crucial de una dieta rica en antioxidantes y un estilo de vida saludable. Sobre todo ello hemos hablado en profundidad con David Baeza, miembro del Área de Nutrición de Neolife.

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¿De qué forma nos ayudan los antioxidantes endógenos en relación a nuestra esperanza de vida, a nuestra longevidad?

Los antioxidantes endógenos son fundamentales para la protección del organismo contra el estrés oxidativo, que resulta del daño causado por los radicales libres. Estas moléculas inestables pueden provocar daño celular y se generan tanto por procesos metabólicos habituales como por factores externos como la exposición a tóxicos como el tabaco, el alcohol, el estrés o la radiación ultravioleta del sol.

Imaginemos que nuestras células son como una ciudad y los radicales libres son como la contaminación producida por los procesos propios de la ciudad, como el humo de los coches, la basura generada por los habitantes etc... La cual puede afectar a la ciudad si se acumula en exceso. Los antioxidantes endógenos actúan como el sistema de limpieza de la ciudad, descomponiendo y eliminando la basura y la contaminación antes de que pueda afectar al normal funcionamiento de la ciudad. Al mantener la ciudad (nuestro organismo o células) limpia y en buen estado, ayuda a que la ciudad funcione bien por más tiempo, lo que en nuestro cuerpo se traduce en una vida más larga y saludable.

Dentro del marco de la medicina preventiva antiaging que abordamos en Neolife, reconocemos los antioxidantes endógenos como la superóxido dismutasa, la catalasa y el glutation como esenciales en la neutralización de los radicales libres, mitigando así el daño celular. Esta protección es vital para preservar la salud celular y por ende, es un componente integral para fomentar la longevidad y mejorar la calidad de vida. Los estudios apoyan la noción de que un sistema antioxidante interno eficiente está vinculado a un envejecimiento más saludable y a una menor prevalencia de enfermar. Esto se refleja en la misión de Neolife de mejorar la calidad de vida.

La medicina preventiva antiaging se alinea con la teoría del daño oxidativo, la cual sugiere que los antioxidantes pueden ralentizar el proceso de envejecimiento. Por tanto, el equilibrio entre los radicales libres y los antioxidantes es clave para prevenir la senescencia celular y las condiciones patológicas asociadas con la edad.

En Neolife enfatizamos la importancia de un estilo de vida y una dieta que fomenten la producción de antioxidantes endógenos. La educación en nutrición, ejercicio, biorritmos y manejo del estrés forma parte del programa personalizado de Nutrición aplicada a la medicina preventiva, base para una excelente producción de antioxidantes endógenos orientados en potenciar nuestra esperanza de vida y longevidad.

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¿Qué diferencias hay entre los antioxidantes endógenos y exógenos? ¿Ambos tienen la misma importancia?

Los antioxidantes endógenos son aquellos que nuestro cuerpo produce naturalmente. Incluyen enzimas como la superóxido dismutasa, la catalasa y moléculas como el glutatión. Su función principal es mantener el equilibrio antioxidante interno y proteger a las células del daño oxidativo interno. Recordar que, La eficiencia de estos antioxidantes puede estar influenciada por factores genéticos y de salud del individuo.

Por otro lado, los antioxidantes exógenos provienen de fuentes externas, principalmente de nuestra dieta. Estos incluyen vitaminas como la C y la E, y una gran variedad de fitoquímicos presentes en frutas, verduras, y granos enteros, como los flavonoides y carotenoides. Así como minerales como el Selenio o el Zinc. La biodisponibilidad y la eficacia de los antioxidantes exógenos pueden variar según la dieta y la absorción individual, donde una adecuada salud digestiva es crucial.

Por lo tanto, ambos tipos de antioxidantes son importantes para la salud, pero tienen roles ligeramente diferentes. Los antioxidantes endógenos están diseñados específicamente por nuestro cuerpo para ciertas tareas de protección celular y son una parte integral de nuestras defensas. Los antioxidantes exógenos complementan estas defensas proporcionando una variedad adicional de mecanismos de protección que nuestro cuerpo no puede producir por sí mismo.
En un sentido amplio, no se puede decir que uno sea más importante que el otro; ambos son esenciales y trabajan mejor juntos. Mantener un balance adecuado de antioxidantes endógenos y exógenos es clave para una protección antioxidante óptima.

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¿Por qué destacan especialmente el papel del glutatión, la coenzima Q10, la superóxido dismutasa y la catalasa?

El glutatión, la coenzima Q10 (CoQ10), la superóxido dismutasa (SOD) y la catalasa son destacados por su papel crucial en la protección antioxidante y la salud celular debido a las siguientes razones:

Glutatión: Es conocido como el verdadero sistema DETOX maestro del cuerpo. Ayuda a neutralizar y eliminar los radicales libres y las toxinas, manteniendo la integridad celular.

  • Reciclaje de antioxidantes: Contribuye al reciclaje de otros antioxidantes como la vitamina C y la vitamina E, restaurando su forma activa.
  • Función inmune: Es esencial para la función inmune, participando en la proliferación de linfocitos y la producción de citoquinas.
  • Metabolismo y reparación: Participa en procesos metabólicos y de reparación celular, como la síntesis y reparación de ADN y proteínas.

Coenzima Q10 (CoQ10):

  • Producción de energía: CoQ10 es fundamental en la cadena de transporte de electrones dentro de las mitocondrias, contribuyendo a la producción de ATP, la moneda de energía celular.
  • Protección cardiovascular: Se ha asociado con la protección cardiovascular, ayudando a mantener la salud del endotelio y la función cardiaca.
  • Propiedades antienvejecimiento: Puede tener efectos antienvejecimiento debido a su papel en la mejora de la eficiencia energética celular y la reducción del estrés oxidativo.

Superóxido Dismutasa (SOD):

  • Defensa primaria: La SOD es una de las defensas antioxidantes primarias del cuerpo. Convierte superóxido, un radical libre peligroso, en peróxido de hidrógeno y oxígeno, menos dañinos.
  • Reducción del daño oxidativo: Al neutralizar el superóxido, la SOD reduce el daño a las células y tejidos, lo que puede prevenir enfermedades crónicas.

Catalasa:

  • Descomposición de Peróxido de Hidrógeno: Esta enzima acelera la descomposición del peróxido de hidrógeno en agua y oxígeno, protegiendo las células del daño oxidativo.
  • Longevidad celular: Se ha propuesto que la catalasa podría tener un papel en la longevidad celular, ya que niveles elevados de peróxido de hidrógeno están asociados con el envejecimiento celular.

Estas moléculas son especialmente importantes en el contexto de la medicina preventiva y la nutrición aplicada a esta, porque su adecuada función y presencia en el cuerpo puede ayudar a prevenir el desarrollo de enfermedades crónicas relacionadas con el estrés oxidativo, como las enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas y ciertos tipos de cáncer. Además, estas moléculas influyen en la salud general y el bienestar, así como en el proceso de envejecimiento.

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¿Por qué motivos podemos dejar de producirlos de forma correcta?

Los principales motivos que pueden derivar en una pérdida de la producción de los principales antioxidantes endógenos podríamos resumirlos en los siguientes puntos:

  • Edad: Con el envejecimiento, la eficiencia de los mecanismos antioxidantes naturales del cuerpo disminuye, lo que reduce la producción de estas enzimas y moléculas esenciales.
  • Estrés oxidativo: La exposición a altos niveles de radicales libres, ya sea por contaminación ambiental, tabaquismo, radiación UV o inflamación crónica, puede sobrecargar los sistemas antioxidantes del cuerpo, haciendo que la producción endógena sea insuficiente.
  • Nutrición deficiente: Una dieta deficiente en nutrientes esenciales, como vitaminas y minerales que son cofactores necesarios para la síntesis y el funcionamiento de los antioxidantes, puede llevar a una producción reducida.
  • Enfermedades crónicas: Condiciones crónicas como la diabetes, enfermedades cardiovasculares y enfermedades hepáticas pueden alterar la capacidad del cuerpo para producir antioxidantes.
  • Toxinas ambientales y estilo de vida: La exposición a toxinas ambientales, el consumo de alcohol, el uso de ciertos medicamentos y el tabaquismo pueden disminuir la producción de antioxidantes.
  • Genética: Las variaciones genéticas pueden afectar la cantidad y la eficacia de los antioxidantes que el cuerpo es capaz de producir.
  • Actividad física extenuante: Aunque el ejercicio regular es beneficioso, el ejercicio extremo y prolongado puede generar un exceso de radicales libres, lo que puede agotar los antioxidantes endógenos.
  • Estrés psicológico: El estrés crónico puede aumentar la producción de radicales libres y el estrés oxidativo, lo que puede agotar los niveles de antioxidantes.
  • Desequilibrios hormonales: Las hormonas tienen un papel importante en la regulación de la actividad antioxidante, y los desequilibrios pueden afectar la producción de antioxidantes.

En Medicina preventiva, el mantenimiento de niveles óptimos de antioxidantes endógenos es esencial para prevenir enfermedades y promover la salud a largo plazo. Abordar factores como el envejecimiento, una óptima nutrición, el estilo de vida y los hábitos diarios y el estrés psicológico y ambiental es fundamental para fortalecer las defensas naturales del cuerpo y minimizar el riesgo de patologías relacionadas con el estrés oxidativo.

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En ese caso, ¿es la dieta nuestra mejor aliada para mantenerlos en niveles adecuados? ¿Cuáles son los alimentos con más antioxidantes? ¿Y la suplementación puede ser eficaz?

La nutrición es un pilar fundamental de la medicina preventiva anti-envejecimiento, ya que una dieta rica en antioxidantes puede apoyar directamente la reducción del estrés oxidativo, uno de los principales factores biológicos implicados en el envejecimiento.

Consumir alimentos con altos niveles de antioxidantes ayuda a mantener y mejorar la función celular, optimiza la salud y la longevidad y previene la aparición de enfermedades relacionadas con la edad. Además, en circunstancias donde la dieta no es suficiente o hay necesidades nutricionales específicas, la suplementación estratégica y personalizada se convierte en un complemento vital para apoyar la salud y el bienestar general, acorde con los principios de Neolife y su enfoque en la medicina preventiva y el antienvejecimiento.

Es por eso que, en las intervenciones nutricionales con nuestros pacientes, siempre abordamos la nutrición antioxidante asegurando una batería de estos alimentos lo más completa que podamos.

Frutas:

  • Bayas: Arándanos, fresas, frambuesas, moras y bayas de goji.
  • Cítricos: Naranjas, limones, pomelos y mandarinas.
  • Manzanas: Especialmente con la piel, donde se concentran muchos de los an'oxidantes.
  • Uvas: Las uvas rojas y moradas, incluyendo el resveratrol encontrado en los hollejos.
  • Kiwi y piña: Con'enen vitamina C y otros antioxidantes.

Verduras:

  • Verduras de hoja verde: Espinacas, acelgas y kale.
  • Crucíferas: Brócoli, coliflor y coles de Bruselas.
  • Pimientos: Especialmente los rojos, ricos en vitamina C y carotenoides. Tomates: Fuentes de licopeno, un potente antioxidante.

Té y café:

  • Té verde: Rico en catequinas.
  • Té negro: Tiene polifenoles que actúan como antioxidantes.
  • Café: Una fuente de antioxidantes, incluyendo ácido clorogénico.

Frutos secos y semillas:

  • Nueces y almendras: Ricas en vitamina E y compuestos fenólicos.
  • Semillas de lino y chía: Contienen ácidos grasos omega-3 y lignanos.

Legumbres:

  • Frijoles: Negros, rojos y pintos son especialmente ricos en flavonoides.
  • Lentejas: Aportan fibra y antioxidantes.

Cereales integrales:

  • Avena y cebada: Contienen un tipo de antioxidante llamado avenanthramide.

Especias y hierbas:

  • Cúrcuma: Contiene curcumina, un antioxidante potente.
  • Ajo: Rico en compuestos azufrados con propiedades antioxidantes.

Aceites vegetales:

  • Aceite de oliva extra virgen: Alto en polifenoles y vitamina E.

Chocolate oscuro y cacao:

  • Cacao: Fuente de flavonoides, particularmente en chocolate con alto porcentaje de cacao.

Obviamente también aseguramos el aporte de otros muchos alimentos, pero estos que cito aquí son principalmente los que mayor carga antioxidante nos aportan.

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Si es cierto que en algunos casos, la nutrición no puede ser perfecta o el sistema digestivo no nos permite tolerar todos estos alimentos o bien no son bien absorbidos, en este caso es cuando recurrimos al empleo de suplementación de vanguardia tal como:

Por descontado, nunca se usan todos juntos, pero aquí tienes algunos de los cuales más solemos utilizar en consulta de nutrición:

Los suplementos antioxidantes son concentrados de compuestos que pueden ayudar a combatir el estrés oxidativo en el cuerpo. Algunos de los suplementos antioxidantes más comunes y estudiados incluyen vitaminas C y E, coenzima Q10 (CoQ10), Ácido Alfa-Lipoico, selenio, zinc, catequinas del té verde, curcumina, luteína y zeaxantina, licopeno y polifenoles.

Al considerar la suplementación con antioxidantes, es importante recordar que la eficacia de los suplementos puede variar dependiendo de la salud individual, la dieta, el estilo de vida y la presencia de condiciones médicas específicas. Además, los antioxidantes pueden interactuar con ciertos medicamentos y condiciones, por lo que siempre se recomienda consultar con un profesional de la salud antes de comenzar cualquier régimen de suplementación. En el contexto de la medicina preventiva, la suplementación se utiliza a menudo para complementar una dieta saludable, no para reemplazarla.