Más de la mitad de las mujeres desarrollará una enfermedad neurológica a lo largo de su vida. Un dato, sin duda, que nos debe llevar a la reflexión. Si nos atenemos a los datos, todo parece indicar que las mujeres se llevan la peor parte: padecen ictus más frecuentes, más graves y con peor pronóstico, y no hay que olvidar que el ictus es la principal causa de muerte en la mujer. Además, el 80 % de las personas que padecen migraña son mujeres, dos de cada tres pacientes diagnosticados de enfermedad de Alzheimer son mujeres, el insomnio afecta hasta al 40% de las mujeres mayores de 65 años y la esclerosis múltiple es 3 veces más frecuente en la mujer que en el hombre y además se presenta en la edad fértil.
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Un problema que afectará a una de cada dos mujeres
Todo ello nos lo confirma la doctora Susana Arias, Vocal de la Sociedad Española de Neurología (SEN). “Una de cada dos mujeres padecerá una enfermedad neurológica. Y no podemos olvidar que se trata de enfermedades graves. Hay que pensar que las mujeres mayores de nuestro país se mueren principalmente de enfermedad cerebrovascular, de ictus. Además, los ictus que padecemos son de mayor tamaño, tienen peor pronóstico, generan mayor discapacidad y mayor riesgo de institucionalización”, nos detalla.
La doctora añade, además, que en el campo de las demencias, como la enfermedad de Alzheimer, dos de cada tres sujetos que se diagnostican en nuestro país también son mujeres. “Esto tiene bastantes implicaciones, porque es una enfermedad neurodegenerativa crónica, frente a la cual hoy en día todavía no existe un tratamiento modificador de la enfermedad”, nos comenta.
Por ahora hemos hablado de dos problemas de salud muy vinculados al paso de los años, pero si nos centramos en etapas más tempranas, también vemos cómo la mujer está especialmente representada. “Por ejemplo, en el campo de las migrañas hay 5 millones de sujetos con este dolor de cabeza de alta intensidad en nuestro país, y de ellos el 80% son también mujeres. Aquí, además, hay que tener en cuenta que les afecta en una etapa fértil, una etapa también de desarrollo personal y profesional, con las implicaciones que esto va a tener”, nos cuenta la doctora, que añade que muchas veces se encuentra con que las mujeres van a trabajar sintiéndose mal, con su dolor de cabeza, porque no quieren estar pidiendo los días de permiso constantemente en su puesto de trabajo. Hay casos, además, en los que el dolor de cabeza va ligado a la menstruación. “Te viene el dolor de cabeza siempre con la regla y te planteas que no vas a fallar siempre que tengas la regla, porque sabes que si no, a la hora de un ascenso profesional, probablemente no te escojan a ti”, explica la experta.
Hay que hacer mención también a enfermedades que implican cierto grado de discapacidad, como es la esclerosis múltiple, en la que también hay un cociente de tres mujeres por cada varón. “En el caso de la esclerosis múltiple, el prototipo también es de una mujer joven, muchas veces con deseo gestacional. Aquí necesitamos tratamientos inmunosupresores, entre comillas agresivos, que tenemos que escoger muy bien porque es una etapa especialmente sensible. A lo mejor muchas veces tenemos que posponer ese deseo gestacional durante unos años para conseguir un control de la enfermedad o saber que el fármaco que estamos dando tiene un potencial alto teratogénico”, nos cuenta la doctora.
“Además, si hablamos de las mujeres con crisis epilépticas, hasta el 25% de las que las padecen se encuentran en la edad fértil. Aquí tanto los fármacos pueden influir sobre los anticonceptivos orales como los anticonceptivos orales sobre los fármacos de las crisis. Entonces tenemos que elegir muy bien el fármaco que vamos a escoger, su dosis, que no resulte teratogénico, que no disminuya el umbral del anticonceptivo oral y tengamos un embarazo no deseado por encima con un fármaco neuromodulador. No es lo mismo pautarle un fármaco antiepiléptico a un hombre de 35 años que ponérselo a una mujer”, argumenta la doctora, que menciona también los trastornos del sueño, mucho más frecuentes en las mujeres, sobre todo llegada la menopausia.
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¿Por qué se llevan las mujeres la peor parte?
Teniendo todo esto en cuenta, confirmamos que los datos no hacen sino constatar una evidencia: las enfermedades neurológicas están muy vinculadas a la mujer. Los expertos profundizan en las causas. “Nos llevamos la peor parte por las hormonas. Puede haber pequeñas diferencias anatómicas, como que el cerebro femenino pesa un poquito menos que el masculino, pero también es cierto que las mujeres pesamos menos que los hombres. El número de neuronas que hay de conexiones neuronales es el mismo. Pero la influencia de los estrógenos y la progesterona va a hacer que unas zonas se desarrollen antes o después”, nos comenta la especialista de la SEN. Y cita un ejemplo concreto: “En el caso de las migrañas de las que hablábamos antes, antes de la pubertad, la proporción de hombres y mujeres que las padecen es la misma. Llegada la pubertad, cuando empieza la influencia de los estrógenos, es ahí cuando las que tienen migraña van a ser las mujeres, muchas veces influenciadas por esos cambios de estrógenos y progesterona a lo largo del ciclo hormonal”, detalla.
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El caso concreto de los ictus en la mujer
Como hemos constatado, las mujeres padecen más ictus, sobre todo en edades avanzadas. “Los estrógenos nos protegen, tienen un efecto protector sobre el endotelio vascular cuando tenemos su influencia. Pero cuando esta acaba, empieza la menopausia y aumentan los andrógenos, se nos acaba ese efecto protector de los estrógenos. Entonces somos más propensas a todos los factores de riesgo cerebrovascular. Al final vemos cómo las hormonas ejercen influencias tanto a nivel vascular como cambios conformacionales a nivel del cerebro, que van a hacer que seamos más o menos propensas a determinadas enfermedades”, nos explica.
Además, como decíamos antes, los ictus en la mujer suelen ser más graves. “Los ictus de las mujeres suelen ser de etiología cardioembólica, originados por una arritmia que es la fibrilación auricular, y aproximadamente casi el 20% de las mujeres mayores de 80 años tienen fibrilación auricular. Es una arritmia en la que el corazón no bombea bien, sino que lo hace de una manera desorganizada. Para saber que tienes esa arritmia tienes que hacerte tus chequeos, el médico te tiene que tomar el pulso, la enfermera haberte hecho un electrocardiograma y detectarlo para poner un tratamiento. Si no es así, el corazón, al no bombear a ritmo, manda un coágulo que se forma ahí porque se remansa la sangre, y ese coágulo puede ir, entre otros sitios, al cerebro. Esos ictus de origen cardioembólico se sabe que tapan arterias de mayor tamaño y que producen infartos más grandes”, confirma.
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La migraña, una enfermedad que afecta especialmente a la mujer
“La migraña se considera una de las cinco principales causas de años de vida vividos con discapacidad. No podemos infravalorar esa discapacidad que generan esos ataques continuos. Y hay gente que está teniendo uno o dos a la semana. El ataque de migraña, por definición, puede llegar a durar 72 horas, tres días. Entonces hay personas que están viviendo de migraña en migraña en migraña, enlazando una con otra. Vienen a consulta y les dices que si te pueden enseñar un calendario de días de dolor, y marcan 15-20 días de dolor de cabeza al mes”, apunta la doctora basándose en su experiencia. “Evidentemente esto tiene un coste también para la sociedad, pérdidas de horas de trabajo, reducción de la productividad... Es muy importante que esa mujer hoy en día, con los tratamientos que tenemos, solicite ayuda, porque podemos hacer que su calidad de vida cambie de una forma muy importante”, nos confirma.
La buena noticia es que se ha avanzado mucho en el tratamiento de la migraña. La doctora va más allá: “En el tratamiento de la migraña y de la mayor parte de las enfermedades neurológicas. La verdad, yo llevo 20 años en esta profesión, y hay que ver cómo, por ejemplo, en el campo de la esclerosis múltiple, hoy en día disponemos de un arsenal terapéutico de fármacos modificadores del curso de la enfermedad. Es decir, que nos van a cambiar el pronóstico de esa enfermedad, de los que no disponíamos hace 20 años. En el campo de las migrañas han surgido nuevos anticuerpos monoclonales que han conseguido cambiar también la calidad de vida de nuestros pacientes. Nos queda un poco más de camino en el campo de las demencias hoy en día. En este caso, los anticuerpos monoclonales están comercializados en Estados Unidos, pero la Agencia Europea del Medicamento aún no los ha aprobado aquí, en nuestros países. Es lo que estamos esperando ahora, porque no tenemos lo que es un tratamiento modificador del curso de la enfermedad. Tenemos solamente tratamiento sintomático, tratamiento conductual, pero no un tratamiento modificador que les permita a nuestros pacientes vivir con mayor calidad de vida”, nos detalla.
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La influencia de la edad
El hecho de que las mujeres tengan una mayor esperanza de vida y que ahora vivamos más también es un hecho que influye. “La edad evidentemente es el principal factor de riesgo para las enfermedades degenerativas, como puede ser por ejemplo el campo de las demencias, pero evidentemente frente a la edad como factor de riesgo, poco podemos hacer”, nos cuenta.
“Lo que tenemos que llegar es a una edad mayor, con la mayor calidad de vida, es decir, las mujeres tenemos que hacernos bien nuestras revisiones ginecológicas, controlar exhaustivamente nuestros factores de riesgo vascular, hacer algo de ejercicio físico, muchas actividades sociales y neuroestimularnos, alimentar nuestro cerebro. Al final, si tenemos mayor riesgo de demencia, es un poco el decálogo que nos permite mantenernos activas”, comenta la especialista.
Además, en opinión de la experta, muchas veces ese rol de cuidadora que asumen las mujeres hace que soliciten ayuda médica en nuestras enfermedades más tarde. "Se minimizan nuestros síntomas, por ejemplo, en el campo de la patología cerebrovascular, donde el tiempo es cerebro y tiempo perdido es cerebro perdido. Muchas veces las mujeres llegan muchísimo más tarde a solicitar esa atención. Piensan, ‘este hormigueo en el brazo ya se me pasará’, ‘tengo la boca torcida, bueno, ahora no puedo salir de casa, estoy cuidando a mi padre o tengo que llevar al niño al cole’. En el campo de las demencias, se ve muy claro. La mujer realiza muchísimas más tareas, hace la comida, la casa... Se empiezan a notar fallos cuando ya deja de hacer la comida. Y quizás está en una fase muchísimo más avanzada que en un hombre”, nos detalla la doctora Arias.
Y hace mención a un aspecto importante que no siempre tenemos presente. “Reclamamos que tanto en la investigación preclínica, en los modelos animales, como la investigación clínica, en muchos ensayos farmacéuticos, la mujer no se encuentra representada de una forma equiparada. Muchas veces en esa investigación preclínica se decide utilizar un modelo de ratón macho justamente para evitar los cambios hormonales que tiene el ratón hembra, que puede producir variaciones, dependiendo de qué parte del ciclo se encuentre, en muchos de los biomarcadores que usamos. Entonces es muy importante que, por ejemplo, en los ensayos clínicos se exija una paridad o que al menos cuando se ofrecen los datos se comuniquen los datos estratificados dependiendo del sexo”, nos cuenta.
El cerebro sigue siendo el gran olvidado
Uno de los problemas es que no siempre le dedicamos a nuestro cerebro la importancia que realmente tiene y descuidamos nuestra salud cerebral. “Yo siempre digo que el cerebro es el órgano más noble de la economía humana. Al final nosotros pensamos que nos enamoramos con el corazón o vivimos gracias al corazón. Y no es así. El impulso que manda, para que el corazón funcione es el cerebro. Es el que nos permite amar, sentir, reírnos, comunicarnos, caminar, etcétera. A lo mejor históricamente el cerebro ha sido el gran olvidado, pero hoy en día nos damos cuenta de la pandemia de enfermedades neurológicas que hay y que se nos vendrán encima. Los números de demencias en el año 2050, ¿cómo vamos a hacer un sistema sanitario capaz de atender lo que se nos se nos viene encima en el campo de las enfermedades neurodegenerativas?”, se pregunta la doctora.
Habla, incluso, de pandemia. Es una palabra que impone, pero es muy significativa. “Al aumentar la esperanza de vida estamos más expuestos a todas las influencias ambientales, tóxicos, infecciones, etcétera. Pero al vivir más años, evidentemente vamos a padecer más enfermedades neurodegenerativas sí o sí”, puntualiza.
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La importancia de concienciar sobre las enfermedades neurológicas
Lo que es un hecho es que hay problemas relacionados con la salud femenina, como puede ser el cáncer de mama, con respecto a los que estamos cada vez más concienciadas. No sucede lo mismo en el campo de las enfermedades neurológicas. Y no podemos perder de vista que las mujeres, en nuestro país, fallecen en gran medida como consecuencia de enfermedades como el ictus, una enfermedad cerebrovascular. “Yo creo que en el campo de la Neurología nos ha fallado históricamente un poco de educación a la población. Así como por ejemplo en el caso del infarto agudo de miocardio, la gente siempre supo reconocer muy fácilmente los síntomas de angina y acudir al hospital. O también se han hecho campañas súper buenas de educación a la población de lo que es el cáncer de mama. Creemos un poco desde la Sociedad Española de Neurología que la educación poblacional acerca de las enfermedades neurológicas a lo mejor no ha sido tan buena. No lo hemos sabido hacer. ¿Por qué? Porque a lo mejor no teníamos un arsenal terapéutico que cambiase el pronóstico de las mismas. Pero hoy en día que esto está cambiando, pues sí que son importantes todas estas campañas de educación de la enfermedad cerebrovascular”, nos comenta.
Y precisamente fruto de esa labor de concienciación, la Sociedad Española de Neurología (SEN) acaba de publicar el libro “Neurología y mujer” con el objetivo de tratar de mejorar el manejo de las enfermedades neurológicas en las mujeres. De esta forma, se ha dividido el libro en varios capítulos referentes a enfermedades neurológicas como el ictus, la migraña, la esclerosis múltiple, la epilepsia, enfermedades neuromusculares, trastornos del movimiento, demencias, trastornos del sueño, tumores cerebrales o trastornos neurológicos funcionales, con el objetivo de abordar de forma pormenorizada las peculiaridades de estas patologías en la mujer.