Cuando una persona manifiesta debilidad, palidez o mareos, los médicos se plantean si puede deberse a la anemia. Cuando es leve, se recomienda revisar la dieta y optar por todos aquellos alimentos que pueden aportar más hierro y absorberlo mejor. Siempre, claro está, habiendo encontrado la causa de esta anemia mediante un análisis de sangre y otras pruebas complementarias.
También es posible que se recomienden suplementos de hierro. Para resolver las dudas que pueden surgir en torno a la anemia y cuándo hay que tomar complementos alimenticios para combatir el déficit de hierro, recurrimos a la farmacéutica Mar Santamaría, de Promofarma.
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¿Qué es la anemia?
La anemia se define como la situación en que disminuye, da manera clínicamente significativa:
- El número de glóbulos rojos en la sangre
- O su contenido en hemoglobina, una hemoproteína que está en el interior de los glóbulos rojos y que ayuda a transportar el oxígeno.
Un valor anormalmente bajo de un parámetro, o ambos, hace que el oxígeno no se distribuya de manera óptima en los tejidos del cuerpo. De aquí los síntomas y signos de la anemia: la palidez en la piel y el cansancio acusado son los más significativos por el déficit de oxigenación. Otros posibles síntomas y signos son: dolor de cabeza, mareo, fragilidad capilar… En casos más graves, hasta puede aparecer taquicardia o sensación de falta de aire.
Tipos de anemia
Solemos clasificar las anemias atendiendo a distintos criterios (por ejemplo, según el tamaño de los glóbulos rojos o su colorimetría). El criterio más utilizado es según su causa (etiología), lo que nos orientará a la hora de tratarla. Así, las clasificamos según sean:
- De origen nutricional o por pérdidas incrementadas de micronutrientes: la más habitual es la anemia ferropénica, por deficiencia de hierro, ya sea porque no lo tomamos o absorbemos de manera adecuada, o porque lo perdemos más de la cuenta a través de hemorragias o una menstruación abundante y que también contribuye a una pérdida excesiva. También puede estar condicionada por la deficiencia en alguna vitamina indispensable para la formación de glóbulos rojos: la B12 y los folatos (vitamina B9).
- Hemolítica: cuando existe una destrucción notable e incrementada de los glóbulos rojos (por diversas subcausas, como el caso de deficiencias enzimáticas).
- Por existencia de una aplasia medular, es decir, una desaparición de las células que dan lugar a todas las células sanguíneas (aquí aparece alterado el recuento, no solo de los glóbulos rojos, también de los leucocitos y el resto de células). Las causas pueden ser muy variadas.
¿Cómo se diagnostica la anemia?
El diagnóstico clínico siempre se basa en la sospecha clínica, es decir, por los síntomas, el médico puede pensar que un paciente sufre anemia. Sin embargo, no todas las personas con palidez padecen este trastorno, y únicamente mediante un análisis de sangre se puede obtener un diagnóstico objetivo de esta condición. El hemograma, que proporciona información sobre la cantidad de glóbulos rojos y hemoglobina en la sangre, es el análisis que permite diagnosticar el tipo de anemia. Valores por debajo del 40% de hematocrito o por debajo de 12 gramos de hemoglobina indican la presencia de anemia. En la mayoría de los casos, el médico realizará otras pruebas analíticas, como el nivel de hierro sérico, ferritina, etc., con el fin de determinar el origen de la enfermedad.
¿Por qué sufrimos déficit de hierro?
Como decíamos, la falta de hierro en el organismo es la causa de anemia ferropénica, el tipo de anemia más habitual. La deficiencia de hierro viene porque no lo ingerimos o absorbemos en cantidad suficiente, por una dieta muy restrictiva o problema intestinal; o bien, por una pérdida excesiva del mineral que impide reponerlo en cantidad suficiente (hemorragias crónicas o menstruación abundante).” “Esto conduce a que los depósitos de hierro vayan disminuyendo progresivamente. Hasta que el cuerpo da señales de alarma (síntomas y signos). La ferritina es un buen indicador de la “despensa de hierro en el organismo” y si estamos llegando a niveles críticos.
¿Cuál es el tratamiento de la anemia?
El tratamiento pasa por reponer el nivel de hierro sí o sí. Pensemos que el hierro es un mineral funcional que contribuye al desarrollo y crecimiento de los tejidos. Está presente en la hemoglobina y la mioglobina, dos proteínas encargadas de transportar el oxígeno de los pulmones al resto del cuerpo, y dentro del tejido muscular.
Si podemos realizar alguna modificación a nivel dietético, dentro de nuestra opción elegida, podremos aumentar la ingesta de este mineral tomando alimentos como mariscos (mejillones, almejas, berberechos…), carnes magras, huevo, legumbres y frutos secos.
El hierro presente en los alimentos vegetales es más difícil de absorber y aprovechar, por lo que recomendamos acompañar las ingestas de fuentes de vitamina C (la vitamina C acidifica el medio y favorece la absorción intestinal del hierro). Son fuentes de vitamina C los cítricos, así como las bayas y frutos rojos, y hierbas frescas como el perejil.
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¿Cuándo conviene tomar un suplemento de hierro?
En muchos casos, si las reservas del mineral están muy “tocadas”, vamos a recurrir a fuentes concentradas de hierro vía oral en forma de suplemento o, si el médico nos los prescribe, de medicamento. También puede administrarnos una perfusión endovenosa (pinchado). Siempre seguiremos las indicaciones de un profesional de la salud en cuanto al tiempo de suplementación o toma del medicamento y revisiones posteriores.
La toma de un suplemento o medicamento a base de hierro debe hacerse preferentemente en ayunas, para facilitar así su absorción. Algunas personas pueden notar molestias gastrointestinales. Si persisten en el tiempo, esto puede condicionar el seguimiento del tratamiento. Para minimizar este problema se pueden utilizar medicamentos o suplementos con sales de hierro orgánicas (como el proteinsuccinilato o bisglicinato de hierro).
¿En qué otros casos se pueden tomar suplementos?
Si el nivel de anemia no es muy grave, otra alternativa para mejorar el confort gástrico de la toma de hierro es el de un suplemento con una dosis menor del mineral, pero de absorción optimizada (con excipientes que vehiculizan el hierro). Suelen tener una mejor tolerancia gastrointestinal.
También suelen acompañarse de vitamina C y/o vitaminas del grupo B, que decíamos que son cofactores necesarios para la producción de glóbulos rojos. En cualquier caso, habrá que individualizar la recomendación caso a caso. En ningún caso debemos suplementar a los niños sin la indicación por parte de su pediatra.
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