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Fatiga por compasión: el precio de la empatía y la atención a los que sufren

Afecta principalmente a profesionales vinculados con el cuidado de otros, pero también a aquellas personas que experimentan una conexión emocional intensa con el dolor


Actualizado 20 de noviembre de 2023 - 17:50 CET

Cuidar a un enfermo resulta agotador y suele ser estresante. Sin embargo, algunas personas experimentan algo más que estrés o cansancio. Sufren lo que en psicología se conoce como fatiga por compasión, un fenómeno que se caracteriza por manifestar un gran desgaste emocional y físico debido a la constante exposición a la angustia y sufrimiento ajeno. Es común en aquellas personas que se dedican, profesionalmente, a cuidar de los demás. También lo es en cuidadores con familiares que sufren enfermedades crónicas o, incluso, en aquellas que experimentan como suyo el sufrimiento ajeno. Andrea Trujillo, psicóloga de bluaU de Sanitas, nos explica en qué consiste y qué podemos hacer para prevenirla, tanto en entornos profesionales como en la familia.

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¿Qué es la fatiga por compasión?

La fatiga por compasión, también conocida como agotamiento empático, se refiere a un estado emocional y físico de cansancio extremo que resulta de la exposición continua a las experiencias traumáticas o el sufrimiento de otros.

La exposición constante a relatos traumáticos, el contacto prolongado con el sufrimiento ajeno y la falta de recursos para lidiar con el estrés emocional suelen ser las principales causas para desarrollar este problema.

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Factores desencadenantes

A pesar de que pueden ser diversos, los más comunes suelen ser, como decíamos, la exposición continua a situaciones traumáticas, como la atención a pacientes con enfermedades graves o experiencias de violencia. La falta de límites claros entre el trabajo y la vida personal; y la ausencia de una red de apoyo sólida, suelen ser factores claves que desencadenan este trastorno.

Por otra parte, la falta de recursos para gestionar el estrés emocional, la sobrecarga de responsabilidades y la sensación de impotencia frente al sufrimiento ajeno también son factores adicionales que incrementan el riesgo.

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Síntomas de la fatiga por compasión

En primer lugar, mencionar que la fatiga por compasión puede afectar tanto al bienestar emocional como el físico de la persona. Los más frecuentes son:

  • Agotamiento emocional: sensación permanente de cansancio y desgaste emocional
  • Despersonalización: desarrollo de actitudes y sentimientos de distanciamiento hacia los demás, manifestándose como una disminución de la empatía y la conexión emocional.
  • Cambios en el estado de ánimo: momentos de irritabilidad, tristeza o ansiedad, que interfieren con el funcionamiento diario.
  • Problemas de sueño: dificultades para conciliar el sueño, mantenerlo o experimentar descanso reparador, contribuyendo al agotamiento físico.
  • Aislamiento social: retraimiento de actividades sociales y reducción del interés en interactuar con amigos o familiares.
  • Síntomas físicos: dolores de cabeza, problemas gastrointestinales y otros inconvenientes físicos que no tienen una causa médica evidente.

No obstante, identificarlos de manera precoz es primordial para abordarla, implementando estrategias de autocuidado y buscando apoyo profesional, ya sea de manera presencial o a través de videoconsulta, cuando sea necesario.

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Diferencias con el estrés o el agotamiento

La fatiga por compasión se diferencia del agotamiento o estrés común en que está específicamente vinculada a la exposición constante al sufrimiento ajeno y la empatía intensa.

En cambio, el agotamiento y el estrés común pueden resultar de diversas fuentes laborales o personales, mientras que la fatiga por compasión se relaciona con la carga emocional asociada al cuidado de otros, sobre todo en profesiones de apoyo emocional como la salud y la asistencia social.

¿A quiénes afecta con mayor frecuencia?

Afecta, especialmente, a profesionales del cuidado de la salud, terapeutas, trabajadores sociales y cuidadores informales, ya que son los que se exponen de manera constante al sufrimiento ajeno.

Por otro lado, este fenómeno también puede impactar a personal de emergencia que enfrenta situaciones traumáticas regularmente. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la fatiga por compasión no se limita a estos grupos y, según el caso, se manifiesta en cualquier persona que experimente una conexión emocional intensa con el dolor de otros, ya sea en un contexto laboral o personal.

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Tratamiento de la fatiga por compasión

El tratamiento de la fatiga por compasión implica estrategias integrales, como el autocuidado prioritario, establecimiento de límites saludables, supervisión y apoyo profesional, desarrollo de resiliencia mediante prácticas como la meditación y participación en programas de bienestar laboral.

Además, reconocer los síntomas tempranamente y adoptar medidas proactivas para preservar la salud mental y emocional son fundamentales.

Por ello, la combinación de enfoques personalizados suele ser más efectiva para abordar este fenómeno.

Consejos de autocuidado

Primeramente, es recomendable establecer límites, priorizar el autocuidado, buscar apoyo social y participar en supervisión o terapia con un profesional.

Asimismo, también aconsejaría ejercitar el poder de resiliencia y tomar descansos regulares.

Por último, es interesante fomentar la comunicación abierta con amigos y seres queridos.

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Estrategias de prevención

En mi opinión, algunas de las más eficaces podrían ser:

  • Mindfulness y meditación: contribuye a mantener la atención en el momento presente y mitigar el impacto emocional acumulado.
  • Tiempo de desconexión: instaurar períodos regulares de desconexión total del trabajo para recargar energías y evitar la saturación emocional.
  • Rotación de tareas o turnos: si es posible, implementar rotación de tareas o turnos para dividir la carga emocional y prevenir la exposición prolongada a situaciones difíciles.
  • Celebrar éxitos y logros: esto contrarrestaría la carga emocional negativa a través de experiencias positivas.