Cada vez son más las personas que viven abrumadas por su entorno laboral. Y puede ser una presión autoimpuesta o marcada desde fuera. Tanto es así, que ya nos hemos familiarizado con el conocido burnout laboralo síndrome del trabajador quemado. Pero hoy queremos hablarte de un nuevo trastorno laboral al que se ha bautizado como sisifemia. El origen de este término está en un personaje mitológico, Sísifo, que fue condenado a empujar una roca gigante cuesta arriba, con el único objetivo de verla caer nuevamente y volver a repetir el proceso infinitamente. En el ámbito laboral actual, las personas que sufren de sisifemia se ven atrapadas en una rutina laboral interminable y desafiante, donde la búsqueda constante del éxito y del reconocimiento se convierte en su condena diaria.
“Es un término muy reciente y viene de la historia mitológica de Sísifo, condenado a empujar eternamente una roca cuesta arriba solo para verla rodar hacia abajo una vez alcanzada la cima. Lo que simboliza un extremo esfuerzo casi sin sentido. Esto está sucediendo a muchos trabajadores, que extenuados por jornadas interminables, a menudo carentes de un propósito claro y tangible, se extienden por períodos prolongados, reflejando así la esencia de este término; un estado de fatiga y desmotivación, donde el esfuerzo parece desproporcionado en relación con los resultados o satisfacciones obtenidas”, nos detalla Inma Brea, coach experta en comportamiento humano y en Humanización Corporativa, y mentora para directivos y líderes organizacionales.
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Cuáles son los síntomas
Si nos planteamos cuáles son los síntomas que pueden alertarnos de que padecemos este problema en nuestro entorno laboral, los expertos de Vivofácil nos resumen los que son los más destacados: obsesión por la productividad, ambición desmedida, agotamiento físico y mental y la búsqueda del perfeccionismo extremo. Al detalle, podemos resumirlos en los siguientes
- La búsqueda constante de validación externa.
- Autoexigencia perfeccionista.
- Aislamiento social.
- Agotamiento físico y mental.
- Disminución de la concentración y problemas de memoria.
- Dificultad para dormir.
- Incapacidad para desconectar del trabajo.
- Desánimo y sentimiento de incapacidad para resolver la tarea diaria
- Episodios de ansiedad y cuadros de depresión.
“Lo más notable físicamente es una fatiga constante y problemas para dormir bien. Mentalmente, nos enfrentamos a la ansiedad y al estrés, que nublan nuestra mente, robándonos la concentración y también la creatividad. En consecuencia, nos lleva a una irritabilidad que trasciende lo personal, afectando también las relaciones sociales. Y esto es importante porque nos empuja al aislamiento o, por el contrario, genera conflictos con quienes nos rodean. Y en lo más profundo, estos desafíos impactan en cómo nos vemos a nosotros mismos, distorsionando nuestro autoconcepto y autopercepción, haciéndonos cuestionar nuestro valor y capacidades. Es un llamado a atender no solo nuestra salud física, sino también mental y emocional", comenta por su parte Inma Brea.
¿A quién puede afectar este problema?
En opinión de los expertos, la sisifemia afecta a una amplia gama de profesionales que se dedican a actividades de consultoría, comunicación, marketing, investigación, comerciales y sanidad entre otras.
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Una relación insana con nuestro trabajo
Le preguntamos a Inma Brea si implica una relación insana con nuestro trabajo, que puede llegar a afectar a nuestra salud mental. Y es contundente al respecto: “Sí, definitivamente. La sisifemia implica una relación insana con el trabajo, donde la carga y las demandas laborales exceden nuestra capacidad para manejarlas de manera saludable. Este desequilibrio puede tener un impacto significativo en nuestra salud mental. Cuando dedicamos demasiada energía y tiempo al trabajo, a menudo a expensas de nuestro bienestar personal y social, nos arriesgamos a caer en un estado de agotamiento físico y emocional, a veces con consecuencias graves”, nos cuenta.
Consejos para prevenir la sisifemia
Para prevenirla, los expertos apuntan a que se debe tratar de adoptar un enfoque más equilibrado en la educación de la infancia y en la cultura laboral. La clave, según Inma Brea está en una palabra: Límites. "Primero a nosotros mismos y después a la empresa, jefe, etc. A menudo, trabajar en exceso esconde problemas más profundos como la falta de confianza en nuestras capacidades. Es importante abordar estas cuestiones, tal vez con ayuda de profesionales. Además, es esencial equilibrar el trabajo con actividades que disfrutamos y que nos relajan. Vivimos en una cultura donde producir constantemente está bien visto y nos hace creer que así debe ser, pero no es sostenible en el tiempo. Al menos no, sin que haya importantes consecuencias”, apunta la experta.
Pero también deben estar implicadas las empresas, pues se trata de un problema que sucede en el ámbito laboral, por lo que se deberían tomar medidas, entre las que desde Vivofácil destacan las siguientes:
- Fomentar una cultura corporativa que promueva la autenticidad y el equilibrio en lugar de la perfección.
- Hacer una correcta evaluación de riesgos psicosociales, así como implementar cambios organizativos que ayuden a minimizarlos.
- Ofrecer programas de bienestar laboral y de apoyo a la salud mental para que las personas empleadas dispongan de herramientas.
- Promover el desarrollo personal capacitando y formando a las personas en estrategias que ayuden a la prevención de este u otros trastornos
- Respetar los horarios laborales, adecuar si es necesario la carga de trabajo a los efectivos profesionales, revisar los objetivos y KPIs y promover la desconexión digital.