Lo confieso: tengo una lista de reproducción que se titula 'Nubes y tormenta' a la que doy play en mis días más tristes. En ella hay canciones de Damien Rice, de Love of Lesbian, de Ed Maverick, de Coldplay, y de cualquier otro artista que sea capaz de tocarme la fibra sensible con sus letras y melodías en mis días de bajón, o que sea el culpable de provocármelos. Antes me escondía en la 'sesión privada' de Spotify para escucharla porque me parecía que nadie tenía por qué saber mi evidente triste estado de ánimo cuando la reproducía. Ahora, y tras hablar con otras personas que hacen lo mismo, lo digo claro: me gusta escuchar música melancólica cuando me siento mal emocionalmente, y confirmo que hasta me cura hacerlo.
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-Beneficios de escuchar música mientras haces otras cosas
Escuchar música triste cuando no tenemos un buen día, o un buen momento, es un fenómeno que puede resultar muy beneficioso para la salud. Aunque todo en exceso nunca es bueno (tampoco hay que acomodarse en la tristeza), lo cierto es que muchas personas que compartimos esta experiencia común la repetimos por varias razones. Por un lado, nos ayuda a liberar y a experimentar nuestras propias emociones, actuando de catarsis emocional. A veces no somos capaces de contar a alguien lo que nos sucede y encontramos en una letra de canción la respuesta que buscábamos (o no), conectamos con un sentimiento que, casualmente, puede ser también el nuestro. Por otro, sentimos una conexión emocional con los versos, encontramos en ellos un apoyo, y muchas veces, también, hallamos en ellos una manera ideal de procesar nuestras emociones. Incluso nos ayuda a validarlas, y al ver que otros atraviesan por el mismo estado de ánimo que nosotros, consecuentemente también a aceptarlas y normalizarlas.
La musicoterapia, beneficiosa para la salud mental y física
Que esto suceda se debe a que la ciencia determina que la música ayuda a nuestra salud, tanto mental como físicamente. Según varios estudios científicos, cuando llega al cerebro conecta con las regiones que procesan las emociones, pero también produce la liberación de endorfinas, las sustancias asociadas a la felicidad y al bienestar. Este vínculo explicaría que, una vez que nos ayuda a liberar esas emociones que guardábamos dentro, o a terminar de sacarlas por completo, logra al mismo tiempo que nos sintamos mucho mejor. De ahí que exista la musicoterapia, una técnica terapéutica que, a través de diferentes piezas musicales, pretende ayudar a los pacientes a regular sus emociones, ya sea calmándolos o estimulándolos, según sus necesidades. Pero aunque la música triste resulta altamente efectiva cuando se trata de exteriorizar emociones, lo cierto es que no es la única beneficiosa para nuestra salud, sino que cada uno de nosotros necesita un género o estilo diferente según el momento que esté transitando. De hecho, hasta se ha demostrado que la música clásica, más allá de tener poderosos beneficios para el desarrollo mental y el descanso de los bebés, también pueden ayudarles a paliar el dolor físico, ya que beneficia la obstrucción de la transmisión de señales de dolor a través de las fibras nerviosas.
- ¡Ni un día sin música! Cómo puede ayudarnos a mejorar nuestra autoestima
La música libera el estrés y nos ayuda a relajarnos
Hay que tener en cuesta este último factor. La liberación de endorfinas es mucho más efectiva siempre y cuando guste el artista o la melodía que se está escuchando, porque la relación entre nuestros gustos personales y la efectvidad de la terapia está directamente relacionada. De ahí que, por ejemplo, en mi lista de reproducción no esté Alex Ubago, por muy melancólico y nostálgico que pueda sonar, pues no es uno de los artistas que suelo escuchar.
La explicación a todo esto la encontramos también en Correlaciones neuronales de la familiaridad en la escucha de música: una revisión sistemática y un metanálisis de neuroimagen, un estudio de 2018 que ya sentenció que la música que nos resulta familiar, al ser capaz de activar las mismas regiones responsables del movimiento, facilita la liberación del estrés y nos ayuda a relajarnos. Pero, si la música nos ayuda a sentirnos mejor, ¿por qué hay veces que, incluso escuchándola, seguimos estando mal? Una nueva respuesta, diez años más antigua, se atisba en Internet: la Universidad de Cambridge, en El papel de la exposición en las respuestas emocionales a la música (2008), nos cuenta que el proceso transita varias etapas, que suelen tener forma de 'U'. Es decir, primero nos ayuda a sentir el placer, pero después, cuando ya nos acostumbramos a ella, su intensidad disminuye; algo que guarda sentido, si no jamás estaríamos tristes.
- La música que escuchas influye en tu rendimiento cuando haces deporte
Ahora ya sabemos por qué no podemos vivir sin música. Pero por si todavía quedase alguna duda, añadimos un último dato de los muchos que han estudiado el caso: la Universiad McGill en Montreal también concluyó que escuchar la música que nos gusta puede crear un efecto analgésico, invitando a algunos de sus estudiantes a escuchar sus canciones favoritas mientras disfrutaban de una bebida caliente. ¿La conclusión? De sus preferidas, las que les evocaban nostalgia fueron las más efectivas.