Tomar la decisión de hacer deporte no siempre es fácil. Nos cuesta salir de nuestra zona de confort, asumir nuevas obligaciones, preparar nuestra mente para que asuma el deporte como algo fundamental para estar mejor. “Tomamos más de 40.000 decisiones al día y solo somos conscientes de menos del 1% de las mismas. Entre esas decisiones está la de hacer o no deporte que nace de la actitud de levantarnos del sofá e ir a entrenar”, nos anticipa al respecto Mar Planas, conocida como Itzazo fitness (@itzazo_fitness), experta en entrenamiento de fuerza, nutrición y coach.
“Tanto si lo hacemos como si no, tenemos claro que hacer deporte es un ingrediente clave en una vida saludable en el aspecto físico y mental. Cuando entrenamos, segregamos endorfinas, conocidas como las ‘hormonas de la felicidad’, que nos hacen sentir bien y más en paz, de mejor humor e incluso reducen el dolor físico y emocional. Y al contrario, si no lo hacemos el cuerpo envejece acumulando dolores y enfermedades y por tanto vive peor y muere antes”, nos explica. Nos sobran, como diría Joaquín Sabina, los motivos. ¿Por qué nos cuesta tanto entonces?
Lee también: Apunta los beneficios de hacer ejercicio a largo plazo... ¡son muchos!
Entonces, ¿qué nos frena a tomar acción?
En opinión de la experta, la respuesta es el cortoplacismo. “La función principal del cerebro es mantenernos con vida a cada momento, no a largo plazo, ya que si no sigo viva ahora, ya no necesito preocuparme de seguir con vida dentro de una semana. Así que el principio que lo rige es el cortoplacismo. Conociendo este hecho podemos entender por qué el cerebro nos pide seguir sentadas en vez de ir a entrenar, porque así ahorramos energía y seguimos en un lugar conocido, que desaparece al ir al gimnasio porque salimos de ese espacio seguro”, asegura, remarcando que esta idea no debemos olvidarla para que cuando nos suceda pensemos que todo está creado por nuestro cerebro anticuado y que el peligro real es sucumbir a él.
La experta nos explica que una vez tenemos esto presente y conociendo la neurociencia detrás de nuestro comportamiento y toma de decisiones, podemos aplicar algunas herramientas prácticas para ayudarnos a vencer las emociones del momento.
- Entrena la dopamina. Esta hormona es la de la recompensa y es la protagonista de los comportamientos adictivos porque una vez se segrega, nos engancha y queremos más. Está presente cuando no podemos parar de comer o no dejamos de utilizar el móvil. Sin embargo, esta hormona puede jugar también a nuestro favor si conseguimos que nos haga “adictas” a hacer lo que es bueno para nosotras con la “consecución” de pequeñas metas de forma consciente. Te animo a apuntar (a mano tiene más poder) tu objetivo en un lugar visible y tacharlo con un bolígrafo cuando lo realices. Una idea sería llevar un diario de entrenamiento donde cada día taches la tarea de entrenar cuando la hayas realizado. Es una manera de hacerte “adicta” a realizarla a diario.
- Registra y mide tu progreso. No solo taches cuando lo hayas cumplido sino que registra también tus avances. Dicen que la felicidad está en el progreso así que apunta en tu diario o en un excel el peso y repeticiones que haces cada día de entrenamiento. El objetivo es intentar mejorar a diario, registrarlo y celebrarlo. Todo esto te dará satisfacción y ganas de seguir superándote porque el simple hecho de registrar algo lo mejora automáticamente.
- Celebra y comparte. La aprobación social es un estímulo mental del ser humano. Somos seres sociales y buscamos, nos guste o no, la aprobación de los demás constantemente. El hecho de celebrar tus logros y avances te hace más consciente de ello (al segregar dopamina quieres seguir haciéndolo) y si los compartes con otros, se vuelve mucho más poderoso. En ocasiones te sorprenderás a ti misma al ver que tu motivación por cumplir tu tarea va a ser equiparable a querer compartirla con otros.
- Utiliza una cuenta atrás para que el cerebro responda a ciertos estímulos de forma automática. El cerebro se prepara para actuar y para el movimiento. Por eso, puedes utilizar una cuenta atrás, que puedes ser tú misma contando de 5 a 0 en voz alta, para moverte cuando te cueste dar el paso. La norma es que, cuando llegues a 0, debe haber un movimiento físico. Por ejemplo, levántate de repente. Esta acción hace que sea más fácil acudir al gimnasio.
- Conoce el poder de la amígdala. Es una pequeña glándula relacionada con las emociones y es responsable de que se nos acelere el pulso y nos entre el miedo ante decisiones nuevas así que es normal y habitual que te entren sensaciones desagradables, y que incluso se te haga un nudo en el estómago o te pongas nerviosa, ante una decisión que implique empezar algo nuevo. Sabiendo esto, el antídoto es hacerlo, a pesar del miedo y las emociones. En el momento en el que lo haces ya no es desconocido por lo que tu cuerpo y mente se calmará y todo será más fácil y cómodo.
- “El poder del uno más”. Si se te hace una montaña pensar en ponerte en forma, perder 10 kilos, apuntarte al gimnasio o hacer tu entrenamiento es recomendable dividir tu objetivo en pequeñas partes. No le pidas a tu cerebro “hacerlo todo”, porque se abruma, lo que hay que hacer es buscar la acción más pequeña que pueda hacer en esa dirección. Por ejemplo, si tu objetivo es ir al gimnasio y no eres capaz de hacer todo para llegar allí dile a tu cerebro: “no hace falta que hagas todo, con que cojas la ropa de entrenar es suficiente”. Eso lo puedes hacer, ¿verdad?”. De repente, te estarás pidiendo algo muy ligero y mucho más fácil de afrontar y como habrás sido capaz seguirás con el siguiente paso, y con el siguiente hasta que termines completando tu entrenamiento.