La respuesta la pregunta que se plantea en el titular de esta noticia es, según Eva Bach Cobacho y Cecilia Martí, un rotundo sí. Y así lo han planteado ambas autoras en su libro El divorcio que nos une, publicado por Plataforma Editorial, en el que tratan de mostrar que todas las emociones negativas encontradas e hirientes de las separaciones pueden ser encauzadas a través de comprensiones y perspectivas que las hacen más fáciles y llevaderas, y, a su vez, nos abren caminos para orientar las rupturas en la dirección más adecuada, del bienestar y del crecimiento. Así nos lo cuentan.
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¿Quiénes piensan que se pueden beneficiar especialmente al leer El divorcio que nos une?
Puede beneficiar en primer lugar a las parejas que se quieren separar y lo quieren hacer bien y así los más beneficiados serán los hijos e hijas. También puede ayudar a sus familias y el entorno más cercano. Pueda ser de gran ayuda, además, para parejas que estén juntas y quieran prevenir o evitar una separación.
Y, por supuesto, puede ser muy útil para psicoterapeutas, abogados/as, mediadores, terapeutas, trabajadores/as sociales, educadores/as y a cualquier profesión de ayuda que trate con separaciones o divorcios.
Oímos la palabra divorcio y pensamos en dolor, herida, miedo, malestar... ¿siempre es así?
Generalmente cuando una pareja decide separarse, también se acaban todos los proyectos que tenían en común y, sobre todo se acaba la convivencia familiar.
En ese proceso de ruptura, todos los miembros de esa familia van a pasar por lo que llamamos etapas del duelo. Que significa que se van a despedir de una forma de vida en común, para cambiar a otra muy diferente en la que hay cosas que se pierden para siempre y esto es muy doloroso.
Van a sentir en muchos momentos tristeza, dolor, miedo, rabia, culpa etc. Van a estar en un carrusel emocional todos, tanto los adultos como los hijos e hijas. Pero si los adultos disponen de herramientas emocionales eficaces y saludables para sí mismos y para ayudar a sus hijos e hijas a transitar por todo esto, van a poder crecer como personas y la familia se va a poder transformar de un modo también amoroso y no traumático. Contribuir a que así sea es lo que nos proponemos con nuestro libro.
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¿Cuáles son las claves para que un divorcio se materialice de una forma amigable?
Lo primero y muy importante es que los dos miembros de la pareja lo quieran hacer conjuntamente de un modo amigable, pues si uno de los miembros está muy enfadado y no quiere llegar a acuerdos, la otra parte no lo puede hacer sola. Lo siguiente y muy necesario es que haya habido entre ellos buena comunicación, y respeto y amor suficientes mientras duró la convivencia.
Para separarse bien hacen falta valentía, responsabilidad, generosidad, delicadeza, humildad, gratitud… Esto en el momento de la separación muchas veces no se da y hay parejas en que ni siquiera se ha dado antes de la separación. En una de las cartas que nos escribimos en el libro decimos: “Difícil un buen divorcio donde no ha habido un buen matrimonio”.
Finalmente, es imprescindible que los dos se sigan amando (o al menos respetando) a través de los hijos/as y decidan hacerlo bien, primero por ellos mismos y luego por sus hijos e hijas. Todo es más fácil cuando logran poner el amor a los hijos/as por encima de todo y este es más fuerte que cualquier turbulencia emocional que puedan experimentar.
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¿Por qué solemos tender a buscar culpables cuando se produce un divorcio?
Una carta la titulamos “Si te culpo, me duele menos”. Quien piensa que el culpable de la separación ha sido la otra persona, este no tiene que cuestionarse ni plantearse nada más. Puede creerse que lo ha hecho todo bien y así sentirse mejor.
El dolor de la separación es un poco más soportable cuando hay un culpable. Si uno de los dos se siente moralmente por encima del otro miembro y con derecho a juzgarle, es una forma de sentirse libre de culpas. En cambio, si se considera a la otra parte igualmente digna de respeto, duele más.
Cuanto peor se cree que es la expareja, menos le duele y esto no sirve sólo para la pareja, también sirve para la familia, hijos/as, amigos, etc. que, a veces, preguntan quién tiene la culpa. Parece que así dolerá menos a todos, pero no es así. Esto no solo no evitará las emociones naturales de la separación, sino que las complicará y generará un montón de conflictos.
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¿De qué forma puede conseguir una pareja que se separa convertir su pasado en una experiencia emocionalmente sana?
Siendo muy conscientes de que en la vida ocurren cosas que no deseamos o no estaban en nuestros planes, pero que no está en nuestras manos evitar. Y de que no solo no tiene ningún sentido querer retener a nuestro lado a quien no quiere estar con nosotros, sino que amar de verdad es dejar marchar libremente a quien amamos, si esa persona va a estar mejor -o cree que va a estar mejor- lejos de nosotros o con otra persona.
Mirando también y guardando en el corazón los momentos bonitos, cálidos, amorosos, que los hubo y agradeciendo al/la otro/a todo lo compartido y aprendido durante el tiempo que duró la convivencia.
Y sobre todo mirando y amando a los hijos e hijas, que son el regalo que les va a quedar para siempre de esa relación. Y cuando se miran en la despedida, decirse el uno al otro “todo eso que hemos vivido valió la pena” y a los hijos/as “por vosotros valió la pena”.
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Como comentábamos antes, en uno de los capítulos afirman que es difícil un buen divorcio donde no ha habido un buen matrimonio, ¿es un patrón que siempre se suele repetir?
No podemos decir que este patrón se repite “siempre”. Pero sí es cierto que si el tiempo que duró la relación no hubo gestos de complicidad, ni una buena comunicación afectiva y emocional y no fueron respetuosos entre ellos, ni teniendo una buena sintonía, ni siendo capaces de llegar a acuerdos y pactos, ¿cómo van a mantener un buen diálogo y a tratarse respetuosamente en unos momentos de tanta agitación emocional, si no lo han hecho durante el tiempo de convivencia? Es muy difícil, aunque no imposible, hacer un buen divorcio donde no ha habido una buena relación durante el “matrimonio”. En el libro mostramos formas de hacerlo posible.
Cuando hay hijos, todo se complica más, pero cada vez hay más niños hijos de padres separados, ¿piensan que se está normalizando a nivel social el divorcio?
Es cierto que desde hace varias décadas hay muchas más parejas que se separan. Está mucho más normalizado que hace años, ya no es tabú y ya no produce tanto estigma. Como dice Joan Garriga en el prólogo de nuestro libro, parece que “…se acabaron los tiempos de la pareja para siempre”. También dice Joan Corbalán en su libro Familias modernas “la familia nuclear ha dejado de ser en los últimos tiempos el único modelo de familia… las sociedades modernas se han abierto a nuevas formas de familia…la familia no se destruye, se transforma”.
Queremos pensar que es posible otra forma de entender y afrontar las separaciones y que podemos crear una cultura distinta del divorcio, de manera que sea más saludable de vivir y de interpretar las rupturas de pareja.
De todas formas, hay que reconocer también que muchas parejas se crean y se rompen con una rapidez y una facilidad asombrosas. Cuando esto ocurre una vez tras otra en una misma persona y causa sufrimiento en ella y/o en los hijos, hay que mirar qué está ocurriendo porque no es sano y no se debería normalizar. Nos encontramos con hijos/as que ya no quieren conocer a más parejas de sus padres, y es natural y lícito, en el libro también abordamos este tema.
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¿Piensan que en un divorcio todos salen perdiendo?
No tiene por qué ser así. Se pierden cosas importantes y es natural que sea doloroso, pero no tiene por qué ser traumático y acarrear una desdicha sin fin. Si es un divorcio consciente supone un proceso de transformación personal y de madurez emocional, haciéndose cada uno cargo de sus propias emociones y circunstancias y, aunque la historia de amor se haya acabado, muchas veces, se puede dar una muestra de amor y de respeto tan grande, estando separados, o incluso mejor (porque es más difícil) que si siguieran juntos.
¿Cómo piensan que afecta psicológicamente el divorcio?
Como decíamos antes, supone un duelo y, lógicamente, mientras se estén atravesando las etapas del duelo, los miembros de la pareja y los hijos también pueden pensar que esa decisión será negativa para siempre, que no se podrán recomponer del dolor, el enfado u otras emociones ingratas y difíciles, y que toda su vida estará marcada por lo vivido en la separación. Pero cuando pasa el tiempo, si se han atendido adecuadamente todas estas emociones naturales e inevitables, muchas veces observan que han aprendido mucho en ese proceso, que les pareció tan duro.
Han tenido que conocer y conectar con sus emociones y desde ahí han tenido que superar retos, miedos, enfados y han visto que tenían más recursos y capacidades de las que creían o han adquirido otras nuevas. Muchas veces, cuando pasa el tiempo, se dan cuenta de que no ha sido tan malo y que han salido fortalecidos.
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¿Cuánto tiempo se suele tardar en sanar la herida tras un divorcio?
No hay un tiempo determinado para superar los efectos del divorcio, pues cada persona tiene su ritmo y sus capacidades para superar los retos que la vida le pone. Cuando nos preguntan: por favor dime ¿cuándo voy a volver a estar bien, cuánto tiempo me va a durar este estado de apatía o malestar? Les decimos que hasta que no pasen la primera vez las fechas más señaladas y significativas para ellos, como cumpleaños, Navidad, vacaciones, etc., no empezaran a notar esa mejoría que querrían tener ya.
Hay personas que tardan mucho en superar el duelo y no salen de ahí en años, algunas se quedan en una actitud de víctima y resentidas para siempre, se niegan a reconocer que su relación se había acabado hacía tiempo, o que esa relación ya no podía seguir por más que lo deseara, y que esa decisión que tomó la otra parte no fue tan mala decisión, dadas las circunstancias. Si lo aceptan y lo asumen, a pesar de que no sea de su agrado, y se hacen cargo de manera adulta, generosa y responsable de su dolor, sus emociones y sus circunstancias, en vez de hacer un drama o de convertir en la separación en una guerra, el duelo será más corto.
¿Es posible salir reforzado a nivel psicológico de un divorcio?
Si dejan pasar el tiempo suficiente para traspasar toda la etapa emocional y salir fortalecido de ella, es muy fácil que las parejas descubran muchos aspectos de sí mismos que no habían tenido posibilidad de ver estando en la relación. A veces ocurre que en una relación hay uno de los miembros que brilla o sobresale y el otro miembro apoya a su pareja y lo acompaña. Pero cuando se produce la separación y se marcha el que brillaba, quien se queda empieza a redescubrirse y a mostrar partes de sí mismo que no conocía y también empieza a brillar en aquello que quizá tenía escondido en lo más profundo. Podemos decir que conocemos bastantes casos de parejas que han vivido esta situación de diferentes formas, saliendo más reforzados y más auténticos.
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Para finalizar, ¿piensan que separarse bien es posible?
Por supuesto que lo creemos, si no lo pensáramos no habríamos escrito este libro. Además, hay hechos que lo corroboran. Podemos afirmarlo por la cantidad de parejas que ya lo están haciendo muy bien durante el proceso y después que acaba el mismo, también lo siguen haciendo bien con los hijos/as y en su relación como padres.
En el divorcio se separa la pareja, pero como padres siempre seguirán unidos ante sus hijos/as. Y tenemos la esperanza de que cada vez sean más las parejas que pertenecen al “club” exclusivo y metafórico de las parejas bien separadas, por eso hemos actualizado y reeditado este libro.