La expresión 'mente de mono' es un término que se utiliza en psicología y desarrollo personal para describir la tendencia humana a tener pensamientos constantes y a menudo incontrolables, que saltan de un tema a otro de manera caótica, similar al comportamiento de un mono que salta de rama en rama en la selva. Así nos lo explica Marc Rodríguez (@rodriemocion), Psicólogo Especialista en Inteligencia Emocional. Sin duda, el nombre no hace sino llamarnos la atención.
¿Por qué se llama 'mente de mono'?
Es una analogía para recordarnos a la naturaleza inquieta, distraída y que “salta” de un lado a otro que caracteriza a la mente humana. “En términos más técnicos, la 'mente de mono' se asocia con la rumiación mental, la preocupación constante, la falta de concentración y la dificultad para estar en el momento presente. Esto, como es evidente, es una condición que genera y se convierte en una gran fuente de estrés, ansiedad, agitación emocional, irascibilidad y reactividad emocional”, apunta el psicólogo.
Lo que ocurre es que estos pensamientos dan lugar a un diálogo interno negativo y a un análisis excesivo de situaciones pasadas, presentes y futuras, con el consecuente consumo de grandes cantidades de recursos a nivel mental, emocional y atencional.
“La mente de mono' es un concepto importante en el ámbito de la inteligencia emocional y el desarrollo personal porque puede interferir con la capacidad de una persona para tomar decisiones conscientes, mantener relaciones saludables y experimentar el bienestar emocional”, nos dice.
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¿Puede ser considerada como un precursor de la ansiedad?
En opinión del experto así es. “La 'mente de mono' puede considerarse un precursor de la ansiedad en muchas personas. La relación entre la 'mente de mono' y la ansiedad se basa en la tendencia de la mente de divagar constantemente y preocuparse por situaciones futuras o revisar eventos pasados. La repetición de estos patrones mentales terminan por generar un estado de estrés e inquietud demasiado constantes, siendo el caldo de cultivo perfecto para contribuir a la ansiedad”, nos explica.
Y es que cuando la mente está llena de pensamientos preocupantes, negativos o irracionales, es más probable que una persona experimente síntomas de ansiedad, como palpitaciones, sudoración, tensión muscular y preocupación excesiva.
“Por si esto no fuera suficiente, la 'mente de mono' dificulta nuestra capacidad para entrar en estados de relajación, de conectar con el momento presente, lo cual agrava aún más los efectos negativos de la ansiedad”, añade.
Pero, eso sí, el experto añade que no todos los mensajes son negativos, la buena noticia es que la conciencia de estos patrones erráticos de pensamiento se pueden corregir y se puede llegar a manejar la mente. Al aprender a controlar y redirigir la 'mente de mono', las personas pueden reducir la carga de estrés y ansiedad en sus vidas.
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Relación con la llamada rumiación mental
Marc Rodríguez nos explica que, de hecho, la rumiación mental es la base principal de la 'mente de mono', tienen una relación muy estrecha. La rumiación consiste en un enfrascamiento de la persona en pensamientos repetitivos, habitualmente negativos sobre eventos pasados o futuros.
“La rumiación, en palabras coloquiales, es eso a lo que llamamos, darle muchas vueltas a las cosas o “rallarse” mucho por algo, es darle vueltas a los mismos pensamientos sin llegar a ningún punto claro y sin tomar decisiones. La 'mente de mono' se caracteriza por tener pensamientos constantes y a menudo incontrolables que saltan de un tema a otro de manera caótica”, detalla.
Y no podemos perder de vista que en muchos casos, estos pensamientos también pueden ser rumiativos, es decir, centrarse en preocupaciones, dudas o eventos pasados.
“La rumiación mental puede ser un componente significativo de la 'mente de mono', ya que contribuye a la inquietud mental y a la dificultad para mantener la concentración en el presente. Ambos conceptos, la 'mente de mono' y la rumiación mental, a menudo se asocian con niveles más altos de estrés, ansiedad y dificultades en la toma de decisiones”, nos cuenta.
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Cómo afrontar este problema
¿Cómo podemos conseguir salir de ese estado de mente dispersa, que pasa de un tema a otro constantemente? “La respuesta es sencilla, pero la aplicación es otro cantar, la base es aprender a salir de un estado de mente dispersa, es un desafío y más en la sociedad actual que nos empuja a una desconexión constante de nosotros mismos. Pero con práctica y estrategias adecuadas podemos llegar a domar esa 'mente de mono'”, nos anticipa el experto.
¿Qué cosas nos pueden ayudar?
- Atención plena (mindfulness). La atención plena es una práctica que consiste en enfocar conscientemente la atención en el momento presente. A través de la meditación de atención plena y la práctica de la conciencia en la vida diaria, puedes aprender a ser consciente de tus pensamientos y emociones sin juzgarlos.
- Técnicas de respiración. La respiración profunda y consciente es la manera más rápida y efectiva de conectar con el momento presente, la gran ventaja es su facilidad de aplicación y no necesitar ningún tipo de material para realizarla.
- Establece prioridades. Organizar tus tareas y actividades en una lista de prioridades. Esto te ayudará a centrarte en una tarea a la vez en lugar de saltar constantemente entre tareas. Siempre recomiendo la matriz de Eisenhower para facilitar este proceso.
- Limita las distracciones. Minimizar las distracciones en tu entorno. Apagar las notificaciones del teléfono, cerrar las pestañas del navegador que no necesitamos y crea un espacio de trabajo tranquilo y libre de interrupciones. Este paso es totalmente fundamental.
- Tiempo programado para pensar. Asignar un tiempo específico en el día para la reflexión y la resolución de problemas. Durante ese tiempo, dejamos que la mente divague, pero una vez suene el cronómetro, volvemos a la tarea sin discusión.
- Ejercicio físico. La actividad física regular puede ayudar a reducir la agitación mental, además de la liberación de endorfinas u otras hormonas responsables del bienestar.
- Terapia cognitivoconductual (TCC). Si la 'mente de mono' es un problema persistente y afecta tu calidad de vida,se considera buscar la ayuda de un terapeuta especializado en TCC. Esta terapia puede proporcionar estrategias específicas para abordar la rumiación y la distracción constante al trabajar con patrones de pensamiento inadecuados.
- Descanso adecuado. La falta de sueño puede contribuir a la 'mente de mono' y la dificultad para concentrarse. Un buen descanso es esencial para mantener una mente clara y enfocada.
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¿Puede resultar difícil dominarla?
En opinión del psicólogo, dominar esta situación puede resultar desafiante para algunas personas, ya que implica cambiar patrones mentales arraigados y desarrollar nuevas habilidades de atención y enfoque. Sin embargo, no es imposible, y muchas personas han logrado mejorar su capacidad para controlar la mente de mono con práctica y esfuerzo continuo.
"No todo vale para todo el mundo, por eso resumo las estrategias que bajo mi experiencia y conocimiento se deben tener en cuenta como pilares para afrontar esta problemática", nos dice.
- Varía de persona a persona. Algunas personas pueden encontrar más fácil controlar sus pensamientos y mantener la concentración, mientras que otras pueden requerir más tiempo y esfuerzo. Como todo, no hay dos personas iguales.
- Requiere práctica constante. Al igual que cualquier habilidad, controlarla requiere práctica constante. No es algo que se pueda lograr de la noche a la mañana. La consistencia en la aplicación de técnicas como la atención plena y la gestión del tiempo es fundamental.
- Hábitos arraigados. A menudo es el resultado de años de hábitos mentales, por lo que es importante tener paciencia y perseverancia en el proceso de cambio.
- Técnicas personalizadas. Lo que funciona para una persona puede no funcionar de la misma manera para otra. Es fundamental experimentar con diferentes técnicas y enfoques para encontrar las que mejor se adapten a tu estilo y necesidades individuales.
“Dominar la 'mente de mono' puede ser un desafío, pero es un objetivo alcanzable con paciencia, práctica y el uso de estrategias adecuadas. La clave es mantener un enfoque constante en la mejora de la concentración y la gestión de pensamientos dispersos, y recordar que el progreso puede ser gradual pero valioso para la calidad de vida y la inteligencia emocional”, concluye.