No estamos ante un problema menor. Y es que según datos de la Fundación Internacional de Osteoporosis, 2.945.000 personas padecen esta enfermedad en España. Un problema de salud que afecta principalmente a los huesos, debilitándolos rápida y notablemente hasta llegar a un punto susceptible de fractura. ¿Por qué se produce esta debilidad? Proviene de la insuficiencia de masa ósea y el deterioro estructural del tejido óseo que la misma afección provoca en los pacientes. Lo cierto es que este tipo de patología se solía asociar a personas mayores, pero sin embargo, a pesar de ser una consecuencia principal del envejecimiento, hoy en día se cree que 1 de cada 2 mujeres, y 1 de cada 4 hombres podría romperse un hueso debido a la osteoporosis a partir de los 50 años. Por todo ello, toca ponerse manos a la obra y trabajar en la prevención. Y es ahí donde la vitamina D juega un papel muy relevante.
“Cuando hablamos de huesos sanos, nuestra cabeza se detiene a pensar únicamente en el calcio; sin embargo, la vitamina D es uno de los nutrientes más importantes para la salud ósea, ya que desempeña un papel fundamental precisamente en la absorción intestinal del calcio y el fósforo, dos minerales esenciales para la formación normal de los huesos”, comenta la doctora Ana Ortiz, gerente del Área de Salud de Farmasierra.
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Mantener los niveles de vitamina D
Teniendo todo esto en cuenta, la experta insiste en una idea fundamental: hay que mantener los niveles de vitamina D en condiciones óptimas, algo especialmente importante si la persona supera los 50 años o padece alguna afección ósea como la osteoporosis, ya que la correcta ingesta de esta vitamina podría prevenir o desacelerar la disminución de la masa ósea, mientras que su déficit podría agravar las consecuencias provocadas por la misma enfermedad o el envejecimiento. “Entre las personas que tienen mayor riesgo de sufrir este déficit, se encuentran los adultos mayores, quienes a su vez representan el porcentaje más propenso a padecer osteoporosis debido al envejecimiento”, explica la Dra. Ortiz, confirmando el vínculo existente entre la edad, la deficiencia de esta vitamina y la osteoporosis.
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Prevenir el déficit de vitamina D a partir de los 50 años
Sabemos, por lo tanto, cuál es el objetivo: tratar de evitar el déficit de esa vitamina liposoluble, que se puede obtener naturalmente de dos maneras: a través de la incidencia de la luz solar sobre la piel o a través de una dieta rica en alimentos que contengan vitamina D (pescados grasos) o que hayan sido suplementados por ella (huevos, la mantequilla, margarina, entre otros). Sin embargo, cuando el aporte de forma natural es insuficiente, suele recomendarse una tercera opción, la suplementación con vitamina D3 o colecalciferol.
Esta molécula se utiliza habitualmente para tratar la carencia de vitamina D y, a su vez, las patologías musculoesqueléticas asociadas, especialmente la osteoporosis. Con respecto a la dosificación, hay que tener presente que la dosis de suplementación no es la misma para todo el mundo, por lo que debe ser recomendada por un especialista en función de nuestra situación personal y los resultados de nuestras analíticas. La dosis de suplementación dependerá de la edad, del estado de salud de la persona y sobre todo de su objetivo, ya que no es la misma dosis para mantener estables los niveles de vitamina D que para tratar una deficiencia.
“Todavía no existe un consenso sobre los niveles óptimos de vitamina D en sangre, pero para asegurar una correcta salud ósea, muscular, inmunitaria y del organismo en general, se considera recomendable mantener unos niveles séricos de 25‐hidroxivitamina D por encima de 30 ng/ml”, explica la Dra. Ortiz. En cuanto a la suplementación, la cantidad diaria recomendada en varones mayores de 50 años, mujeres postmenopáusicas y personas con osteoporosis o con alto riesgo de déficit vitamina D es de 1.000 UI.