Skip to main contentSkip to footer
pareja cocinando© Getty Images

Amor romántico, propio, de amistad, de familia... ¿Qué nos puede enseñar cada tipo de amor?

'Siempre nos venden el amor romántico como la meta de la felicidad', nos cuenta Luna Javierre, que acaba de publicar un libro en el que reflexiona sobre las relaciones sanas


Actualizado 24 de octubre de 2023 - 10:21 CEST

De todo se aprende en la vida, y del amor, claro está, también. Y es que el amor -no solo el romántico, el de pareja- nos da muchas lecciones a lo largo de la vida. Así lo recoge en su segundo libro la autora Luna Javierre, que acaba de publicar con MR su segundo libro Todo lo que me ha enseñado el amor. En el reflexiona sobre el amor en todas sus formas -desde el que sentimos gracias a la amistad al siempre necesario amor propio, pasando, por supuesto, por el amor romántico o el amor tóxico- y las relaciones sanas, desde cómo evoluciona el amor hasta lo que engloban estas relaciones. Nos lo cuenta a continuación.

Lee también: Estos son los 7 tipos de amor según los psicólogos: ¿cuál es el tuyo?

Es la pregunta ineludible al tener entre manos su libro: ¿por qué se ha animado a compartir todo lo que le ha enseñado el amor?

Embarcarme en el viaje de escribir un segundo libro estuvo en mis planes desde el momento que terminé el primero. Fue una sensación de plenitud, como si me hubiese vaciado y mis letras, por fin, pudieran llegar a manos de alguien a quien pudiesen ayudar. En cuanto a la pregunta, siendo honesta, no supe que fuese a enfocarlo al amor hasta que no llevaba prácticamente la mitad del libro escrito. Fue cuando me paré a analizar y me di cuenta de que la mayoría de cosas que me rodean, se envuelven con amor. Sea en la forma que sea. Amor romántico, propio, de amistad, de familia, tóxico, o ese que casi, pero nunca terminó por ser. Y que me ha dejado tantos aprendizajes a lo largo de mi vida, que se merecía dedicarle el libro. Y así ha sido.

Lee también: ¿Y tú, tienes un amor sano o un amor tóxico?

 

hacer el gesto de un corazón con las manos© Getty Images

 

¿Han sido muchos los aprendizajes sobre el amor a lo largo de los años?

Como he dicho, creo que el amor es uno de los mayores maestros que nos da la vida. Desde que naces y a medida que vas creciendo, te envuelve sea en la forma que sea, pero en todas te enseña algo. El amor que te dan en la infancia condiciona mucho tu forma de querer o de relacionarte después. Tu primer amor, la forma en la que llega y en la que se va. Esas primeras veces. Esas segundas oportunidades. La importancia que le des a tu amor propio y lo que tardes en entender que es el más importante de todos. Tus amigos y su forma de quererte. Todo esto en cada persona es distinto y nos hace ser quienes somos. En este libro no trato esto de manera explícita, sino que lo convierto en poesía y en reflexiones de una forma en la que cualquier persona que lo lea pueda sentirse identificada de alguna manera.

¿Qué se va a encontrar el lector que se sumerja en las páginas del libro?

En este libro encontrarás una mini guía, hecha a mi manera, para sanar tu corazón. Sea por la herida que sea. Empieza con “Heridas sin cicatrizar”, donde hablamos de ese amor que dejó la espinita y todavía escuece. Ese “casi algo” que fue más todo que nada, pero nunca acabó por ser. Echar de menos. Querer de más. El segundo capítulo, “Dejar ir”, trata de despedidas. Las que se pronuncian y esas palabras se te graban para el resto de tu vida, o de las que todavía sigues esperando ese “adiós” que tanto necesitas oír, para poder soltar del todo. Seguirás echando de menos, pero esta vez, sin tratar de perseguir lo inalcanzable. Entendiendo que hay cosas que, por muy fuerte que las quieras, no pueden ser. Aprendiendo a soltar, por fin, lo que te está atando. Seguimos con “Aprender a sanar”. Aquí dejarás de poner el foco en el corazón ajeno y lo pondrás en el tuyo. Entender que las cosas pasan por algo, y que la mayoría no dependen de ti. Perdonar y perdonarte. Dejar de buscar para encontrarte. Aprender de cada cicatriz y dejar de lamentarlas. Acompañarte en el proceso, poco a poco y sin prisa. Y terminamos con “Amor sano, bonito y propio”. Entenderás que el amor que le estabas dando a alguien que no lo valoraba, te lo estabas quitando a ti. La cima siempre fue tu amor propio, aunque desde abajo no pudieras verlo. Por fin, lo entiendes. Sabes escucharte, entenderte, cuidarte y atenderte. Poner límites. Rodearte de la gente que te recarga la energía y alejar a quien te la drena. Amor del bonito, del que siempre mereciste. Un viaje que espero que te apasione tanto como a mí escribirlo y revivirlo contigo. A través de reflexiones, prosa poética, poemas, frases cortas, ilustraciones…

Lee también: ¿Y a ti, también te cuesta elegir en el amor?

Hay una frase en la contra del libro que parece resumirlo muy bien todo: "Cuando entendí la importancia del amor propio fue cuando, por fin, comprendí todo". ¿Por qué solemos descuidarlo?

Descuidamos el amor propio porque no nos enseñan que es el primero por el que hay que luchar. Por desgracia, siempre nos venden el amor romántico como la meta de la felicidad. Esa pareja que te cuida, te protege y te quiere por encima de todo. Ese amigo que lleva contigo toda la vida, y ya por ello tiene que quedarse en el resto de ella. Y vamos a por ello, cueste lo que cueste. Incluso si la moneda es nuestra salud mental. Y nos damos cuenta de lo caro que es perderla, cuando lo hacemos. El amor propio es la base de todo. Hay muchísimas circunstancias en nuestra vida que hará que se tambalee. Pero si lo refuerzas desde un principio, te sabrás acompañar después. No pedirás amor desde la desesperación, sino desde el saber lo que realmente mereces, y no permitir menos que eso. Y me refiero a todos los tipos de relaciones que puedas tener en tu vida, que si lo piensas, son muchas.

Lee también: Amor verdadero: te contamos si existe o no

¿El amor siempre duele?

“El amor, si duele, no es amor”. Esta frase forma una parte importante de mi libro y voy a intentar explicar por qué. Es cierto que siempre que queremos a alguien, de alguna manera u otra, sentiremos dolor y preocupación en ciertas circunstancias. Por ejemplo, en alguna discusión (porque sí, en las relaciones sanas se discute porque se hablan de cosas incómodas, lo cual es totalmente necesario), o en algo que le haya podido pasar a esa persona a la que quieres. Pero ese dolor es algo normal, no es preocupante. El problema viene cuando querer a alguien duele. Cuando estar con esa persona te desestabiliza tu salud mental, te genera malestar, tristeza, ansiedad, preocupación constante. Cuando esa persona te hace daño, física o psicológicamente. Cuando la antepones a ti. Cuando pones en juego tu paz mental. Eso no es amor, seguramente sea dependencia emocional, toxicidad… No soy psicóloga y no voy a entrar en tecnicismos, pero creo que se entiende lo que he querido decir. El amor sano y bonito, siempre, siempre, siempre, te sumará más que restarte. Y en eso debes fijarte.

madre e hijas© Getty Images

En el libro habla también de la amistad, ¿cómo es el amor que sentimos hacia los amigos?

El amor de amistad es uno de los más complicados que conozco. Cometemos el tremendo error de pensar que a un amigo, por ser tu amigo, tenemos que permitir que exceda nuestros límites. E incluso a veces ni se los ponemos. Por llevar contigo toda la vida, por haberte integrado en un grupo, por haber pasado cosas increíbles juntos… Pero no debería de ser así. Una amistad sana es la que se alegra por tus logros como si fueran los suyos, nunca los entiende como una amenaza. No los mira con envidia. Trata de entenderte y darte el consejo que le gustaría que le diesen a él. Os entendéis con miraros. La conexión se palpa. Pones la mano en el fuego porque esa persona no te va a fallar. Sientes que cuando estás con él, aunque hayan sido solo 5 minutos, acabas con las pilas recargadas. Las conversaciones son nutritivas. Hay mutualidad. Si no te suena nada de esto, quizás es momento de replantearte muchas cosas. Porque no, en la amistad no todo vale. Y nunca es tarde para poner los límites que consideres.

Lee también: ¿Por qué hay personas a las que les cuesta más hacer amigos?

También hay un hueco para el amor tóxico, ese que no nos deja avanzar, ¿cómo podemos enfrentarnos a él?

El amor tóxico también puede darse de muchas formas. De hecho, es el más difícil de identificar mientras vives dentro de esa relación. Hay una característica muy peculiar de este “amor” y es que te deja tan ciego, que a pesar de que el entorno que te quiere te avise, e incluso tu cuerpo con señales físicas (como, por ejemplo, ansiedad), no lo ves. Tienes una venda que no intentas quitarte, porque piensas que no está. Que eso a ti nunca te pasaría, porque sabes identificarlo en los demás. Y por eso cuesta tanto hacerle abrir los ojos a alguien ciego de amor tóxico. El primer paso es admitir que algo no va como debería. El segundo, buscar ayuda. El tercero, dejarse ayudar. Y el último y más importante, trabajar mucho en ti. En reaprender lo que realmente mereces y lo que te está haciendo daño. Reforzar tu estabilidad emocional para que, al decidir salir de ahí, no se tambalee y te abrace muy fuerte. Del amor tóxico se sale. Te lo prometo.

Lee también: Estos son los hábitos tóxicos que pueden dañar tu relación de pareja

¿Cuál cree que es el secreto de una relación sana?

El secreto de una relación sana es el respeto, la confianza y la comunicación. Como ya he dicho anteriormente, para que una relación funcione es muy importante que se tengan conversaciones incómodas. De esas de las que siempre huyes y te genera malestar pensar que llegan. Enfrentarte a ellas reforzará la cuerda que te ata con esa persona. Siempre y cuando sea buena para ti y para tu salud mental, te conviene. Merece siempre la pena, por mucho que cueste e incomode. Saber comunicar tus necesidades, lo que te preocupa, hace daño o te genera malestar, siempre será un acto de amor propio. Y que la otra persona te escuche, te entienda e intente trabajarlo, es un gesto de amor sano. Y creo que no hay mejor combinación que esos dos tipos de amor dándose la mano. Escalando y creciendo juntos, cada uno a su ritmo, pero a la vez. Aprender el uno del otro, admirarse. Apoyarse en sus momentos más significativos, tanto buenos como malos. Y en las cosas banales del día a día. Estar ahí. Creo que eso lo resume todo.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.