Hoy es un día en el que seguro que escucharás hablar sobre salud mental, pues cada 10 de octubre se conmemora su Día Mundial. Pero lo cierto es que no es una tendencia de un día, sino que, afortunadamente, cada vez estamos más concienciados al respecto. Y gran parte de la culpa la tiene la normalización que han hecho los rostros conocidos hablando de sus problemas de salud mental. Es el caso, por ejemplo, de la modelo Bella Hadid, que ha compartido cómo es su vida con ansiedad crónica o disociación emocional.
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Y si planteamos la pregunta de qué tienen en común Mai Meneses y Selena Gomez, lo más probable es que la mayoría citara el aspecto más evidente: ambas se dedican a la música. Pero hay más puntos coincidentes entre ellas: las dos han hecho públicos los problemas de salud mental que padecen. Ambas han hablado, por ejemplo, del trastorno bipolar. Y lo hacen con naturalidad. Y no están solas. El presentador y humorista Angel Martín, la tenista Paula Badosa… la lista es cada vez más grande.
Lo que es una evidencia es que cada vez más personajes conocidos están visibilizando sus problemas de salud mental. Y sobre este aspecto hemos querido hablar con dos psicólogas, para que nos cuenten su visión sobre las razones que les han llevado a compartir con sus seguidores qué es lo que les pasa. “Creo que la finalidad es un intento de normalización y desestigmatización de los problemas emocionales o de la salud mental, tratando de que se tome conciencia de su importancia, así como la necesidad de intervenir y acudir a tratamiento especializado”, nos comienza explicando Soraya Bajat Pacios, Doctora en psicología y jefa de Salud Mental Campus Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela y Campus Hospital Universitario Sanitas La Moraleja.
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Ir al psicólogo deja de ser un estigma
La palabra estigma solía aparecer siempre que se hablaba de salud mental. Y en opinión de Rebeca Cáceres Alfonso, psicóloga sanitaria y psicoterapeuta, directora de Tribeca Psicólogos aunque nos queda mucho por avanzar en el terreno de la salud mental, también es cierto que se ha avanzado mucho. Y uno de los motivos es bien claro para ella: “Ir al psicólogo está dejando de ser un estigma para ser parte de la vida cotidiana de una persona cuando hay un problema o ante la necesidad de ayuda en la gestión de una parte de la vida. Los personajes conocidos que visibilizan problemas de salud mental o/y que acuden al psicólogo en realidad están rompiendo con la burbuja de fantasía irreal que se había creado de que por tener éxito todo va bien. El éxito está sobrevalorado en la sociedad actual y eso hace que no gestionar bien el éxito sea una fuente de problemas de salud mental y, en ocasiones, muy grave”, nos detalla.
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Cómo influye el hecho de que los famosos lo compartan
Nos preguntamos qué influencia puede tener el hecho de que estas personas que están en el foco mediático compartan con sus seguidores que también tienen o han tenido problemas relacionados con la salud mental. Y la respuesta de Rebeca Cáceres es rotunda: “Toda. Yo como psicóloga me siento muy feliz de que estas personas hagan visible lo que es real porque eso hace que sus seguidores también comiencen a verlo como real. Ellos que tienen un gran impacto en gran parte de la población son fundamentales para que poco a poco se sigan rompiendo estigmas y se vaya normalizando pedir ayuda a profesionales”, nos dice. Y añade que le gusta también que estas personas, en su mayoría, hablan de profesionales de salud mental que son psiquiatras y psicólogos. “No hablan de gurús ni de otros profesionales que con cursos de meses, en el mejor de los casos, se atreven a tener sesiones de manejo conductual y emocional. Es importante que la salud mental esté en manos de profesionales colegiados y bien formados que repito son psicólogos y psiquiatras”, puntualiza la experta.
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La normalización de los problemas de salud mental
Tal y como nos explica la experta de Sanitas, en su opinión, la principal influencia de que rostros conocidos como los que citábamos antes hagan públicos sus problemas de salud mental y los compartan con sus miles de seguidores es la normalización de los problemas de salud mental. “Hablar del malestar emocional o de los trastornos mentales con naturalidad, como hablamos de cualquier otro problema de salud, facilita que otras personas con dificultad para hablar de ello se vayan animando a romper esa barrera. Además, el hecho de que lo hagan personalidades públicas, que muchas personas tienen idealizadas, puede ayudar aún más a varios colectivos”, nos comenta. Y no olvida que es un hecho que puede generar cierta controversia. “Aunque es cierto que hay críticas al respecto, pensando en el riesgo de frivolización o banalización del malestar emocional, sinceramente, considero, en mi humilde opinión, que son mayores los beneficios que los riesgos”, explica.
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¿Puede ser una llamada de atención?
Tal vez haya quien piense que esto se puede tratar de una llamada de atención sobre la importancia que deberíamos dar, de una vez por todas, al cuidado de nuestra salud mental, a normalizar que los famosos a los que admiramos también pueden padecer ansiedad, pasar por un episodio depresivo o sufrir un TOC. “No creo que sea una llamada de atención ni tampoco una moda. Creo que es una necesidad que tenemos como sociedad y que se va expresando y materializando. Creo que dar importancia a la salud mental ha venido para quedarse y cada vez vamos a ir avanzando más en esta línea”, nos cuenta Rebeca Cáceres. Y va un paso más allá: “La llamada de atención tiene que ser para los políticos. Se necesitan más profesionales en la sanidad pública. Esto es una realidad. Somos uno de los países de la Unión Europea con menor tasa de psicólogos por habitante y de los que más recurrimos a ansiolíticos y a antidepresivos. La vida no se puede medicalizar. De nada sirve la concienciación social sobre la necesidad de recibir ayuda psicológica, si no hay un sistema público que lo sustente. Ir al psicólogo no puede ser un capricho o un lujo que puedan permitirse unos pocos. Esta parte le corresponde a nuestros políticos más que a nuestros personajes famosos”, nos explica.
“El cambio en la conceptualización de la salud mental es un hecho. En los últimos años la importancia de la salud mental se ha ido poniendo en relieve, así como ha ido disminuyendo progresivamente el tabú a estos problemas. No hemos llegado al final del camino, pero cada vez estamos más cerca”, apunta la doctora Soraya Bajat Pacios.
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Cuidar la salud mental, un objetivo vital
Estamos convencidos de que hay personas que se han planteado como uno de sus objetivos para este año 2023 cuidar su salud mental, marcando este propósito en mayúsculas en sus listas. ¿Se quedará en papel mojado, como tantos otros propósitos? Esperemos que no. “Al final, nuestro bienestar o malestar emocional inunda, para bien o para mal, absolutamente todo lo que hacemos o todos los roles en los que nos desenvolvemos (internamente, en el estudio/trabajo, la familia, la pareja, con los amigos, etc.)”, nos comenta al respecto la psicóloga de Sanitas.
Y Rebeca Cáceres va más allá de ese propósito de año nuevo. “Creo que cuidar nuestra salud mental debe ser un objetivo con mayúsculas toda la vida. Tenemos que entender que hablar de salud mental es hablar de salud y eso no es un propósito que dure un año ni unos días, eso tiene que ser cada día de toda la vida”, explica la directora de Tribeca Psicólogos. Y nos comenta que es algo que debemos trabajar en el día a día. “Hablar de salud mental no es hablar de ir a terapia. Es hablar y hacer hábitos saludables cada día. Hablar de salud mental es hablar de la vida. Hay que poner el foco cada día en la alimentación (básico), el deporte, las relaciones (pareja, familia, hijos, amigos, laborales), el trabajo… La mayoría de la gente que tiene problemas de salud mental están relacionados con estos aspectos de nuestro día a día, no con grandes catástrofes. Tiene todo el sentido, porque aquello con lo que convivimos a diario tiene que estar en equilibrio, regulado, adecuadamente gestionado. Si no es así es obvio que nos va a sacar de nuestro centro y vamos a presentar síntomas que van a estar relacionados con la incapacidad de gestión de alguno de estos aspectos o lo que es peor con una insatisfacción con nuestra propia vida”, nos cuenta.
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Cuidarnos en nuestro día a día
No podemos olvidar algo básico: al igual que debemos cuidarnos físicamente con continuidad, emocionalmente también. “Eso no significa que estemos todo el día observándonos o pretendiendo estar bien en todo momento, significa simplemente que debemos ser conscientes de las conductas, emociones y pensamientos que nos perjudican para intentar minimizar su impacto, así como tratar de realizar (dentro de lo posible) aquello que nos favorece o nos ayuda a estar mejor y más estables. En el caso de las personas que ya están en tratamiento por algún problema mental o emocional, deben ser aún más conscientes en su día a día y seguir las indicaciones del tratamiento médico y/o psicológico”, explica la doctora Bajat.
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Estrategias sencillas para cuidar de nuestra salud mental
Debemos ponernos, por tanto, manos a la obra. Y hay que comenzar haciendo varias reflexiones. “Lo primero de todo es poner el foco en ver si todos estos aspectos de nuestra vida están en orden. Es decir, si nos sentimos bien con nuestra pareja, solos, en la familia (cada uno la situación que tenga). Si estamos bien en el trabajo, esto es si nos sentimos satisfechos, vacíos, estresados, motivados… Si tenemos unos hábitos de alimentación y de sueño saludables. Si tenemos relaciones sociales que nos llenan o que por el contrario nos consumen energía… En definitiva, si estoy satisfecho con mi vida o me busco huidas, evitaciones y autoengaños porque no lo estoy”, nos comenta Rebeca Cáceres. Y es que, en su opinión, siendo muy sinceros con uno mismo, se llega a la conclusión de dónde estás y hacia dónde has de ir para recuperar el bienestar o para estar mejor. “A partir de ahí solo habrá que aceptar que vendrán emociones a veces costosas y que para que la vida cambie o cualquier aspecto de ella, tienes que tomar decisiones. Yo creo que con eso estaría bien. Eso día a día”, nos cuenta.
Es fundamental, no hay duda, escucharnos a nosotros mismos y a nuestro entorno. Ese es, en opinión de la Jefa de Salud Mental el feedback que necesitamos para saber que estamos con un adecuado bienestar emocional. “Cuando estamos bien, nos sentimos bien en líneas generales y, además, nuestro entorno nos devuelve que también nos ve bien. Por el contrario, si las personas de nuestro entorno nos dicen que no nos ven bien, o si tenemos síntomas de malestar muy intenso, sostenido en el tiempo (aunque sea leve-moderado), así como cambios significativos en nuestro bienestar emocional que no tienden a la mejoría, debemos hacer algo para tratar de para solucionarlo. Si el malestar no es muy intenso, podemos empezar nosotros mismos con nuestros recursos a cambiar cosas en nuestro día a día para mejorar nuestro bienestar. Cuando no sabemos qué hacer o realmente nos encontramos con mucho malestar, debemos acudir a un especialista”, cuenta la doctora.
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Reacios a ir a terapia
Hay otros aspectos de nuestra salud física que no nos dejan lugar a la duda. Escuchamos a nuestro cuerpo y cuando nos duele una pierna, acudimos al traumatólogo, el oído, al otorrino... ¿por qué nos sigue costando tanto aceptar que necesitamos ayuda cuando tenemos un problema de salud mental? “Porque aún siguen los vestigios del pasado es una de las razones. No olvidemos que estamos conviviendo con generaciones para las que ir al psicólogo era sinónimo de locura y pasar de esto a que sea totalmente normal, es algo que cuesta. También creo que nos cuesta por el desconocimiento que tenemos de la salud mental. No sabemos bien distinguir hasta dónde puedo yo solo y cuando necesito ayuda. No sabemos a veces la diferencia entre una emoción y un problema de salud mental. Como he dicho antes, mucho hemos avanzado, pero mucho nos queda por avanzar…”, explica Rebeca Cáceres.
Coincide su compañera, que considera que hay muchos motivos por los que algunas personas se resisten a acudir a tratamiento en salud mental. “Los principales siguen siendo la vergüenza (tanto al hecho de ir a un profesional de salud mental como a hablar con un extraño de temas emocionales), el desconocimiento (tanto del profesional al que acudir, como de que lo que está pasando puede ser algo de salud mental), la desconfianza (a que realmente me pueda ayudar un tercero o de la profesionalidad de los especialistas en salud mental), así como la tendencia a pensar que 'seguro no es para tanto lo que me pasa' o que no es un problema", cuenta la doctora Bajar, que considera que aún no se ha logrado transmitir al público general a qué nos dedicamos exactamente cada profesional de la salud mental y cuándo se considera que hay un problema que requiere intervención. “También es cierto que hay cierta confusión terminológica que dificulta la comprensión de los problemas emocionales y del comportamiento, ya que por simplicidad en la comunicación se ha sobre extendido el uso de términos como ansiedad, estrés y depresión para englobar prácticamente toda la psicopatología, y, además también se usan en contextos no clínicos, haciendo más difícil aun su comprensión”, nos explica.
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Escuchar las señales que nos lanza nuestro cuerpo
Por tanto, llegamos a la conclusión de que es vital escuchar las señales que nos lanza nuestro cuerpo para actuar también en cuestiones de salud mental. “Vital y básico. El cuerpo es el origen de todo”, nos comenta la directora de Tribeca, que añade que, lamentablemente, no sabemos escuchar al cuerpo que es el que nos da todas las señales. “Esta tarea es la principal y transversal que hago con mis pacientes en todas las terapias. Muchos problemas de los que nos pasan es porque no hicimos caso a las señales del cuerpo, las pasamos por alto y continuamos y al final el cuerpo te para. Racionalizamos mucho las señales del cuerpo, no lo tomamos en cuenta e incluso lo despreciamos y el cuerpo lleva la cuenta…”, matiza.
¿Y cuáles pueden ser estas señales? “El estado emocional, tanto positivo como negativo, afecta al organismo por vía directa a través de la bioquímica, segregando sustancias que favorecen o perjudican el estado general de salud, así como por vía indirecta, ya que en función del estado de ánimo estamos mejor o peor predispuestos a llevar un estilo de vida saludable, a cumplir las prescripciones médicas y a llevar correctos hábitos de autocuidado. Así que, muchas veces, los síntomas del malestar emocional se expresan a través del cuerpo en forma de dolores o tensión muscular, debilidad, cansancio, problemas gástricos, etc. Cuando tenemos un malestar físico persistente o sostenido en el tiempo, siempre debemos acudir al médico para que lo valore y establezca su origen, que, en algunos casos, podrá deberse a un mal estado emocional (cuadros ansiosos, depresivos, estrés percibido, etc.)”, concluye Soraya Bajat Pacios.