La tendencia a idealizar a una persona, ya sea una figura pública, un amigo cercano o un miembro de la familia, es un fenómeno psicológico común que siempre ha interesado mucho a los expertos y a los no tan expertos. Así nos los explica Marc Rodríguez, Psicólogo Especialista en Inteligencia Emocional (@rodriemocion), con quien hemos profundizado en los motivos que puede haber detrás de la idealización de individuos y qué implica eso en nuestra vida, tanto a nivel positivo como negativo. “Vamos a desentrañar qué hay detrás de poner en un pedestal a las personas”, nos cuenta el experto.
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¿Por qué idealizamos?
Pueden existir múltiples motivos para llegar a idealizar a una persona y ver únicamente la parte más agradable o positiva, pero los más frecuentes suelen ser:
- Necesidad de un modelo a seguir. Uno de los motivos principales para idealizar a alguien es la búsqueda de un modelo a seguir, desde que somos pequeños aprendemos por lo que se conoce como aprendizaje vicario, por imitación. Las personas suelen buscar en otras por personas por sus cualidades o logros que admiran y desean emular en sus propias vidas. De hecho, en gran parte la venta o la conexión con personas o mentores parte de esta base, vemos una persona que está obteniendo los logros, vida o éxitos que queremos para nosotros y tendemos a creer que tiene unas cualidades o conocimientos superiores, el caldo de cultivo perfecto para la idealización.
- Búsqueda de seguridad emocional. La idealización puede ser una estrategia para encontrar seguridad emocional. Cuando enfrentamos incertidumbre o inseguridad en nuestras vidas, idealizar a alguien puede proporcionar un sentido de estabilidad y certeza, creer en las capacidades de esa persona nos ayuda a avanzar, no confiamos en nosotros, pero si en esa persona y eso nos sirve como red de seguridad emocional para enfrentar retos o desafíos que no haríamos por nosotros mismos.
- Proyección de deseos y aspiraciones. Idealizar a una persona puede ser un reflejo de nuestros propios deseos y aspiraciones no realizados. Proyectamos en esa persona lo que anhelamos para nosotros mismos, queremos que esa persona sea lo que nosotros no podemos llegar a ser, esto suele pasar mucho con padres e hijos, muchos padres buscan que sus hijos cumplan con sus deseos más profundos porque ellos no han sido capaces de hacerlo.
- Satisfacción de necesidades emocionales. La idealización también puede servir como una forma de satisfacer nuestras necesidades emocionales. A través de esta idealización, buscamos que esa persona sea la salvadora de nuestro dolor o nuestras carencias, esa persona es la que tiene la capacidad para hacernos felices y llenar esos vacíos internos que podemos tener en nuestra vida, es esa esperanza que nunca se pierde.
Pueden existir otros motivos para la idealización, pero los más frecuentes suelen partir de estas bases.
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¿Qué consecuencias tiene la idealización?
"Usar la terminología positivas o negativas no es muy recomendable por las connotaciones que pueden tener, pero para favorecer el entendimiento vamos a usarlas para diferenciar las consecuencias que pueden derivar del fenómeno de la idealización", matiza el experto.
Consecuencias positivas
- Inspiración: La idealización puede inspirarnos a alcanzar metas y perseguir cualidades admirables, pero esto siempre parte de la base de que creemos que esas cualidades son alcanzables, para ello es necesario tener una buena autoestima como paso previo.
- Apoyo emocional: Sentirnos cerca de alguien idealizado puede brindarnos apoyo emocional y reducir el estrés, sentir que tenemos a esos “héroes” o “heroínas” cerca nos brinda cierta calidez y seguridad para transitar momentos vitales complicados.
- Mayor autoestima. Al emular las cualidades de la persona idealizada, podemos mejorar nuestra autoestima y confianza en nosotros mismos, querer ser como esa persona que admiramos nos puede servir de fuego interno para ser mejores personas, siempre y cuando las cualidades que admiramos sean positivas de facto.
Consecuencias negativas
- Decepción: La idealización excesiva puede llevar a la decepción cuando descubrimos que la persona idealizada también tiene defectos, esto suele pasar mucho al conocer a nuestros ídolos ya sean cantantes, deportistas, actores, etcétera. Cuando nos damos cuenta de que son de “carne y hueso” podemos sufrir cierta decepción. Este fenómeno también se da en personas que han leído un libro y luego visualizan la película del mismo.
- Dependencia emocional: La dependencia emocional puede desarrollarse si nuestra felicidad y autoestima dependen en gran medida de la persona idealizada, tanto por su aprobación como por la comparación con la misma.
- Dificultad en las relaciones: Idealizar a alguien puede dificultar la formación de relaciones significativas con personas cercanas, ya que nadie puede cumplir completamente nuestras expectativas ideales, nadie puede alcanzar el ideal, precisamente esa es la definición de ideal.
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Buscando posibles explicaciones
- La idealización puede entenderse a través de la teoría del apego, que destaca la necesidad humana innata de buscar figuras de apego seguras y modelos a seguir.
- Además, la teoría de la autoimagen sugiere que idealizamos a personas que reflejan o mejoran nuestra propia autoimagen, personas a las que queremos parecernos o asemejarnos con la intención de cumplir con la necesidad básica de la pertenencia social.
- El concepto de "efecto halo" de la psicología social también puede explicar cómo tendemos a atribuir cualidades positivas a quienes idealizamos, se produce cierto contagio, dando por hecho que como esa persona que idealizamos es buena en ciertos aspectos, debe ser buena en todo lo demás.
Cómo gestionar la idealización de personas
Para aprovechar los aspectos positivos de la idealización mientras minimizamos sus riesgos, es esencial desarrollar una comprensión más profunda de este proceso y adoptar estrategias saludables, como por ejemplo:
- Autoconciencia. Reconocer que estamos idealizando a alguien es el primer paso. Reflexionar sobre por qué lo estamos haciendo y cuáles son nuestras expectativas es fundamental para evitar caer en trampas emocionales, lo primero es ser sincero con uno mismo.
- Realismo. Apreciar las cualidades admirables de la persona idealizada es importante, pero también debemos reconocer sus imperfecciones. Nadie es perfecto, y aceptar esto nos ayuda a evitar la decepción y bajarlas del pedestal.
- Diversificar las fuentes de inspiración. En lugar de centrarnos en una sola persona idealizada, podemos buscar inspiración en una variedad de fuentes. Esto nos permite tomar lo mejor de diferentes personas y construir un modelo más realista y completo. Como se diría coloquialmente “no poner todos los huevos en la misma cesta”.
- Trabajo en el desarrollo personal. En lugar de proyectar nuestros deseos y aspiraciones en otras personas, podemos enfocarnos en nuestro propio crecimiento personal. Esto implica identificar nuestros objetivos y trabajar activamente para alcanzarlos, en solitario o con profesionales de este campo.
- Búsqueda de apoyo profesional. Si la idealización se convierte en un problema que afecta negativamente nuestras vidas, es prudente buscar el apoyo de un profesional de la salud mental. Un terapeuta puede ayudarnos a explorar nuestras emociones y patrones de pensamiento y desarrollar estrategias para abordarlos de manera saludable.
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Un fenómeno complejo
“La idealización de personas es un fenómeno complejo que tiene raíces profundas en la psicología humana. Si bien puede ofrecer inspiración y apoyo emocional, también conlleva riesgos de decepción y dependencia. Todo tiene su doble cara. Es importante reconocer la idealización como un proceso natural y, al mismo tiempo, mantener una visión realista de las personas que admiramos. Al hacerlo, podemos aprovechar los aspectos positivos de la idealización sin caer en sus trampas emocionales, como siempre, todo depende de la perspectiva que decidimos tomar en cada caso”, concluye.