A partir de los 40, el objetivo vientre plano se complica… y mucho. El 75% de las mujeres aumenta de peso a partir de la perimenopusia, incluso a pesar de comer cada vez menos. Nos cuesta más mantener bajo control el perímetro de nuestra cintura, y vemos cómo esos kilos de más que se ganan se concentran en el vientre, el estómago y los flancos, sin responder de forma efectiva a la dieta o el ejercicio. El doctor Luis López Tallaj, especialista en bioquímica del envejecimiento, nos resume los que son, en su opinión, algunos de los motivos que pueden influir en este problema.
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1. Más adipocitos
Las hormonas son mensajeros químicos, transportadas por la sangre, que tienen efectos concretos sobre células diana, como los adipocitos. Así, el experto nos explica que de la misma manera que regulan funciones como el crecimiento y la temperatura corporal, la respuesta al estrés o la reproducción, las hormonas controlan el metabolismo de estas células grasas, que aumentan en número y tamaño de forma lenta a partir de los 40 y de forma súbita a partir de los 50, justo en la menopausia.
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2. Menos músculo
A medida que se cumplen años, se pueden producir desequilibrios hormonales, algo que pasa especialmente cuando nos vamos acercando a la menopausia. “El sistema endocrino no es ajeno a este fenómeno que favorece la pérdida de masa muscular y reduce la eficiencia de los músculos a la hora de utilizar la grasa como fuente de energía. El insomnio frecuente, que reduce el descanso necesario, es también causa de un sedentarismo diurno, que no favorece el gasto calórico”, apunta el doctor.
3. Redistribución de la grasa
De nuevo, hay que tener en cuenta el papel de las hormonas. Con la llegada de la perimenopausia a partir de los 40, las mujeres experimentan una disminución de estrógenos y progesterona, cuyo déficit paulatino cambia el diseño de la silueta femenina. Y ese declive hormonal al que hace referencia el doctor implica una redistribución de la grasa, que se reduce en glúteos, caderas y muslos, para acumularse en vientre, cintura, estómago, pecho y brazos.
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4. Retención de líquidos
Esa paulatina disminución de estrógenos y progesterona a partir de los 40 afecta a la regulación osmótica de la vasopresina, una hormona antidiurética que se encarga de regular la actividad renal. El doctor nos cuenta que la retención de líquidos que se produce es en realidad un edema que tiene lugar entre célula y célula (espacio intersticial) debido a la filtración de los capilares sanguíneos y un sistema linfático sobrepasado. “Celulitis, así como aumento de peso y de volumen, conspiran contra el wonderbelly o vientre plano”, cuenta.
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Una labor de constancia
Estamos, por lo tanto, ante una situación compleja. “A las mujeres les puede costar más definir la zona abdominal debido a su sistema hormonal porque los estrógenos tienen tendencia a crear grasa. Esto no significa que no puedan definir los abdominales, sino que en igualdad de condiciones que un hombre, les llevará más tiempo, pues suelen acumular más materia grasa que masa muscular”, cuenta por su parte Sara Álvarez, co-fundadora y creadora de la metodología RETO48. Lo importante es no caer en el desánimo o la frustración, y ser constante para conseguir nuestro objetivo. “Para definir abdominales, el nivel de grasa corporal debe estar alrededor del 18 % en el caso de las mujeres y del 10% en el de los hombres”, apunta. Además, su recomendación es que “los abdominales deben trabajarse con una combinación adecuada de entrenamiento de fuerza y de cardio que debe ir acompañado con un plan de alimentación adecuada a cada persona y caso”.
“Es importante comenzar una dieta baja en hidratos de carbono y rica en proteínas que contenga grasas saludables procedentes del aceite de oliva o los frutos secos. Así mismo, debe ser baja en sodio, pero con mucha fibra, para ayudar al tránsito intestinal y evitar malas digestiones y un estómago hinchado”.