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15 consejos para mantener a raya los disruptores endocrinos y no te enfermen

La exposición a diversas sustancias en muchos productos de uso diario pueden provocar cambios en nuestro organismo y perjudicar la salud


30 de agosto de 2023 - 16:42 CEST
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Antes de conocer qué puedes hacer para mantener a raya los disruptores endocrinos para evitar que te enfermen, quizá te preguntes qué son exactamente y cuál es el motivo por el que debes evitarlos. 

Como nos explica la farmacéutica Mar Santamaría, los disruptores endocrinos son aquellas sustancias químicas que son capaces de alterar nuestras hormonas y que pueden acabar afectando a nuestra salud. 

De hecho, se piensa que los disruptores endocrinos tienen la capacidad de aumentar el riesgo de aparición de algunas enfermedades. Por ejemplo, aquellas relacionadas con la capacidad reproductiva de la mujer, trastornos en la función reproductora masculina, enfermedades neurológicas, desórdenes metabólicos, enfermedades cardiovasculares... 

 Por tanto, estas sustancias denominadas disruptores endocrinos deben mantenerse lo más alejadas de nosotros. 

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¿Dónde se encuentran los disruptores endocrinos?

Como asegura la experta en farmacia, estas sustancias "están por todas partes". Se encuentran en productos de cuidado personal, como cosméticos y productos de higiene personal que contienen ciertos químicos. También están presentes en alimentos tratados con pesticidas y herbicidas, en envases de plástico que liberan sustancias químicas, en productos químicos industriales y en contaminantes ambientales. Además, algunos materiales de construcción y productos electrónicos también pueden contener estos disruptores.

Como vemos, su presencia es global, por lo que conviene tenerlos identificados para evitar que dañen nuestra salud. 

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¿Cuáles son los principales disruptores endocirnos? 

  • Ftalatos (BBP, DBP, DEHP): se usan en plastificantes en PVC, pero también en celulosa, acetato de polivinilo y poliuretano. Se hallan en revestimientos, insecticidas, repelentes, perfumes, esmaltes de uñas, laca para cabello y otros productos cosméticos. Además, actúan como agentes lubricantes en textiles.
  • Bisfenol A (BPA): se utiliza, principalmente, se utiliza como materia prima para fabricar pinturas y plásticos. También es un producto intermedio en la producción de fungicidas, antioxidantes, tintes y retardantes de llama.
  • Estireno: su uso principal es en la fabricación de poliestireno y copolímeros de estireno. También se emplea en la producción de pinturas, barnices y lacas, así como en la industria papelera y de polímeros.
  • Agroquímicos: chlordanos, Chlordecone, mirex, Trifenilestano, Toxafeno. Lindano, HCB. Linurón. Acetoclor y Alaclor. Maneb, Thiram, Metam y Zineb. Vinclocin. Atrazina. DDT. Tienen aplicaciones como fungicidas, insecticidas, moluscicidas, herbicidas y desinfectantes.
  • Tributilestaño: se utiliza como agente antiincrustante en barcos, boyas, muelles, etc. También como biocida en construcción, desinfectante y en sistemas de refrigeración industrial.
  • PCBs: principalmente se utiliza en transformadores y condensadores eléctricos, fluidos hidráulicos de maquinaria, líquidos de corte, plastificantes en pinturas, plásticos, selladores y papel autocopiativo. También son subproductos no deseados en procesos industriales y su liberación al quemar residuos es una fuente significativa.

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¿Cómo penetran en nuestro organismo?

De muchas maneras. Como subraya Mar Santamaría, pueden hacerlo a través de la respiración, del contacto o la ingesta de los alimentos que consumimos, a través de la piel debido a los productos que utilizamos. Algunos, de hecho, tienen una gran afinidad por nuestro tejido graso y pueden permanecer años en nuestro organismo. Es decir, se almacenan y, a pesar de que ese contaminante esté ya regulado y prohibido, lo tenemos en nuestro cuerpo. 

Ejemplo de ello son los son los cloropirifos (cuyo nombre difícil de pronunciar ya nos alerta), unos pesticidas que la Unión Europea prohibió en 2020 debido a su alta toxicidad en dosis elevadas. Sin embargo, aún podemos detectar trazas de estos en nuestro tejido adiposo, aunque sean cantidades reducidas.

Los disruptores también generan impactos en los animales y en el ecosistema, convirtiéndose en un desafío tanto para la Salud Pública como para el Medio Ambiente.

Llegados a este punto, este asunto puede provocar una considerable inquietud. No obstante, entre llegar al extremo de la angustia y simplemente ignorar el problema, existe un término medio: actuar con prudencia y sentido común.

A continuación, te damos 15 consejos para mantenerlos a raya. 

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1. Aspira los suelos 

Un acto tan sencillo como aspirar los suelos puede ayudar a mantener los disruptores endocrinos alejados. ¿Por qué decimos aspirar? Porque es mejor que barrer, ya que al aspirar no inhalamos el polvo que se genera dentro de casa. 

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2. Ventila 

Los contaminantes pueden quedar retenidos en el interior. Por ello, hay que ventilar siempre tu domicilio y la oficina durante unos minutos para mantener alejadas todas esas sustancias que pueden alterar tu organismo. 

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3. Purifica 

El aire exterior de las ciudades y núcleos urbanos no es, precisamente, el paradigma del aire puro. Contar con un sistema de purificación del aire, como, por ejemplo, los filtros de aire, será una buena opción.

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4. Comida sana

La alimentación es una importante fuente de entrada de disruptores endocrinos. Reduce o evita el consumo de productos muy procesados. Ten en cuenta que, a más procesamiento de un alimento, más carga de sustancias poco saludables, incluidos los disruptores.

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5. Frescos, de temporada y de proximidad 

Optar por alimentos frescos te permite no solo disfrutar de productos en su punto óptimo de madurez y sabor, sino también reducir la necesidad de tratamientos químicos para la conservación a largo plazo y disminuir la huella ambiental asociada al transporte de alimentos a largas distancias. Además, al consumir productos de temporada, estás apoyando los ciclos naturales de cultivo y producción, lo que puede beneficiar tanto a los agricultores locales como a la biodiversidad de la región.

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6. Prioriza los ecológicos

Sabemos que no es viable llenar todo el carro de la compra con alimentos “eco”, tanto por su elevado precio como por disponibilidad limitada. Pero, sí puedes optar por algunos alimentos. Por ejemplo, los alimentos más frescos, como frutas, verduras, hortalizas ... Su valor nutricional será el mismo, pero el aporte de pesticidas es menor.

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7. Lava los alimentos antes de consumir 

Es importante realizar un proceso minucioso de lavado y, en ocasiones, también conviene pelar frutas y verduras antes de su consumo, para eliminar cualquier residuo de pesticidas que podría estar presente en su piel. Los pesticidas son utilizados en la agricultura para proteger los cultivos de plagas y enfermedades, pero es posible que queden trazas en la superficie de estos alimentos. 

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8. Mejor si es vidrio

Siempre que sea posible, escoge envases de vidrio a la hora de conservar y almacenar alimentos (el vidrio es un material más inerte y con una vida útil más duradera).

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9. Ojo con las latas de atún o de conserva 

En nuestro día a día, realizamos actos que no sabemos que pueden ser perjudiciales para nuestra salud. Por ejemplo, ¿qué puede haber de malo en apurar una lata de atún con un tenedor mientras preparamos una ensalada? Pues bien, como nos alerta la farmacéutica, este gesto tan inocente puede hacer que se desprendan sustancias nocivas de los materiales y que acabemos ingiriéndolo. 

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10. Dieta variada 

Cuanto más variado comas, menos riesgo de que tu organismo se esté llenando de sustancias que pueden actuar como disruptores endocrinos. Por ejemplo, si consumes todos los días alimentos conservados en plásticos, y estos contienen sustancias nocivas, estarás incrementando la exposición. 

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11. Limita frituras y tostados 

Por su aporte en acrilamida, una sustancia química que se crea de forma natural en productos alimenticios que contienen almidón), así como los alimentos quemados y requemados (la parte negra está repleta de benzopirenos ¡y son cancerígenos!. 

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12. Ojo con los pescados más grandes 

 Niños y mujeres embarazadas o lactantes deben evitar el consumo de pescado de gran tamaño por la acumulación en metales pesados que contienen: atún rojo, pez espada, lucio… Es recomendable consumir pescado azul de tamaño pequeño.

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13. A reciclar 

¿Llevas muchos años con la misma sartén? Pues es posible que sea el momento de llevarlas a un punto limpio y renovar todo el material de cocina. Algunas sartenes, especialmente aquellas que están recubiertas con ciertos tipos de antiadherentes, pueden liberar compuestos químicos en el aire y en los alimentos cuando se calientan a altas temperaturas.

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14. Viste 'eco' 

A la hora de vestir, prioriza la ropa hecha con tejidos naturales y producción de proximidad. Evita la tentación de la “fast fashion”: no es ni sostenible, ni saludable. Al final de su vida útil, deposita la ropa en puntos de reciclaje.

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15. ¡Vida activa!

El ejercicio físico es vital para mantener una buena salud. Eso ya lo sabes. Pero además también puede ayudar a mantener a raya a estas sustancias que nos perjudican tanto. Y es que, como concluye la farmacéutica Mar Santamaría de Promofarma, hacer ejercicio favorece que los órganos encargados de metabolizar y eliminar toxinas y contaminantes funcionen mejor.