Solemos relacionar la gripe con un problema estacional, más vinculado a los meses de frío, pero nos hacemos la pregunta de si se puede tener gripe en verano. “Tener gripe en verano es posible, aunque lo más común son los resfriados. Tanto la gripe como los resfriados de verano son iguales que los que puedes padecer en cualquier época del año; lo único que suele ser diferente son las causas que lo provocan. En verano el motivo más común son los cambios bruscos de temperatura que sufrimos entre el exterior y los lugares con aire acondicionado: hogares, oficinas, tiendas, restaurantes… Con el aire acondicionado se irritan nuestras mucosas nasales, facilitando la entrada de rinovirus, que son los principales culpables de los resfriados”, comenta José Antonio Valdés González, farmacéutico de Lanier Pharma e investigador de productos naturales. Lo cierto es que, en la mayoría de los casos, el virus causante de esta llamada ‘gripe de verano’ no suele ser el mismo que ocasiona la que causa brotes epidémicos en los meses de más frío. Pero los síntomas pueden arruinarnos nuestras vacaciones.
“Además, cuando nos enfermamos en verano, con el primer indicio de mejora, la gran mayoría se descuida y no culmina su proceso de recuperación, lo cual conlleva a una posterior recaída. Es importante preparar nuestro sistema inmunitario también en estas fechas para que esté fuerte y protegido”, recomienda.
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Reposar aunque sea verano
“Si presentas los síntomas de una gripe o resfriado común, es necesario que tomes un merecido descanso para recuperarte por completo y reponer fuerzas. Se puede hacer una vida normal, pero sin excesos: debes hidratarte con agua fresca, no helada; evita bebidas energéticas o alcohólicas, también cambiar de espacios con diferentes temperaturas de forma brusca; aliméntate de forma equilibrada, especialmente con nutrientes con aportes de hierro, vitamina C y zinc, a fin de asegurar un sistema inmunitario protegido y más fuerte que nunca. Aprovecha además que en verano puedes abrir las ventanas y así tener espacios más ventilados”, recomienda.
Una de las reflexiones que nos hacemos es si influye el hecho de que vivamos en una sociedad más globalizada, con viajes a lo largo y ancho del planeta (teniendo en cuenta que en el Hemisferio Sur están en pleno invierno) en que los virus circulen más. “En estos últimos años, hemos percibido un aumento sin precedentes de enfermedades que afectan al sistema respiratorio y que, además, no solo afectan a un solo hemisferio o zona del planeta, sino a diversos lugares, esto a causa de vivir en una sociedad más globalizada, con una tendencia en creces a moverse de un lugar a otro y –no siempre– tomando las medidas preventivas necesarias ante ciertas enfermedades. Pero en el caso de la gripe o el resfriado son enfermedades no graves cuya probabilidad de contraerlas es igual en nuestro país que en cualquier otro. No creo que la globalización afecte al aumento de estas enfermedades en verano”, considera el especialista.
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Diferenciar un resfriado de una gripe
Lo cierto es que, como decíamos, los que predominan en esta época son resfriados. “La diferencia más visible entre ambas enfermedades es la intensidad de los síntomas. Al contrario que el resfriado, la gripe es mucho más intensa y debilitante y puede provocar fiebre alta durante tres días o más. Otra diferencia es que la gripe aparece súbitamente y sus síntomas pueden durar una o dos semanas. Por el contrario, el resfriado llega de forma gradual y tiene una duración más corta”, nos comenta.
"Los síntomas de la gripe son los mismos que podemos presentar, ya sea en verano o cualquier temporada. Además del malestar general, clásico síntoma en cualquier proceso vírico, presenta síntomas fáciles de identificar”, comenta el experto, que los resume en los siguientes:
- Fiebre: Lo normal es tener solo unas décimas, alcanzando los 37 ºC - 37.5 ºC, pero el calor en verano hace que la sensación térmica sea superior. Pese a no tener fiebre alta, los escalofríos y el acaloramiento general son habituales.
- Tos y garganta seca: puedes tener tos ligera, sin expectorar, con una garganta seca e irritada. Esto puede generar molestias al intentar comer.
- Congestión y mucha mucosidad: la mucosidad es de escasa densidad, pero muy recurrente.
- Estornudos: los estornudos son frecuentes, especialmente al principio del resfriado, lo que hace que en muchas ocasiones se confunda con alergia.
“No hay mayores complicaciones en tener gripe en verano que en cualquier otra época. Lo único con lo que debemos tener especial cuidado es con deshidratación que puede ser mayor en verano. Aunque es cierto que pasar una gripe en verano es más ‘fastidioso’ porque debes guardar reposo cuando lo que apetece es hacer planes fuera, debes evitar bebidas muy frías, prescindir de la playa o la piscina hasta que estés recuperado…”, detalla.
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Consejos para prevenir
¿Qué consejos daría el experto para prevenir estos cuadros gripales y resfriados en los meses de verano? “Uno de los principales consejos se basa principalmente en evitar cambios bruscos de temperatura entre el interior y exterior de cualquier espacio. En muchas ocasiones, nos excedemos en el uso de aire acondicionado, así como de bebidas excesivamente heladas. Otros consejos que recomendamos son los siguientes":
- Se debe mantener una humedad del aire por encima del 30%, algo imprescindible para que las mucosas no se resequen y se pueda iniciar un resfriado. Te aconsejamos tener en tu vivienda o lugar de trabajo un humidificador, ¡notarás la diferencia!
- La alimentación también es clave para poder evitar en la medida de lo posible un resfriado, ya que hay micronutrientes esenciales para ayudar a tus defensas. Frutas y verduras son tus aliados.
- Mantener una buena hidratación: con el calor del verano tendemos a sudar más, y por lo tanto a deshidratarnos, de esta manera es muy importante mantener una hidratación completa. Además, hay que prestar atención a determinados grupos como los ancianos o los niños pequeños.
- Utiliza suplementos naturales para prevenir infecciones por virus y bacterias.