No hay duda de que en los últimos tiempos los edulcorantes están en el punto de mira. Lo estuvo el azúcar refinado, y existe un consenso generalizado de que no es conveniente su ingesta de forma habitual, y ahora son estos productos que dan sabor a nuestros platos los que están siendo analizados en profundidad. Hace unos meses la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) hacía pública una directriz acerca del uso de estos productos sustitutivos del azúcar, tan conocidos como la sacarina o la estevia, en relación al control del peso corporal. Tras realizar una revisión de los datos, la organización llega a la conclusión de que el uso de los edulcorantes no confiere ningún beneficio a largo plazo en la reducción de la grasa corporal en adultos o niños.
En medio de todo este contexto, los doctores Francisco Gómez Delgado y Pablo Pérez Martínez, miembros de la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA) y de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) han coordinado y publicado en la revista Current Opinion in Cardiology bajo el título Artificial sweeteners and cardiovascular risk una revisión de las principales evidencias científicas sobre los edulcorantes artificiales. Y se muestra que, lejos de incidir positivamente en nuestra salud, tienen “efectos negativos para el sistema cardiometabólico”.
En dicho estudio, se recopilan las evidencias más recientes y que analiza cómo el consumo de edulcorantes artificiales incide sobre el desarrollo de obesidad, factores de riesgo cardiometabólicos como la hipertensión, la dislipemia y la diabetes mellitus, e incluso en el desarrollo de eventos cardiovasculares.
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Un factor que hay que considerar en el desarrollo de la obesidad
Hay que partir de la base de que, de forma inicial, el consumo de edulcorantes artificiales se presentaba como una alternativa para la reducción del aporte calórico en la dieta. Eso los convertía en una opción ideal especialmente interesante en personas con sobrepeso y obesidad, tal y como apuntan los autores. Pero no todo es tan positivo pues, sin embargo, el consumo de edulcorantes artificiales favorece, tal y como se indica en el trabajo, “un incremento ponderal derivado de distintos mecanismos a nivel neuroendocrino relacionados con la saciedad y que se activan de forma anómala tras ser consumidos”.
Teniendo esto en cuenta, los expertos excluyen “el beneficio que estos edulcorantes pueden tener sobre el control del peso”. Así, estos productos, según las evidencias que se tienen, “no pueden ser una alternativa a otras medidas nutricionales más saludables como el consumo de productos de origen vegetal, la reducción del consumo de alimentos procesados y la realización de actividad física regular”.
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Cuál es su impacto en nuestro metabolismo
Los dos autores del estudio han llegado a la conclusión, además, de que el consumo de edulcorantes artificiales genera importantes disrupciones en el sistema endocrino, que dan lugar a un funcionamiento anómalo de nuestro metabolismo. Y dan ejemplos claros: el consumo de edulcorantes artificiales incrementa entre un 18% y un 24% el riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2 e incluso hasta un 44% de desarrollar síndrome metabólico. Además, provoca alteraciones en la regulación de los mecanismos de la sensación de saciedad además de alteraciones en la microbiota intestinal, y un incremento de la secreción de insulina. Todo ello genera el escenario perfecto para el desarrollo de diabetes.
“Existen pruebas suficientes que nos permiten establecer que el consumo de edulcorantes artificiales interfiere de forma negativa en nuestro metabolismo, en especial en el metabolismo de la glucosa, aumentando el riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2”, comenta al respecto el Dr. Gómez Delgado, principal autor de este trabajo.
“Necesitamos evidencias más sólidas para tomar un posicionamiento claro sobre el consumo de este tipo de edulcorantes y su efecto perjudicial para la salud. Mientras tanto, lo ideal sería limitar su consumo o incluso evitar añadir edulcorantes artificiales al café o las infusiones”, indica el Dr. Pérez Martínez. Los autores instan a regular su consumo en nuestra dieta y apuntan que es necesaria una adaptación de la legislación vigente que permita minimizar su impacto sobre nuestra salud.
REFERENCIAS
Artificial sweeteners and cardiovascular risk. Gomez-Delgado, Francisco; Torres-Peña, Jose David; Gutierrez-Lara, Gema; Romero-Cabrera, Juan Luis; Perez-Martinez, Pablo. Current Opinion in Cardiology 38(4):p 344-351, July 2023. | DOI: https://doi.org/10.1097/HCO.0000000000001048