Buscar los motivos que influyen en la inflamación abdominal, en que nuestro vientre se muestre hinchado, no siempre es labor sencilla. Son muchos los factores que pueden influir en que esto suceda, siendo uno de ellos el estrés. Sí, cuando estamos estresados, nuestra tripa puede hincharse. “Nuestro cerebro e intestino se relacionan de manera bidireccional, nuestro estado anímico y el estrés afectan directamente a nuestra salud intestinal y la hinchazón. Así como los desequilibrios intestinales influyen en nuestro estado anímico y la tolerancia al estrés”, nos comienza explicando al respecto Elisa Blázquez (@elisa.blazquez), directora del equipo Tu Nutricionista Integrativa, quien nos ha hablado en profundidad de esta relación que, tal vez, desconocías.
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Un problema que tiene múltiples causas
Así, la experta nos anticipa que el estrés es una de las principales causas que favorecen las dolencias gastrointestinales. “Las causas de la distensión abdominal e hinchazón constante pueden ser diversas y siempre deben estudiarse, puede deberse a un sobrecrecimiento bacteriano, una disbiosis intestinal, estreñimiento crónico, intolerancias alimentarias, etc. Pero el estrés siempre actúa como uno de los principales detonantes”, nos cuenta la nutricionista.
¿Por qué? ¿Cuál es la razón de que esto suceda? “Ante el estrés, el organismo se prepara para la ‘lucha-huida’, se focaliza en la acción, y las funciones básicas vitales como el proceso de la digestión se ralentizan. El problema surge cuando el estado de alerta o estrés se mantiene en el tiempo y esto comienza a provocar desequilibrios en la microbiota intestinal, una mayor permeabilidad intestinal, menor recuperación de la mucosa digestiva, disminución de las secreciones gástricas y de los movimientos peristálticos. Todos estos desequilibrios pueden llegar a favorecer la distensión abdominal y las sensaciones de hinchazón constante”, nos detalla la experta.
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La importancia de atajar las causas
Así, tal y como nos cuenta, el estrés influye en la motilidad, sensibilidad, secreción, permeabilidad y equilibrio de la microbiota gastrointestinal. Por eso, además de tratar los síntomas, hay que intentar poner también remedio atajando las causas que los provocan. “Podemos realizar tratamientos enfocados a mejorar las funciones digestivas, fortalecer la microbiota y la mucosa intestinal, pero siempre es fundamental trabajar las causas que nos llevaron a tales desequilibrios como el estrés”, apunta Elisa Blázquez, que es muy clara al respecto: “Si no, el problema volverá una y otra vez”.
Herramientas que nos pueden ayudar frente al estrés
Para conseguir este objetivo, en opinión de la experta, dos de las técnicas que más nos pueden ayudar en la gestión del estrés son la meditación y la respiración consciente, pues nos ayudan a activar el nervio vago, que se activa cuando estamos relajados y es fundamental para mantener el funcionamiento del tracto digestivo, permitiendo la contracción de los músculos del estómago y los intestinos para digerir los alimentos. “El ejercicio, una alimentación antiinflamatoria y técnicas de relajación como la meditación son los mejores aliados cuando sufrimos de hinchazón abdominal y malas digestiones, además de buscar las causas del problema”, nos cuenta.
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Comemos de manera más desordenada
Pero es que hay que apuntar también otro aspecto importante: el estrés también nos lleva a comer de manera más desordenada, a descontrolar los horarios y realizar picoteos constantes sin descansos y a no masticar bien y engullir lo que comemos. “Todo esto también favorece la mala digestión e hinchazón”, puntualiza la nutricionista. “Debemos evitar recurrir a dietas excesivamente restrictivas que no abordan los problemas intestinales de manera integral desde la causa. Si tengo muy mala tolerancia y vivo hinchado, seguramente sea porque hay un desequilibrio intestinal que tengo que tratar que puede haber estado propiciado por el exceso de estrés, así que habrá que mejorar ambas cosas a la vez”, concluye.