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El herpes zóster, también conocido como ‘culebrilla’, surge por la reactivación del virus de la varicela zóster en aquellos pacientes que no sufrieron la varicela y no fueron inmunizados.
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Los síntomas se manifiestan en forma de distintas dolencias: escalofríos, pinchazos, fiebre… pero lo más común es que los dolores se confundan con contracturas musculares.
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La mayoría de los pacientes que acuden a la consulta por el herpes zóster son adultos a partir de 50 años, no obstante, los jóvenes y niños que no hayan sido inmunizados también pueden padecerlo.
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Se estima que 1 de cada 3 personas entre 50 y 90 años sufrirá este sarpullido derivado de la varicela cuyos dolores pueden durar de 2 a 4 semanas y, en el peor de los casos, meses e incluso años. Es lo que se conoce como neuralgia postherpética.
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Es muy importante acudir al hospital o centro de salud más cercano ante la sospecha de sufrir esta enfermedad ya que es en las primeras 72 horas cuando todavía pueden recibirse antivirales que reduzcan el tiempo de duración de los síntomas.
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La ‘culebrilla’ es un sarpullido que puede afectar a nuestro día a día, por lo que debemos estar atentos ante cualquier síntoma y cuidar de los grupos de más riesgo: personas mayores, embarazadas y pacientes inmunodeprimidos.
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Existen muchos mitos y dudas acerca del herpes zóster que son importantes de aclarar para actuar correctamente ante cualquier indicio. Tomar el consejo de los médicos y autoridades sanitarias será lo mejor para evitar la desinformación.