Nuestros ojos también pueden sentir los efectos colaterales del verano, desde el sol al aire acondicionado. Por eso, cuando suben las temperaturas, hay que prestar especial cuidado a nuestra visión, para evitar posibles infecciones y afecciones derivadas de estos cambios y ofrece las claves para un verano sin sobresaltos. “Aunque es necesario cuidar nuestra salud visual durante todo el año, es importante seguir ciertas pautas en esta época veraniega, ya que existen ciertos problemas asociados a esta estación” confirma el Doctor Fernando Llovet, oftalmólogo cofundador de Clínica Baviera.
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“Nuestros ojos pueden verse afectados por factores externos a los que nuestra visión no está acostumbrada. La zona ocular es muy sensible y durante el verano puede sufrir alteraciones si no se cuida correctamente y se atiende a una serie de recomendaciones oftalmológicas”, explica el Dr. Ronald Sánchez, oftalmólogo y especialista de Miranza.
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Posibles peligros en el mar y en la piscina
Playas y piscinas son el plan perfecto para muchos en estos días de verano. Pues bien, no podemos perder de vista que dentro del agua del mar y de la piscina conviven amebas o bacterias que pueden llegar a afectar a nuestra salud ocular si nos sumergimos y abrimos los ojos en ella. Estas infecciones pueden incluso derivar en afecciones graves produciendo úlceras o queratitis, que se pueden sobreinfectar con dichas bacterias o amebas. Es importante tener en cuenta que los usuarios de lentillas son más susceptibles a estas lesiones, por lo que es importante no bañarse con ellas puestas.
“A la hora de bucear es imprescindible el uso de gafas de buceo. Su empleo evitará lesiones oculares como la queratoconjuntivitis irritativa o que se pronuncie alguna afección abierta que no nos ha molestado hasta el momento y que puede verse afectada”, explica el doctor Sánchez, que también recomienda su uso en las piscinas. “El contacto del cloro y otros productos químicos empleados en el mantenimiento del agua de la piscina pueden alterar la película lagrimal dejando al ojo desprotegido y ocasionando enrojecimiento, incomodidad y visión borrosa. Asimismo, las bacterias que sobreviven al cloro pueden provocar una infección (conjuntivitis). Por otro lado, bañarse sin gafas de buceo de manera frecuente en la piscina o la playa puede agravar aún más los síntomas de ojo seco. La exposición al cloro hace que nos frotemos los ojos y, como consecuencia, terminen aún más irritados aumentando la sensibilidad a la luz”, señala el especialista.
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El efecto del agua de mar
Por su parte, el experto añade que agua del mar contiene una gran cantidad de sal que, al entrar en contacto con la lágrima del ojo por efecto osmótico, causa una desecación lagrimal, dejando el ojo desprotegido y aumentando la irritación. “Se recomienda siempre el uso de gafas bajo el mar o en su defecto una máscara de buceo ya que el contacto de la sal del mar con el ojo puede causar, además de la disecación de la película lagrimal, lesiones irritativas potencialmente graves como úlceras o infecciones”, apunta el Dr. Sánchez.
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Ojo si practicas buceo
Se debe prestar especial atención al cuidado ocular de las personas que practican buceo. El especialista señala que es fundamental el uso de máscaras de buceo con protección UV para protegerse de los rayos nocivos del sol. “En el buceo se producen fenómenos de cambios de presión en todo el cuerpo, particularmente en el ojo, que puede causar desde lesiones leves hasta muy graves. Al practicar buceo es fundamental equilibrar la presión en oídos y senos paranasales con regularidad para evitar un barotrauma (lesiones causadas por cambios de presión) que puede causar lesiones leves en los ojos como dolor, enrojecimiento y alteraciones temporales de visión. En ocasiones puede llegar a ser grave, causando desprendimiento de retina, cataratas o alteraciones vasculares, entre otras”, cuenta el experto de Miranza.
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El sol, el gran enemigo
Al margen de los problemas que pueden surgir en el agua, sin duda, el sol es otro de los grandes enemigos de nuestra salud ocular. La exposición continuada al sol, que en estos meses incide de forma más perpendicular sobre la tierra, hace que durante el verano los ojos sufran más que el resto del año. La radiación de los rayos ultravioleta afecta al interior del ojo y puede provocar daños en la retina si se observa directamente, por lo que los especialistas de Miranza recuerdan la importancia del uso de gafas de sol homologadas, así como tener en cuenta el filtro de la lente.
Y ojo con las alergias. “No solo existe la alergia estacional primaveral, sino que se dan otras alergias relacionadas con partículas en el ambiente que no necesariamente son de origen vegetal y que aparecen en épocas de calor”, apunta el especialista de Miranza.
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Mantener los ojos hidratados
Tal y como nos explican desde Clínica Baviera, las altas temperaturas, el hecho de estar expuestos al aire acondicionado y los ventiladores hacen que las mucosas se resequen más de lo normal y de lugar a lo que se conoce como ojo seco. Un síndrome que produce molestias como picazón o cansancio ocular por lo que se recomienda utilizar lágrimas artificiales y evitar ese tipo de situaciones. “El calor produce una desecación de la película lagrimal, principalmente por el uso del aire acondicionado o por la propia evaporación del entorno debido al calor. Para un correcto cuidado es importante tener una buena hidratación, evitar el contacto directo con las corrientes de aire y el uso de lágrimas artificiales”, añade por su parte el Dr. Ronald Sánchez.
Cuidado con el viento y la arena
Tal y como explica el doctor Llovet, en muchas ocasiones y en especial en la playa, puede entrar en nuestros ojos algún cuerpo extraño o partícula. Aunque llevarnos las manos a los ojos pueda dar sensación de alivio, es posible ocasionar erosiones incluso úlceras. Parpadear o lavarse con abundante agua o suero fisiológico es la mejor manera para ayudar a eliminar estas partículas.
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Recomendaciones útiles
Teniendo en cuenta todos estos aspectos, el doctor Sánchez señala una serie de consejos básicos para mejorar la salud ocular y evitar infecciones o afecciones oftalmológicas durante el verano.
- Limitar la exposición al sol.
- No usar lentillas para bañarse en la piscina o en la playa.
- Emplear siempre gafas de buceo para nadar en la piscina o en la playa.
- Evitar ambientes secos y mantener una correcta hidratación.
- No compartir toallas. Pueden contener infecciones contagiosas.
- Evitar el contacto con los ojos de cremas protectoras y, si este se produce, lavar con abundante agua.
- Lubricar bien los ojos durante los viajes en avión mediante el uso de lágrimas artificiales.
- Llevar una correcta alimentación a base de frutas y verduras y practicar ejercicio.