Son muchas las veces que te hemos animado desde nuestra sección de Estar Bien a entrenar tu cerebro. De la misma forma que te preocupas por tener tu cuerpo en buena forma, es importante hacerlo también por el estado de nuestra salud cerebral. Sí, el cerebro se puede (y se debe) entrenar. Así nos lo recuerda, semana tras semana, nuestra experta en entrenamiento cerebral Catalina Hoffmann, que precisamente acaba de presentar su último libro Neurofitness avanzado: Herramientas para activar tus neuronas y ejercitar tu cerebro (publicado por Alienta), el tercero de una completa trilogía que pretende eso, sacar tu cerebro de su zona de confort, hacerlo trabajar, gracias a un compendio de técnicas y ejercicios para lograr un mayor autoconocimiento de tu mente, que te permita enfrentarte a los retos cotidianos en el mejor estado de forma posible. Así nos lo cuenta la propia autora.
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¿Por qué deberíamos darle importancia al entrenamiento de nuestro cerebro, al igual que se la damos al de nuestro cuerpo?
Es muy importante destacar que, desde muy pequeños, nos enseñan que tener un estilo de vida saludable es hacer ejercicio, tener una alimentación sana, dormir bien y estar hidratado. Pero dejamos varios aspectos olvidados. Como poder hablar de uno mismo, poder entender que si uno no está bien lo tiene que contar desde muy chiquitito, hablar de esa salud emocional, tener actividad constante y no realizar solo lo que se nos da bien, sino salir de nuestra zona de confort y hacer que nuestro cerebro esté en constante actividad. Esto alimenta la ilusión, potencia la curiosidad y hace que muchas áreas que normalmente no son utilizadas, se pongan en marcha gracias a todo ese aprendizaje.
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¿Cuáles son los beneficios, tanto a corto como a largo plazo, que nos aporta el hecho de tener nuestro cerebro bien entrenado?
Los beneficios son maravillosos en todos los sentidos. El cerebro aprende a comunicarse con el cuerpo y el cuerpo con el cerebro, haciendo que exista esa bidireccionalidad que te hace entender mucho mejor lo que necesitas y cómo te sientes. Mejora muchísimo tu salud emocional, porque te permites sentir y te permites liberarlo y contarlo, en lugar de esconder que estás triste, enfadado o alegre. De esta forma eres realmente tú, porque conectas contigo.
El entrenamiento también amplía la resera cognitiva, que es ese “plan B” que el cerebro tiene para cuando lo necesitamos, por ejemplo, en un momento de estrés, cuando nos bloqueamos. Para esos momentos hay que tener ese “reservorio” y si el cerebro está bien entrenado tiene esas áreas activadas previamente, porque hemos probado cosas nuevas, eso hace que nuestras neuronas estén preparadas para dar esa respuesta.
Y en el otro extremo, ¿cuáles son las consecuencias negativas de no hacerlo?
No entrenar el cerebro, lo que puede provocar es que te cueste mucho más concentrarte y prestes mucha menos atención. Hace que tu cerebro necesite poder optimizar y ganar agilidad mental para poder aprender de una manera más fácil.
La inactividad es sinónimo de deterioro siempre, por lo que no entrenar el cerebro favorece que cueste mucho más el desarrollo cognitivo.
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Sabemos que se puede (y se debe) entrenar nuestro cerebro, pero no siempre tenemos claro cómo hacerlo, ¿qué consejos sencillos nos daría para mantener nuestro cerebro activo?
- Lo primero de todo, es importantísimo sacar a nuestro cerebro de la llamada “zona de confort”. ¿Qué quiere decir esto? Tener en nuestro día a día ciertos momentos y actividades que no tengamos en “piloto automático”. Si lo piensas, hacemos todo en piloto automático. Nos levantamos, nos duchamos, desayunamos, nos vamos a trabajar… todo en piloto automático. Si somos capaces de, de repente, un día cambiar la ruta por la que vamos al trabajo o cambiar el orden en el que hacemos las cosas al despertarnos. O simplemente aprender o hacer algo diferente o nuevo, para poder salir un poquito de lo rutinario… eso es importantísimo.
- También es fundamental hidratarnos. Nuestro cerebro se compone, en un porcentaje elevadísimo, de agua. Y hay muchas veces que nos cuesta concentrarnos y mantener la atención y lo achacamos a que estamos cansados, cuando en realidad estamos deshidratados.
- Además hay que aprender a respirar de forma consciente, inspirando por la nariz, para poder llevar esa sangre cargada de oxígeno y nutrientes, a través de las carótidas, hasta el cerebro.
- Otra de las cosas que podemos hacer es buscar el silencio neuronal. ¿Qué es esto? Pues son esos momentos en los que desconectas de verdad y solo piensas en ti. Solo con 5 minutos, con los ojos cerrados, escuchando música binaural (como la que compongo) y concentrándote en ti, en quién eres y en cómo te sientes.
- Ayuda también la meditación. Podemos empezar con meditaciones cortitas, de entre 1 y 5 minutos y luego ir aumentando el tiempo hasta una hora. Todos estos puntos son lo mínimo. Hagamos esto todos los días, porque el cerebro necesita muchos poquitos y es preferible dedicarte 5 o 10 minutos todos los días, en vez de 5 horas un solo día.
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¿La clave está en elegir opciones que nos motiven y, así, no caer en la tentación de ceder y no seguir?
No tanto que nos motiven, sino más bien aquellas que nos despierten curiosidad. Porque no tenemos que poner etiquetas a las cosas. Imagínate frases como “no voy a hacer nada de matemáticas porque se me daban fatal de pequeño” o “no voy a pintar porque nunca he sabido”. Esas ideas hay que desterrarlas. Vamos a descubrir esa pasión y esa curiosidad y cambiar el mensaje por un “nunca he cogido un pincel, ¡voy a ver qué se siente!”. Ya solo eso es un paso importante.
Al igual que sucede en el entrenamiento físico, ¿se puede ir progresando en el entrenamiento de nuestro cerebro? ¿Debemos ir aumentando los retos a los que le sometemos?
Son maravillosas las mejoras cuando empiezas a entrenar. De hecho, yo animo a todo el mundo a que haga un reto diario a través del Club Neurofitness, porque ahí puedes ver lo que se te da mejor y peor y te vas dando cuenta de las mejoras. Por eso siempre insisto mucho en que, cuando entrenas el cerebro, debes llevar un diario Neurofitness y escribir qué ejercicios te gustan y se te dan bien, los que no te gustan, los que te frustran, los que pensabas que no te iban a gustar y te han gustado, etc. Así se va identificando la evolución del resultado y de uno mismo.
La mejora es tan impactante en un corto espacio de tiempo, que lo que el cerebro te va a pedir es más, pero a otros niveles. Una vez que empieces, puede que comiences a dedicar más tiempo a escuchar música o a escribir o te vas a notar super-ágil mentalmente y vas a aprender mejor. Así que la mejora y la evolución no está tanto el ir aumentando el número de retos, sino en ser super constante en ellos.
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¿Piensa que nunca es tarde para poner nuestro cerebro a trabajar, que siempre estamos a tiempo?
Absolutamente sí. Hay que quitar falsos mitos. Entrenar el cerebro no es algo de una edad determinada, sino que es algo que puede hacer cualquiera. Desde una mami embarazada, hasta un niño, un adolescente, un adulto, un senior y hasta un bebé. Cualquier momento de tu vida es bueno para empezar porque siempre vas a tener la neuroplasticidad cerebral activa, siempre vas a tener esa capacidad constante de aprendizaje que tiene nuestro cerebro y que baja un poquito, sí, pero a partir de los 100 años.
Si te lo propones, siempre vas a estar aprendiendo. Además está la neurogénesis, que es la capacidad que tienen ciertas áreas del cerebro, como el hipocampo, para generar nuevas neuronas. El cerebro es pura magia, solo necesitamos darle las herramientas adecuadas para que nos responda tal y cómo nuestro momento presente necesite. Así que entrenar el cerebro siempre es un regalo.
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¿Hay personas a las que las beneficia especialmente el hecho de entrenar su cerebro?
A todo el mundo le beneficia muchísimo. Evidentemente, si estás en un alto nivel de estrés o necesitas trabajar mucho a nivel mental (concentración, memoria, etc.), te va a ayudar una barbaridad. Pero a cualquier persona, de cualquier edad, le va a venir fenomenal. Entrenar el cerebro es aprender a conocerse, es estar conectado contigo, escucharte y saber qué tienes que hacer cuando las cosas te suceden. Todos hemos tenido momentos malos, etapas de estrés, hemos estado desanimados, hemos tenido fatiga mental, nos hemos despistado con facilidad o hemos desarrollado adicción a las pantallas y no sabemos cómo quitárnosla.
Cada momento de tu vida te da circunstancias distintas y, si estás entrenado, vas a tener la respuesta y las herramientas que necesites para poder entender tu cerebro y tener, a lo largo de tu vida, una buenísima salud cerebral y emocional. Por eso he creado una trilogía en la que uno teoría y práctica, para que la gente conozca su cerebro y sepa cómo cuidarlo.