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Día Mundial del Cáncer Renal

La mitad de los pacientes con cáncer de riñón están vivos a los 5 años de iniciar el tratamiento

En el Día Mundial del Cáncer de Riñon, una paciente nos explica cómo se vive con esta enfermedad. Además, un especialista en oncología nos habla de los síntomas, el diagnóstico y cómo los nuevos tratamientos han aumentado la supervivencia


Actualizado 15 de junio de 2023 - 21:00 CEST

La noticia de un caso de cáncer en la familia se recibe como un tsunami que pone patas arriba toda la vida tal como la has vivido hasta el momento del diagnóstico. Si tú eres el destinatario de la confirmación de las peores sospechas el miedo, la incertidumbre, el temor a los tratamientos y el pronóstico acaparan todos tus pensamientos del día y, por la noche, pueden convertirse en pesadillas. Pero hay que decir que hoy el cáncer ya no es lo que era. Y que cada vez se dan más pasos hacia la cronificación de esta enfermedad. Hoy hay más supervivientes que viven para contarlo como es el caso de Ana Belén Martín, responsable de cohesión asociativa en Federación Nacional ALCER (Asociación para la lucha contra las enfermedades del riñón), con la que hemos hablado para que nos explique, en el Día Mundial del Cáncer de Riñón, que se celebra hoy, cómo encajó su enfermedad.

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Entrevista a un testimonio de cáncer renal

"Me diagnosticaron de cáncer renal en diciembre del año 2017, en enero del 2018 me confirmaron que era metastásico y comencé en un tratamiento experimental", nos explica la paciente.

Continúa reconociendo que al principio fue muy complicado hasta que se adecuó a la medicación y conseguió regular el tiroides, la tensión... "Los primeros años fueron los más difíciles, luego poco a poco todo se fue regulando y te vas acostumbrando a vivir con ello. Yo soy una enferma crónica y tengo que estar tomando medicación de por vida. Es difícil asumir que pases de ser una persona sana sin ninguna enfermedad a tener todos los efectos secundarios de la medicación como dolores musculares, dolores de cabeza, dolores de estómago...". Afirma que sigue haciendo su vida normalizada como antes de la enfermedad, aunque sí con algo más de cansancio. Eso sí, se toma todo con más calma. "Anímicamente, estoy bien e intento buscar el lado positivo", asegura.

Al preguntarle cuál fue el mayor desafío al que tuvo que enfrentarse, explica que fue pasar de ser una persona sana a tener una enfermedad de por vida, que poco a poco la irá 'machacando', aunque, gracias a este positivismo que le caracteriza, trata de llevar de la mejor manera posible. "Me han ayudado tres cosas muy importantes: la fe, mi familia y el personal sanitario. Mi entorno es muy bueno, pero entiendo que llevar esta enfermedad sola es muy complicado".

Ana Belén ensalza el papel de las asociaciones, ya que según su opinión pueden ayudar mucho, "porque vienes de un ámbito que no tiene nada que ver con el cáncer. En mi caso, era abogada y sabía de leyes y números, pero no sabía nada de enfermedades. Cuando tienes una vida normal, las enfermedades las ves como algo lejano y, de repente, te encuentras con un problema de este tipo y además estás sola, es muy difícil saber cómo sobrellevarlo". Para ella, y todos los pacientes, es muy importante todo el apoyo que ofrecen las asociaciones, en las cuales hay personas que han pasado o están pasando por la misma situación. "El camino que estoy recorriendo, ellos ya lo han recorrido y pueden orientarme. Necesitas hablar con personas en la misma situación, que tienen una vida normal y salen adelante".

Concluye recordando que las personas con cáncer renal necesitan hacerse ver y escuchar. "Tenemos que luchar por la investigación y que se nos tenga en cuenta, ya que cada vez somos más. Necesitamos el apoyo de la sociedad, porque le puede pasar a cualquiera. Hay que apoyar la investigación, a las asociaciones de pacientes y a los médicos, porque es lo único que nos puede salvar".

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Y es que son muchos los retos a los que se enfrentan estos pacientes. No solo ellos, también los médicos que les atienden, así como los investigadores que cada día se esfuerzan por mejorar la calidad de vida de los enfermos y con la esperanza puesta en encontrar una cura para esta enfermedad. Hablamos de la realidad actual del cáncer renal con el Dr. Sergio Vázquez, jefe del servicio de Oncología del Hospital Universitario Lucus Augusti de Lugo y miembro de SOGUG (Grupo Cooperativo Nacional en Tumores Genitourinarios).

¿Cuáles son los síntomas más comunes del cáncer renal?

La clásica triada de dolor en flanco abdominal, hematuria macroscópica y masa abdominal palpable hoy en día es rara (6-10% de los casos) y se correlaciona con histologías más agresivas. De todos modos, el cáncer renal sigue siendo el "cáncer del internista" por la cantidad de síndromes paraneoplásicos asociados (hipercalcemia, fiebre de origen desconocido, aumento de los glóbulos rojos...), llegando al 30% de los casos. Hoy en día la mayoría de los tumores renales (en torno al 60%) se diagnostican incidentalmente en pruebas radiológicas solicitadas por otra causa.

Debemos de insistir que es el 7º tumor maligno más frecuente en varones y el 10º en mujeres. La incidencia, según GLOBOCAN, ha permanecido estable los últimos años (en España, 8.078 casos en 2022).

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¿Cuáles son los factores de riesgo para desarrollarlo?

Los factores de riesgo relacionados son el tabaquismo, la obesidad y la hipertensión arterial. Es más prevalente en personas con insuficiencia renal crónica, a tratamiento con diálisis, receptores de trasplante renal o esclerosis tuberosa. El 2% son hereditarios (a tener en cuenta en tumores bilaterales, ente otros casos).

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¿Cuáles son los tratamientos actuales disponibles?

En tumores menores de 7 cm, el tratamiento recomendado en la nefrectomía parcial laparoscópica (extracción de la pieza) o robótica. Se pueden usar otras técnicas ablativas (radiofrecuencia, radiocirugía, crioablación) en pacientes mayores, de alto riesgo quirúrgico o en tumores múltiples bilaterales (generalmente hereditarios). Otra opción es la vigilancia activa, si se trata de pacientes muy mayores con comorbilidades significativas o corta esperanza de vida con tumores menores de 4 cm. Si miden más de 7 cm, se recomienda la nefrectomía radical laparoscópica. En tumores muy grandes puede ser necesaria la cirugía abierta.

Tras la cirugía, en tumores de intermedio o alto riesgo de recaída, recientemente ha sido aprobado el uso de inmunoterapia (Pembrolizumab) adyuvante o complementaria a la cirugía durante 1 año, pues ha demostrado reducir el riesgo de recaída de la enfermedad en un 32%.

Con los nuevos tratamientos, generalmente combinaciones de inmunoterapia más inmunoterapia y de inmunoterapia con antiangiogénicos (frenan el crecimiento del tumor), las tasas de supervivencia en el cáncer renal metastásico ha mejorado muchísimo, con casi la mitad de los pacientes vivos a los 5 años de iniciar el tratamiento y con una, en general, muy buena calidad de vida.

Hay que incidir en que, actualmente, en España solo podemos usar, por razones de financiación a nivel del Ministerio de Sanidad, una combinación de inmunoterapia más inmunoterapia (Nivolumab + Ipilimumab) y hay pacientes a los que probablemente, por el perfil de agresividad clínico (carga metastásica, síntomas...), por los datos de que disponemos, aunque no existen estudios comparativos, les iría mejor una combinación de inmunoterapia más un antiangiogénico. Somos el único país de la Unión Europea en que esto es así.

¿Cuáles son los principales retos y desafíos en su manejo?

Por una parte, necesitamos la creación de vías rápidas de cáncer renal, que permitan que, ante la mínima sospecha clínica o radiológica, un paciente sea visto por un urólogo y, posteriormente, sea comentado en el comité multidisciplinar correspondiente, que permita la decisión más adecuada para cada caso tomada de modo consensuado y que lleve a todos estos nuevos tratamientos sistémicos, bien en el escenario adyuvante tras cirugía o en el escenario metastásico, sean prescritos por oncólogos especializados en este tipo de tumores, mejorando de este modo la supervivencia y calidad de vida de nuestros pacientes.

Otro reto importante es la participación de los pacientes en todas las decisiones tomadas, para lo que creo imprescindible la creación de redes de pacientes expertos en cáncer renal a nivel nacional, como están trabajando ALCER y SOGUG (Grupo Español de Tumores Genitourinarios).

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¿Qué avances se han logrado en la investigación en los últimos años?

En el cáncer renal metastásico fundamentalmente las combinaciones, en primera línea, de dos agentes inmunoterápicos (nivolumab + ipilimumab) o un agente inmunoterápico y un antiangiogénico (nivolumab + cabozantinib, pembrolizumab + axitinib y pembrolizumab + lenvatinib), que han demostrado ser claramente superiores a los antiangiogénicos en monoterapia, con cifras de supervivencia global que alcanzan el 50% a los 5 años, incluso con posibilidad de curación en algunos casos.

También en el tratamiento posterior a la cirugía, en el que la inmunoterapia (Pembrolizumab) adyuvante durante 1 año ha demostrado reducir el riesgo de recaída en un 32%.

El Grupo Cooperativo Nacional en Tumores Genitourinarios (SOGUG) es un referente de investigación y formación a tener en cuenta sin duda alguna en todos los avances generados en los últimos años y los que están por llegar.

¿Hacia dónde se dirigen las nuevas terapias?

Quizá la molécula más prometedora actualmente, más avanzada en desarrollo clínico, es el Belzutifán, un agente inhibidor del factor inducible por hipoxia (HIF-1-alfa), con resultados prometedores en segunda línea de tratamiento, bien solo o en combinación con otros agentes. Se está estudiando también en otros escenarios como la adyuvancia post-quirúrgica.

¿Cómo se puede prevenir o retrasar el cáncer renal?

Evitando los factores de riesgo, como el tabaquismo, la obesidad y la hipertensión arterial.

La dieta y el estilo de vida son básicos, como en todas las neoplasias. El ejercicio, la no ingesta de alcohol y el no fumar, así como una dieta equilibrada, tipo mediterránea o atlántica, están claramente relacionadas con una menor probabilidad de desarrollar un tumor maligno, en este caso, un cáncer renal.

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