"Soy hipersensible y no puedo hacer nada para cambiarlo". Esta podría ser una de las respuestas de aquellas personas que tienen un tipo de personalidad frágil. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la fragilidad emocional puede causar mucho sufrimiento, ya que desde el momento en que un rasgo genera poca capacidad de control e inseguridades, es necesario actuar para no normalizarlo. Pero, ¿qué es ser frágil? ¿Hablamos de lo mismo si caracterizamos a alguien como emocionalmente sensible?
Nos lo aclara el psicólogo José Martín del Pliego. Este experto indica que "no podemos hacer un diagnóstico de personalidad frágil como tal. Pero el estilo que más se aproxima a esa fragilidad serían el trastorno evitativo, el dependiente y el trastorno límite de personalidad". Son personas sensibles, con dificultades para manejarse en distintas áreas vitales, sintiéndose sobrepasados en muchas ocasiones por la vida y con tendencia a mantener un tono vital y anímico bajo.
Por tanto, las personas sensibles pueden no ser frágiles, ya que estas últimas se ven sobrepasadas para manejar su vida. En este sentido, la American College Health Association alertó el año pasado de que la salud mental de los jóvenes está en crisis. Advierte de que de hoy en día tienen más depresión, estrés, dependencia emocional e, incluso, hay más intentos de suicidio. Esto implica que hay una cierta inclinación a una mayor fragilidad emocional y que las nuevas generaciones tienen más dificultades para gestionar las adversidades o su mundo interior.
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¿Por qué aparece la fragilidad emocional?
Todo puede tener una tendencia genética, pero lo más habitual "es que la persona frágil venga de un entorno vital en el que desde lo más primitivo de su infancia no le han podido transmitir esa percepción de calma y estabilidad. La falta de apego seguro hace que mucho antes de que aparezca el pensamiento, ese niño sienta el entorno como amenazante, sintiéndose vulnerable y crónicamente activado", nos cuenta el psicólogo.
Jose Martín del Pliego explica que nuestros padres son los que tienen que enseñarnos a regular nuestro sistema nervioso cuando somos pequeños, nada más nacer. Si no están para nosotros como necesitamos, por distintos motivos, generamos una tendencia a la alerta que se va retraumatizando con las experiencias vitales que vamos viviendo en esos primeros años de vida, en el colegio o en la adolescencia. De tal manera que mantenemos un fondo crónico inestable, que ni siquiera sabemos de dónde viene. Podemos pensar que somos así sin más, pero te aseguro que tu fragilidad lleva una historia detrás.
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¿Cuáles son las señales que delatan a estas personas?
Podemos distinguir a estas personas por su forma de relacionarse con los demás, que suele ser más complicada. Además, a menudo dependen de los otros para sentirse estables emocionalmente. Estas son algunas de las características de estas personas:
- Sensibilidad excesiva: suelen ser muy sensibles a los estímulos emocionales y pueden reaccionar de manera intensa ante situaciones aparentemente insignificantes.
- Dificultad en las relaciones interpersonales: pueden tener dificultades para establecer y mantener relaciones saludables. Sus cambios de humor y comportamientos impredecibles pueden generar conflictos y alejar a las personas de su entorno.
- Dependencia emocional: tienden a depender de los demás para encontrar estabilidad emocional. Buscan constantemente la aprobación y la validación de los demás, lo cual puede generar una carga adicional en sus relaciones.
- Sentimientos de vacío: a veces experimentan un profundo sentimiento de vacío emocional, incluso cuando aparentemente tienen todo lo que necesitan. Este vacío puede generar una sensación de insatisfacción constante.
- Baja energía vital: suelen sentirse agotadas y con una falta de energía constante. Esto puede dificultar su capacidad para enfrentar desafíos y llevar a cabo actividades diarias.
- Tendencia al ánimo depresivo: pueden experimentar episodios de tristeza y depresión con frecuencia. Estos estados de ánimo pueden ser intensos y durar por períodos prolongados.
Es importante tener en cuenta que cada individuo es único y puede manifestar estas características de manera diferente.
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¿Se debe tratar la fragilidad emocional?
Esa fragilidad implica problemas en todos los ámbitos. "Al no sentirnos seguros tendremos problemas en lo académico y la vida profesional, pero donde va a estar más presente el problema es en las relaciones interpersonales. Necesitan al otro para que les dé calma y eso les hace ser dependientes, inestables y a veces muy intensas. Esto se intensifica en las relaciones de pareja. Problemas de ansiedad y depresivos forma parte de la vida de la persona frágil. Es difícil llevar una buena vida cuando sientes que esta te supera", explica el experto en psicología. Por ello, puede necesitar un abordaje terapéutico.
"Para poder hacer un buen tratamiento hay que trabajar de forma profunda. No se puede trabajar de forma eficaz un problema de este tipo de forma conversacional, porque no llega a producir cambios permanentes en lo emocional. Lo interesante es trabajar las emociones inestables que inundan al paciente, ser capaz de liberarlas y procesarlas y tratar de sanar desde su origen. Todo lo que nos ocurre en nuestra historia queda grabado en nuestro cuerpo de distintas maneras, es lo que se nos activa cuando somos mayores, no se trata de un tema de manejar pensamientos". Técnicas como la psicoterapia profunda, hipnosis, brainspotting, somatica experiencing son herramientas actuales y potentes para generar cambios en lo profundo.
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¿Se puede mejorar con el tiempo?
Con las técnicas nombradas la persona podrá regular esas emociones, que se le desbordan. Además, se puede actuar sobre nuestro hipocampo, donde se guarda episódicamente todo lo que nos ocurre en nuestra vida desde incluso antes de nuestro nacimiento. Si realizamos cambios en esas memorias guardadas en nuestro cuerpo, la persona frágil sentirá que percibe el entorno de forma más neutra y, por lo tanto, menos amenazante, sintiéndose mejor y actuando de forma más adaptativa en su entorno. Claro que pueden mejorar y mucho.
Si no se puede hacer terapia, es aconsejable que la persona frágil se mueva en un entorno de crecimiento. "Esto es muy importante. Que sienta que puede hacer cosas nuevas, formarse, conocer personas nuevas y sentir que es capaz de hacer frente, a este tipo situaciones. Pueden ser cosas pequeñas, pero lo importante es sentir que te expones con calma y que vas incorporando herramientas hábiles que cambien tu percepción de ti mismo. En lo social siempre es preferible grupo pequeños pero estables que generen seguridad para ir lentamente abriendo ese abanico social. Hay que ser consciente de nuestra fragilidad, pero que no dejarnos llevar por ella", concluye el psicólogo José Martín del Pliego.
Referencias:
Sarah Ketchen Lipson. Trends in college student mental health and help-seeking by race/ethnicity: Findings from the national healthy minds study, 2013–2021. Journal of Affective Disorders. Volume 306, 1 June 2022, Pages 138-147