Para mantenerse sano y en forma, no se trata de pegarse una paliza en el gimnasio, si luego no cuidamos nuestra dieta o no tenemos un descanso reparador. Una vida saludable y activa implica muchos ámbitos que no debemos descuidar. Tanto es así, que podemos denominar incluso como entrenamiento invisible a todo aquello que el entrenador no puede ver y que ocurre en la vida de una persona que hace ejercicio desde una sesión de entrenamiento hasta la siguiente, y que comprende aspectos tan importantes como son la alimentación, el descanso, los masajes deportivos, las relaciones sociales… En ese tiempo, entre sesión y sesión, el cuerpo tiene tiempo para recuperarse.
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Diferenciar entre deportistas de elite y aficionados
“El entrenamiento invisible es capaz de marcar la diferencia entre un buen deportista y uno excelente. Resulta determinante en el rendimiento deportivo, por lo que no es de extrañar que el entrenamiento invisible sea el motivo por el cual un deportista consigue un primer puesto en una competición o haga mejores marcas que sus rivales. Ahora bien, el nivel de exigencia en el entrenamiento invisible entre los deportistas aficionados es bien distinto. Se espera una conducta saludable entre una sesión de entrenamiento y otra, pero la realidad puede ser que los compromisos ajenos a la vida deportiva te lleven a descansar pocas horas de sueño o a no tener una alimentación acorde a las necesidades del organismo”, comentan los expertos del departamento de Medicina del Deporte de Sanitas.
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¿Qué factores influyen?
En opinión de los expertos de Sanitas, el entrenamiento invisible engloba muchos factores, pero sin duda, hay unos que tienen más peso que otros a la hora de mejorar el rendimiento deportivo.
- Nutrición. Una alimentación adecuada en cantidad y calidad, sana y equilibrada son vitales, ya que repercute directamente en el rendimiento final. No podemos perder de vista que los alimentos que ingiere el deportista inciden directamente en la capacidad de recuperación tras el entrenamiento, en la sensación de fatiga muscular e incluso en la aparición de lesiones. El doctor explica que hay que evitar cualquier alimento que no aporte muchos nutrientes, pero sí un alto número de calorías como los fritos, refrescos o la bollería, e incluir todo lo que sea frutas y verduras.
- Descanso. Las horas de sueño y su calidad son básicas para la recuperación muscular. Por eso, el sueño no es beneficioso, es imprescindible. “Si quieres progresar en los entrenamientos, no le debas horas a la cama. Durante el sueño se segregan hormonas como las del crecimiento que ayuda a que los músculos se regeneren después de una jornada de entrenamiento. También refuerza el sistema inmunológico, por lo que evitará que tengas que hacer un parón por enfermedad. Es importante pensar en que las horas de sueño son tan importantes como su calidad, ¿despiertas con sensación de haber descansado?”, apuntan desde Sanitas.
- Estiramiento. Tal y como nos explica el experto, estirar alivia las tensiones musculares, que si no se solventan a tiempo, pueden derivar en molestias o lesiones. “Sin embargo, los beneficios de estirar van más allá: mejora la flexibilidad, mantiene la movilidad articular y ayuda a que el riego sanguíneo llegue a todos los tejidos y con ello los nutrientes; de esta manera también te recuperas antes. Por todo esto, es imprescindible incluir una parte de estiramiento dentro de cada sesión de entrenamiento”, dicen.
- Masaje deportivo. Hay un hecho claro: el masaje deportivo previene las lesiones, ya que ayuda a la recuperación muscular y la prepara para los esfuerzos. Y es que, aunque se puede acudir a un fisioterapeuta para rehabilitarse de una molestia o lesión, hay que ver el masaje deportivo como un método de prevención. "Dentro del entrenamiento invisible, serviría para reducir la tensión muscular, sobre todo en las zonas más prolíficas a causar problemas. Prepara los músculos de cara a una competición o ayuda a su recuperación tras el evento”, apuntan. Puede ser una buena idea utilizar cremas recuperadoras (como es el caso de Kyrocream Original), que pueden aportar beneficios para mantener el cuerpo a punto gracias a los principios activos presentes en su formulación (árnica, hipérico y caléndula).
- Crioterapia. Los expertos apuntan que la aplicación de frío en determinadas zonas del cuerpo es una práctica muy antigua. La razón es que el frío es un vasoconstrictor, por lo que mitiga el dolor muscular y acelera su recuperación. También es un potente analgésico y un antiinflamatorio muy barato, ya que no necesitas acudir a ningún sitio para hacer crioterapia; en casa puedes aplicarte agua fría después de una sesión de entrenamiento en los músculos que has trabajado.
- Psicología. El factor psicológico tiene mucho peso a la hora de seguir un programa de entrenamiento sostenido en el tiempo. “La manera en la que afrontas cada entrenamiento puede determinar tu rendimiento o incluso que soportes el nivel de estrés en periodos de mayor exigencia. La gestión de este factor del entrenamiento invisible requiere mucho conocimiento de uno mismo, de saber cuándo se está disfrutando del deporte y cuándo no. En ocasiones, se necesita la ayuda de un profesional, que puede ser el propio entrenador el que te proporcione claves para mantener la motivación en todo momento”, concluyen desde Sanitas.