A lo largo de nuestra vida, nos podemos enfrentar a adversidades que pongan a prueba nuestra paciencia y resistencia emocional. Puede ocurrir circunstancias que nos frustren, que echen al traste todo aquello que teníamos planeado y nos obliguen a cambiar drásticamente de dirección. La capacidad para lidiar de manera efectiva con estas situaciones y de desarrollar resiliencia cuando tenemos que superar un obstáculo es crucial para mantener un buen equilibrio emocional. En este sentido, la tolerancia a la frustración se convierte en una herramienta necesaria para enfrentarnos a los altibajos de la vida.
Como nos explica la psicóloga Leire Pérez, psicóloga clínica de ifeel, "la frustración es una reacción emocional, típicamente desagradable, que se produce ante circunstancias que conllevan la eliminación o reducción inesperada de reforzadores (consecuencias agradables, apetitivas). Se produce cuando existe una discrepancia entre lo que queremos y/o esperamos y lo que realmente está disponible. La frustración implica mecanismos emocionales afines a la aparición de estímulos aversivos y desencadena respuestas semejantes al estrés. Una persona frustrada se mostrará, en términos generales, en primer lugar contrariada, pasando a posteriori a un estado de resignación y pasividad".
Como continúa la experta, la frustración, de manera similar a lo que ocurre con el miedo y con el estrés, suele aparecer en situaciones en las que nos enfrentamos a problemas difícilmente solucionables, ante los que debemos responder y/o de los que no es sencillo escapar. "Se puede manifestar en cualquier ámbito y momento de nuestra vida, tanto a nivel personal como profesional, pero en todos ellos conllevará la consecuencia de generar en la persona estados emocionales negativos, así como respuestas fisiológicas nocivas".
Test de tolerancia a la frustración
¿Qué es la tolerancia a la frustración?
Se define como la capacidad para afrontar y sobrellevar los contratiempos y situaciones que nos supongan un desafío sin perder el control y con estabilidad emocional. Ser tolerante a la frustración implica que aceptamos que no siempre conseguimos aquello que deseamos o esperamos y que asumimos que las cosas pueden salir mal, aunque pongamos todos los medios para que no sea así. La tolerancia a la frustración es una habilidad que desarrollamos cuando somos niños y que nos permite ser adultos más seguros, más estables, que aprendemos de nuestros errores o de las situaciones difíciles que nos plantea la vida y que actuamos con resiliencia.
Al contario, cuando no tenemos tolerancia a la frustración, nos encontraremos con dificultades para manejar las emociones negativas que nos surgen cuando no logramos aquello que deseamos o cuando ocurre algo que nos obliga a cambiar de planes. "La mala gestión de la frustración, o la baja tolerancia a ella, puede llevar a que el individuo no sepa mantener su implicación en una situación compleja, por lo que no tendrá éxito en la resolución de la misma. A nivel emocional, puede generar en la persona una gran desmotivación y, acompañada de sensaciones de incapacidad y culpa, hacer peligrar su autoconcepto", señala la experta.
En estas ocasiones, experimentaremos enfado, malhumor, irritabilidad, ira, impaciencia e, incluso, desesperanza, tristeza y depresión. Es muy probable, además, que las personas que no son capaces de tolerar la frustración, eviten aquellas situaciones que les pueden salir mal. Esto limita el aprendizaje y el crecimiento personal.
¿Cómo se desarrolla la tolerancia a la frustración?
No se desarrolla de hoy para mañana. De hecho, como adelantábamos, se trata de un proceso que se va forjando a lo largo de la vida y que comienza a gestarse en la infancia, donde se sientan las bases de esta cualidad. Por ejemplo, cuando los niños no consiguen aquello que persiguen y se frustran, los adultos deben estar ahí para brindarles apoyo emocional, seguridad y herramientas para afrontar estas situaciones frustrantes, así como a regular las emociones que les surjan. Si no se les presta el apoyo necesario ni se les enseña a comprender y manejar esas emociones para regularse, es muy probable que cuando sean adultos tengan dificultades para tolerar la frustración.
Pero, ¿qué ocurre si durante la infancia no hemos tenido este apoyo y si de adultos tenemos dificultades para ser resilientes frente a las adversidades? Afortunadamente, como decíamos, la tolerancia a la frustración es algo que puede ir desarrollándose a lo largo de la vida.
Claves para tener tolerancia a la frustración
Como recuerda la psicóloga de ifeel, Leire Pérez, "la frustración aparece ante la incapacidad de resolución de una situación problemática, ya que genera impotencia e indefensión. A grandes rasgos, todo problema conlleva una parte en la que no podremos intervenir, que escapa a nuestro control, pero también otra en la que quizá sí podemos emplear estrategias de resolución. La frustración muchas veces genera tal bloqueo en la persona que le impide visualizar aquella parte del problema en la que sí tiene poder, por lo que una herramienta eficaz sería la de tomar la distancia suficiente para separar ambas partes y poder ver así de forma más clara la manera de intervenir aquella que resulta controlable".
Estas otras estrategias también nos pueden ayudar a cultivar esta habilidad:
- Practica la conciencia emocional. Esto significa ser capaces de reconocer y de aceptar nuestras emociones sin juzgarlas, permitiéndonos experimentalas sin reprimirlas. Por ejemplo, tenemos derecho a enfadarnos cuando ocurre algún contratiempo grave en nuestra vida, por ejemplo, una enfermedad que nos obliga a cancelar planes y dar un giro de 180º a nuestra vida.
- Cambia la perspectiva ante aquello que te frustra. Por ejemplo, en vez de verlo como algo negativo, puedes aprovechar para utilizar estas circunstancias como un aprendizaje que te haga ser una persona más fuerte y más capaz de superar cualquier obstáculo.
- Establece metas realistas. Una de las causas más frecuentes de frustración es el haber establecido unas expectativas que son difícilmente asumibles. Por ejemplo, si queremos aprender un nuevo idioma, en vez de plantearnos hablarlo fluidamente en tres meses, podemos ponernos la meta de ser capaces de aprender 10 palabras nuevas cada día.
- Aprender de los errores. Esto es fundamental para desarrollar la tolerancia a la frustración. Es decir, cuando cometemos un error, en vez de castigarnos por ello, podemos analizar por qué salió mal, identificar qué podemos aprender de ello de cara al futuro. Esto nos volverá más resilientes.
Referencias
- Programa de Doctorado de Neurociencia y Cognición. Carlos García Roda. Efecto de la frustración en los seres humanos: un estudio conductual y psicofisiológico. Universidad de Navarra.
- Fava GA, Tomba E Increasing psychological well-being and resilience by psychotherapeutic methods.J Pers. 2009
- David Ramirez-Castillo, Carlos Garcia-Roda, Francisco Guell, Javier Fernandez-Montalvo, Javier Bernacer, Ignacio Morón. Frustration Tolerance and Personality Traits in Patients With Substance Use Disorders. Front Psychiatry 2019
- Bartholomew K. J., Ntoumanis N., Ryan R. M., Bosch J. A., Thøgersen-Ntoumani C. (2011a). Self-determination theory and diminished functioning: the role of interpersonal control and psychological need thwarting. Personal. Soc. Psychol. Bull. 37 1459–1473. 10.1177/0146167211413125 - DOI - PubMed
- Bartholomew K., Ntoumanis N., Ryan R. M., Thøgersen-Ntoumani C. (2011b). Psychological need thwarting in the sport context: assessing the darker side of athletic experience. J. Sport Exerc. Psychol.