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romper cigarro© Getty Images

¿Por qué cuesta tanto dejar de fumar?

Aprovechando la celebración del Día Mundial Sin Tabaco, hablamos con un experto en adicciones, que nos resume las claves para apagar el cigarrillo de forma definitiva


Actualizado 31 de mayo de 2023 - 13:18 CEST

Cuando hablamos de un hábito tan perjudicial para la salud como fumar, nos hacemos en primer lugar una pregunta: ¿es la adicción al tabaco una de las más complicadas de abordar? “Existe una cierta ‘leyenda negra’ respecto a la dificultad para dejar de fumar. Como con todas las demás adicciones, dependerá del grado de necesidad de dejarlo, que es lo que desarrolla la motivación para esforzarse y perseverar, pero quien lo quiere de verdad lo consigue seguro”, comenta el Dr. Xavier Fàbregas Pedrell, director médico del Centro Mas Ferriol, médico especialista en adicciones y trastornos de salud mental.

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¿Por qué cuesta tanto trabajo dejar de fumar?

Quien se ha visto ante la situación en la que decide que ha llegado el momento de dejar de fumar, sin duda sabe que no es fácil. “La adicción al tabaco tiene dos etapas: la desintoxicación, que es el tiempo para dejar atrás el consumo y superar la adicción física, y la deshabituación, que es el tiempo necesario para evitar la negociación con uno mismo en la que se pretende controlar a la sustancia, cosa que es imposible y aceptar que podemos vivir sin fumar y, además, de que viviremos mucho mejor”, cuenta el experto.

Consecuencias de dejar de fumar en nuestra salud

Y es que dejar de fumar es una de las acciones que mejoran más rápidamente nuestra salud. Se reducen las posibilidades de padecer muchos tipos de cáncer y el riesgo de tener gran parte de las enfermedades cardiovasculares y respiratorias. “Según se recoge en la Biblioteca Nacional de Medicina de los EEUU, al año de dejarlo, el riesgo de enfermedad cardíaca es la mitad que el de alguien que siga fumando; a los cinco años, el riesgo de tener cáncer de boca, garganta, esófago y vejiga se reduce a la mitad y la incidencia del cáncer de cuello es el mismo que el de alguien que no haya fumado nunca. Entre 2 y 5 años de dejar de fumar, el riesgo de accidente cerebrovascular también vuelve a ser el mismo que el de un no fumador. A los 10 años el riesgo de morir por cáncer de pulmón es casi la mitad del que tienen los fumadores y a los 15 el riesgo de enfermedad coronaria vuelve a ser el mismo que el de la población general. Hay también evidencias sobre los efectos del tabaco sobre la piel, las encías, las enfermedades obstructivas del aparato respiratorio o sobre la disfunción eréctil y el bajo peso al nacer de los hijos de madres fumadoras”, nos explica.

chica fumando© Getty Images

Un hábito que ‘engancha’

¿Por qué hay tantas personas que se enganchan al tabaco, pese a que sabemos que es perjudicial para nuestra salud? En opinión del experto, la nicotina y todas las sustancias que se añaden al tabaco son muy adictivas. “Además estas sustancias pasan muy rápidamente desde el pulmón al cerebro y esta rapidez también influye mucho en la capacidad de generar adicción. Se ha podido demostrar, después de largas luchas legales con las compañías tabaqueras que tuvieron que hacer públicas finalmente la lista cualitativa de las más de 600 sustancias que se añaden artificialmente al tabaco, y casi todas ellas eran para potenciar la adicción a la nicotina”, nos cuenta el experto, que añade que una vez creada la necesidad, ya no se fuma por placer sino porque la falta de nicotina produce un efecto de llamada, unas sensaciones desagradables que solo se solucionan encendiendo otro cigarrillo. Pero uno mismo se engaña diciéndose que es una elección libre.

Dependencia del tabaco

Se llega a tener una dependencia enorme del cigarrillo. “Nadie puede contar que la primera experiencia con un cigarrillo fuese agradable. El placer estaba más en hacer algo prohibido, aunque de entrada no fuese agradable. Al tabaco había que acostumbrarse. El hábito de fumar se inicia por factores emocionales y no por decisiones lógicas. No es una elección libre sino el fruto de la combinación de factores personales y malignos planes de negocio. Pero una vez pasada esta etapa en la que pesa mucho la presión de grupo, la transgresión y la imitación lo que nos hace seguir fumando es la dependencia física”, explica el experto en adicciones.

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rechazar cigarrillos© Getty Images

Qué necesitamos para tomar la decisión

Teniendo todo esto en cuenta, le planteamos al experto qué cree que se necesita para tomar la decisión de abandonar esta adicción y lo tiene claro: información contrastada. “Una vez nos preguntemos por qué fumamos saldrán a colación argumentos y contraargumentos. Y no hay que zanjar el debate con frases del tipo ‘porque me gusta’, ya que a lo largo de la vida dejamos atrás muchas cosas que nos gustaban, pero que no nos convenían”, comenta el doctor, al que le preguntamos por qué hay personas a las que les cuesta más dejarlo que a otras. “Dependerá, sobre todo, del trabajo previo de concienciación. Las personas más ansiosas llegan a creer que fumar las tranquiliza cuando en realidad se aumenta el estrés cortical. Y es el síndrome de abstinencia en cuanto bajan los niveles de nicotina en sangre los que hacen que uno ‘necesite’ volver a fumar”, nos cuenta.

Y no ilustra esta dependencia con una experiencia personal: “Mi padre fumaba incluso en la ducha. Recuerdo la imagen de una mano que asomaba de la cortina de baño, cogía un cigarrillo que se mantenía encendido en el cenicero, daba dos caladas y seguía duchándose. Había empezado a fumar a los catorce y no lo dejó hasta los 70 años, el mismo día que el oncólogo le anunció que tenía cáncer de pulmón. No volvió a fumar, pero desgraciadamente el tumor estaba ya extendido y murió un año después”.

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Iniciar el proceso para dejar de fumar

No todo es tan oscuro y el experto tiene una buena noticia: dejar de fumar parece más difícil de lo que es en realidad. Pero, eso sí, depende en gran medida, en su opinión, de dos factores que son determinantes para tener éxito: la motivación para dejarlo y el conocimiento de cómo funciona esa adicción y los posibles desencadenantes de una recaída.

  • Para dejar de fumar se necesita primero creer en la importancia de dejarlo. Infórmate de las consecuencias del tabaco, calcula lo que te cuesta fumar y que en podrías gastarte ese dinero, haz una lista sincera de las ventajas y las desventajas de fumar.
  • Lo siguiente es informarse de todos los métodos que te pueden ayudar. Pregunta a los que lo han dejado como lo han hecho. Cualquier método que haya funcionado para otro puede ser también útil para ti. Y a veces hay que probarlo de diferentes maneras hasta encontrar lo que nos sirve a nosotros.
  • Los médicos de cabecera son profesionales con capacidad de ayudar en los procesos para dejar el tabaco, pero es crucial esta reflexión previa al proceso de intentar dejarlo. Es mejor trabajarse la motivación que hacer intentonas desordenadas que sólo sirven para justificar que dejar de fumar es muy difícil porque ya se ha probado, aunque no se haya intentado poniendo de verdad la actitud y los medios necesarios.

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Decidir el día que dejas de fumar y dar el paso

En opinión del doctor, una vez aceptada la necesidad hay que decidir el día para dejar de fumar. Habrá un síndrome de abstinencia, pero que durará unos pocos días. Es bueno incrementar el ejercicio físico, evitar o reducir los cafés (que asociamos a encender un cigarrillo), comer más fruta y verdura y beber mucha agua. “Pueden ayudar una serie de medicaciones (todacitan, bupropión, parches, chicles o sprays de nicotina...) aunque nada va a sustituir vuestra fuerza de voluntad y la firmeza de vuestra decisión. El todacitan es un nuevo medicamento, financiado por la Seguridad Social, que ayuda fundamentalmente en los primeros tiempos para dejar el tabaco, suavizando la desintoxicación. Sustituye a otro medicamento anterior, la vareniclina (Champix) que se había utilizado con éxito para ayudar a dejar de fumar pero que se ha retirado del mercado”, cuenta el experto.

tirar cigarros a la papelera© Getty Images

Consejos útiles cuando estás dejando de fumar

  • Aprovecha para ir a pasear o a sacar al perro justo después de las comidas, cuando acostumbrabas a fumar el cigarrillo de sobremesa.
  • Un buen truco para reducir la ansiedad es limpiar unas zanahorias, cortarlas en bastoncillos y guardarlas en la nevera dentro de una bolsa. Cuando tengas ganas de fumar, come algunas de estas barritas de zanahoria. Rebajan la ansiedad y sacian el ansia de ‘picar’ otras cosas más calóricas.
  • Se pueden utilizar también caramelos sin azúcar.
  • Es totalmente desaconsejado el uso de vapeadores, que han sido una estrategia de la industria tabaquera para hacer ver que se puede fumar con menos riesgos, y que se han demostrado que aumentan el riesgo para iniciarse en la adicción. Incluso se han diseñado vapeadores para niños, con forma de personajes infantiles para inducir a los niños a utilizar estos aparatos, imitando unos gestos que inconscientemente asocian el “sacar humo” con algo placentero y porque se empieza con saborizantes de frutas y se acabará con nicotina.
  • Dejar de fumar no significa inevitablemente ganar peso. Si vigilas un poco lo que coméis e incrementas el ejercicio físico durante un par o tres de semanas, está demostrado que dejar el tabaco no significa ponerse unos kg de más.
  • En todas las adicciones los factores emocionales son los que desencadenan el empezar a consumir y son los que dificultan el dejarlo. Las zonas del cerebro donde generamos las emociones son las mismas en las que actúan las drogas. No es suficiente con razonar por qué tenemos que dejar de fumar. Nuestro cerebro racional tiene que trabajar para contener lo que desea nuestro cerebro emocional. Por eso cuesta hacer lo que nos conviene si no nos gusta. Eso explica también la dificultad para hacer una dieta, por ejemplo.
  • Calcula también cuánto te supone al mes el fumar. Seguramente ese dinero se podría emplear en una entrada para un concierto, poder comprar una prenda de ropa que te gusta o ir a cenar en un restaurante. ¿Cuántos paquetes de tabaco son un fin de semana en un spa?
  • Y lo que repercute en el rendimiento deportivo: qué sentido tiene machacarse en el gimnasio o ir a correr si seguís fumando...

¿Hay riesgo de recaída?

El miedo a la recaída es normal. Hay muchas personas que temen volver a caer en la adicción pese a haber conseguido ganar la batalla en las primeras semanas. La tentación sigue ahí. “Hay que contar con que habrá momentos puntuales en los que reaparecerá el deseo de fumar. Por eso es una adicción. Pero son episodios que remiten cuando nos enfrentamos a ellos y que desaparecen si cada vez que el tabaco nos llama, reconocemos que es una trampa que nos ponemos nosotros mismos. No hay que renegociar lo que ya está decidido. Solo hay que resistir. Cada vez. Todas las veces”, cuenta el doctor Fàbregas, que apunta que la recaída es una posibilidad no una certeza. “Yo lo dejé hace treinta años y fue al tercer intento. Es importante aceptar que si uno es fumador y está enganchado no podrá por mucho que se intente fumar poquito sino que es más fácil dejar totalmente de fumar. Y les puedo asegurar que hace muchísimos años que no siento ninguna añoranza, me es absolutamente indiferente”, concluye narrando su experiencia personal.

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