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natalia osona ig© Natalia Osona

Entrevista

¿Cómo afrontó Natalia Osona el diagnóstico de sus problemas de salud?

Hemos hablado con la joven 'influencer' y empresaria sobre las dolencias digestivas que padece, SIBO y celiaquía


Actualizado 18 de mayo de 2023 - 18:05 CEST

Su vida en los últimos años ha sido toda una aventura vertiginosa. Natalia Osona ha visto cómo la marca de moda que fundó, Glowrias, no paraba de crecer, por no hablar de sus seguidores en redes sociales, donde ya han batido la cifra del millón. Unos seguidores que disfrutan de la naturalidad de esta joven emprendedora, y que también han vivido de cerca cómo ha afrontado el diagnóstico de unos problemas de salud que no ha dudado en compartir con ellos, precisamente para visibilizarlos y poder ayudar a quien pueda estar afrontando una situación como la suya a lo largo de los años. No eran pocos los momentos en los que Natalia publicaba imágenes de su inflamación abdominal y, cuando tuvo un diagnóstico certero de la celiaquía y el SIBO, dedicó su tiempo a ponerlo en común con su legión de fans y, ahora, nos lo cuenta con detalle.

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¿Cuándo comenzaste a darte cuenta de que tenías un problema relacionado con tu aparato digestivo?

Realmente desde pequeña, pues siempre he tenido digestiones difíciles, inflamaciones… pero como los médicos siempre me decían que estaba bien, pues lo acabé normalizando durante años. Todo fue así hasta los 29, cuando lo compartí por mis redes sociales y fue ahí cuando me di cuenta de que debía seguir buscando ayuda para dar con el problema.

¿Siempre habías tenido problemas con la alimentación, desde pequeña?

Sí, incluso me han llegado a ingresar en el hospital en alguna ocasión. Pero siempre me acababan dando el alta diciéndome que todo estaba bien. Era frustrante vivir así, aparte de que influía negativamente en mi calidad de vida.

Dolor abdominal, gases, pérdida de peso… son algunos síntomas habituales del SIBO, ¿cuáles fueron en tu caso?

En mi caso, lo más llamativo era la inflamación por gases. De un momento a otro podía pasar de estar completamente plana a tener una barriga de embarazada. Era tan escandaloso que la gente se asustaba de verlo. Todo ello trae aparejado más síntomas, como por ejemplo, dolores, cansancio….

La hinchazón, como comentas, es uno de los problemas más llamativos, ¿no es así?

Sí, justo. Visualmente llama mucho la atención y es uno de los signos de alerta para diagnosticar esta enfermedad. De hecho, uno de los médicos que me trató, me dijo que para él era una de las alarmas clave para sospechar del SIBO, ver chicas delgadas con barrigas muy inflamadas.

Has hecho público tu problema, compartiéndolo con tus miles de seguidores. ¿Qué te animó a hacerlo?

Pues, sinceramente, fue a raíz de estar harta de ocultarlo y de leer continuamente críticas sobre si había subido de peso o si estaba embarazada. No había forma de disimular la barriga, así que pensé que hablarlo y contarlo me iba a liberar de esa angustia, además de poder empatizar o incluso ayudar a personas que pudieran estar pasando por lo mismo que yo. Lo que no sospechaba era que, el haberlo hecho público, me ayudaría a encontrar el problema.

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¿Por qué piensas que se demoran tanto los diagnósticos en cuestiones como el SIBO, la disbiosis intestinal, la celiaquía…?

Creo que por diversos factores. En primer lugar, porque la sanidad está saturada y, en muchas ocasiones, tienen que atenderte rápido y, por ende, mal o no lo bien que debería. En segundo lugar, porque hay todavía mucho desconocimiento sobre ciertas enfermedades que, paradójicamente, sufre una parte importante de la población, pero no se le da la relevancia que merece, en este sentido debería de haber mucha más actualización. Y, en tercero, porque en ocasiones, los problemas de salud de la mujer se atribuyen a su estado psicológico, a sus problemas menstruales…

Uno de los problemas, tal vez, es que comparte sintomatología con otras dolencias, ¿no crees?

Yo creo que no fue precisamente eso, porque si así fuera, me hubieran diagnosticado al menos uno de ellos. Precisamente, el SIBO no es una enfermedad aislada, es siempre la consecuencia de otro problema. Y, en mi caso, el SIBO surgió como consecuencia de haber sido celiaca durante toda mi vida sin haberme diagnosticado ni tratado como tal. Al final, si a un celiaco le sometes a una dieta con gluten, te vas a cargar su sistema digestivo, pero también su sistema inmune y su salud en general, apareciendo a la larga enfermedades como consecuencia de no tratarlo.

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Mientras no se tiene un diagnóstico, ¿se llegan a pasar momentos complicados?

Sí, por supuesto. Aprendes a vivir con el problema, pero el problema sigue ahí. No tienes una calidad de vida plena y eso te influye en absolutamente todo. Desde tu nivel de energía, convivir con dolores, tener un sistema más debilitado, hasta en tu vida social al no querer salir de casa por miedo a que te dé una crisis en un restaurante.

¿Cómo te sentiste una vez que te confirmaron el diagnóstico, tanto del SIBO como de la celiaquía?

¡Como un triunfo! El poder saber cuál era el problema y ponerle remedio, me cambiaba por completo las reglas del juego. Aunque para muchas personas la celiaquía sea terriblemente limitante, para mí era todo lo contrario. Sí, es un rollo no poder comer gluten, tener problemas en los restaurantes por la contaminación cruzada… pero estaba tan mal que para mí eso era una bendición.

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¿Cómo es tu vida ahora, desde que puedes llevar una alimentación adecuada, supervisada y adaptada al problema de salud que tienes?

Muchísimo mejor que antes, pero no te voy a negar que me han quedado secuelas de por vida. Han sido muchos años maltratando a mi sistema digestivo y el ser celiaca hace que, cuando hay contaminación cruzada en un restaurante, te pones malísima. Pero lo bueno es que ya sabes lo que es y cómo tratarlo. Ya no estás perdida.

¿Notas que tienes ciertas limitaciones para comer fuera o viajar, por ejemplo?

Sí, muchas más de las que pensaba, pero vivo feliz con ellas y las acepto. Lo suyo es comer en sitios que sean 100% celiacos o aprobados por organizaciones de celiacos como la FACE para no tener riesgo. Pero no siempre es posible.

¿Cuáles son las claves de tu dieta ahora?

Intento comer lo máximo posible en casa, que sé que no hay gluten o en sitios 100% celiacos. Pero no siempre es posible, sobre todo cuando viajo.

¿Y has cambiado algún otro hábito, relacionado con tu ritmo de vida, con el estrés o con el ejercicio?

Sí, en mi vida busco mucho más la paz y la tranquilidad. Además, estoy intentando ser constante con el deporte, algo que me cuesta por el ritmo de vida y los viajes, pero tengo mucha ilusión por encontrar el equilibrio.

En cualquier caso, siempre tiene que ser una dieta personalizada, ¿no es así?

La dieta para el SIBO es una dieta baja en FODMAPS, realmente es igual para todo el mundo pero sí que puede tener matices personales en algunos alimentos.

¿Qué le dirías a una persona que está pasando por el mismo proceso que tú en estos momentos?

Que no decaiga y que hay luz al final de todo el proceso. Que, con paciencia y perseverancia, conseguirá dar con la raíz del problema y podrá tener calidad de vida.