Desde hace ya un tiempo, son muchos los rostros conocidos que no dudan en visibilizar los problemas de salud mental que padecen. El tabú ha comenzado a romperse y el hecho de que hablen de sus problemas, de sus trastornos, puede ser de gran ayuda para sus seguidores que, en ocasiones, se cuentan por legiones. Lele Pons es una de las celebrities que no ha dudado en comentar cómo ha tenido que plantar cara a varios problemas de salud mental, como son el TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo), el TDAH, el Síndrome de Tourette y la depresión. Partiendo del caso de la influencer, nos hemos planteado una duda: ¿son problemas que suelen darse a la vez? ¿Es habitual que una persona pueda tener que afrontarlos a la vez? Hemos hablado con una experta con detalle sobre estos trastornos y sobre esos casos en los que aparece más de uno.
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Qué hay detrás del Síndrome de Tourette
Este trastorno toma el nombre del neuropsiquiatra francés Gilles de la Tourette, que describió sus síntomas a fines del siglo XIX. “Se trata de movimientos involuntarios y repetitivos (tics) de la cara, de los brazos, de los miembros o del tronco, que se producen de manera frecuente, repentina y rápida. Este trastorno se manifiesta primero en la infancia o en la adolescencia, antes de los 18 años y para poder diagnosticarse, los tics motores y vocales o fónicos deben haber perdurado durante más de un año. En determinadas situaciones, como cuando una persona está estresada, los tics pueden ser más graves, más frecuentes o durar más. O el tipo de tic puede cambiar”, nos comenta la psicóloga clínica y coach ejecutivo Pilar Guerra Escudero.
La experta nos explica que generalmente este trastorno suele asociarse a otras afecciones como problemas de atención (TDAH/TDA), impulsividad (y trastorno desafiante de oposición), conducta obsesiva compulsiva (TOC) y trastornos de desarrollo del aprendizaje. Y añade que es una afección del sistema nervioso (el cerebro y los nervios) que tiene un componente genético, ya que suele haber un historial de tics, síndrome de Tourette, TDAH o TOC en la familia.
Vínculo con el TDAH
El TDAH, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, se trata de un trastorno de carácter neurobiológico originado, generalmente, en la infancia que implica un patrón de déficit de atención, hiperactividad y/o impulsividad. Más del 50% de los pacientes mantiene el trastorno en el estado adulto donde hay una prevalencia del 2,5-4%. Tiene un componente genético y un componente epigenético y ambiental.
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Vivir con depresión
Cuando hablamos de depresión, sabemos que estamos ante un trastorno del estado de ánimo que puede afectar a cualquier persona en cualquier momento de la vida. “Las características y síntomas de la depresión pueden variar de persona a persona, pero algunos de los más comunes son los sentimientos persistentes de tristeza, desesperanza y desesperación, la pérdida de interés en actividades que antes se disfrutaban, la fatiga, falta de energía, así como alteraciones del sueño y en el apetito o el peso corporal. También suelen darse sentimientos de inutilidad o culpa excesiva, dificultad para concentrarse o tomar decisiones, e incluso pensamientos recurrentes sobre la muerte o el suicidio”, nos cuenta la psicóloga.
Y añade que estos síntomas pueden ser graves y pueden afectar la vida cotidiana de una persona. Por todo ello, si alguien experimenta estos síntomas durante al menos dos semanas, es importante buscar ayuda de un profesional de la salud mental para recibir un diagnóstico y tratamiento adecuados.
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Así se manifiesta un TOC
Mientras, las siglas TOC corresponden a Trastorno Obsesivo Compulsivo, una patología que se engloba dentro de los trastornos por ansiedad. Es característico de la persona que padece TOC tener pensamientos intrusivos, repetitivos y recurrentes que no se pueden controlar y que persisten en el tiempo. Este TOC produce mucho temor, preocupación, irritabilidad e inquietud al paciente. “Hasta aquí sería la parte de Obsesión, pero se añade Compulsivo al término porque, después de experimentar estas ideas reiterativas, la persona empieza a repetir también conductas, llamadas compulsiones, que hacen de “amortiguador” al pensamiento obsesivo. Se podría decir que estas conductas mitigan la ansiedad que el paciente siente al tener su pensamiento lleno de obsesiones que no puede controlar y la compulsión es una forma de liberar la ansiedad que producen estas obsesiones. La persona que sufre TOC lo que siente es que algo en su mente está dejando de funcionar y, sobre todo, que su mente se está apropiando de ella, en lugar de ser ella quien la controla”, nos cuenta la experta, que añade que suelen venir a la consulta con la queja de que no pueden concentrarse absolutamente en nada y de que tienen un pensamiento que se les repite continuamente en la cabeza.
“Generalmente son las personas que conviven con ellas las que se dan cuenta y les recomiendan acudir a un especialista. Cuando se les diagnostica y se les explica qué es un TOC, ellos identifican sus síntomas y se ponen en tratamiento”, nos dice.
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¿Es común que se den a la vez?
La experta hace mención a la llamada "comorbilidad", también conocida como "morbilidad asociada", un término utilizado para describir dos o más trastornos o enfermedades que ocurren en la misma persona. “Investigaciones recientes apuntan que la prevalencia de comorbilidades psiquiátricas en el síndrome de Gilles de la Tourette es alta y frecuentemente infradiagnosticada. Algunos estudios apuntan que el 90 por ciento de pacientes con Síndrome de Tourette (ST), presentan algún otro trastorno neuropsiquiátrico”, nos comenta.
Así, entre las comorbilidades psiquiátricas del Síndrome de Tourette, las más frecuentes son el trastorno por TDAH y el TOC, seguidas por los trastornos del espectro autista, y los trastornos de ansiedad y la depresión. “La asociación de comorbilidades empeora la percepción de la calidad de vida, aunque aún no existen estudios amplios que las relacionen. Por ello, es fundamental realizar un cribado adecuado de las comorbilidades psiquiátricas en estos pacientes para un correcto diagnóstico y tratamiento y poder mejorar de esta forma su calidad de vida”, nos dice.
El TOC ocurre en aproximadamente el 50% de pacientes con Síndrome de Tourette, siendo la alteración neuropsiquiátrica más frecuente después del Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y generando una gran alteración en la calidad de vida. “A diferencia de los casos de TOC puro, los TOCs en el Síndrome de Tourette tienen más frecuentemente contenido violento, sexual o de simetría con conductas de parpadeo, contaje y autolesivas. Tics y TOCs coexisten en el Síndrome de Tourette y comparten rasgos como son el inicio en la edad infanto-juvenil, curso remitente-recurrente y urgencias premonitorias: sensaciones corporales que se alivian con el tic o pensamientos irreprimibles y angustiosos que se alivian con la realización de la compulsión en el TOC. Frecuentemente ambos coexisten haciendo a veces difícil el diagnóstico diferencial y sugiriendo un continuum tanto en la expresión clínica como en los mecanismos subyacentes”, nos dice.
Por último, otro trastorno al que se asocia con el Síndrome de Tourette es la depresión y, en general, a los trastornos de estado de ánimo, pues influye tanto en la concentración como en la autoestima, la motivación, la seguridad, etc. “Diversos estudios indican que entre el 13 y el 76% de afectados de Síndrome de Tourette manifiestan síntomas depresivos. Sin duda, existe un substrato neurobiológico para dichos trastornos, pero la relación entre ambos trastornos es fácilmente explicable a partir de las repercusiones anímicas y sociales dentro del entorno escolar que conlleva el diagnóstico temprano del Síndrome de Tourette”, nos cuenta Pilar Guerra Escudero.
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Cómo afrontar una situación
En opinión de la psicóloga clínica, la coexistencia de síndrome de Tourette, depresión y TOC es un caso poco común y los pacientes precisan un enfoque multidisciplinar, incluyendo neurólogos, psiquiatras y psicólogos, para abordar satisfactoriamente todos los aspectos de este complejo síndrome clínico.
“En la actualidad, no se cuenta con ningún método efectivo para sanar por completo el Síndrome de Tourette, aunque existen tratamientos que pueden aliviar varios de sus síntomas. Además del tratamiento con medicamentos para manejar los síntomas, es de gran importancia abordar los aspectos psicológicos asociados a este síndrome. Es necesario desarrollar estrategias que reduzcan la ansiedad y mejoren la capacidad de tolerancia a la enfermedad a largo plazo. Para algunos pacientes, esta medida por sí sola puede ser suficiente o al menos ser útil por ciertos periodos de tiempo”, concluye.