Te sientes cansada, débil, con falta de energía y ánimos, te cuesta avanzar… No estás sola. Tal vez estás pasando por un episodio de lo que se conoce como fatiga emocional. “Tenemos que partir de la base de que se conoce como ‘fatiga emocional’ a ese agotamiento que sentimos y que está relacionado con cansancio, debilidad, falta de vitalidad tanto física como intelectual”, nos detalla la psicóloga Sara Navarrete, directora del Centro de Psicología Clínica y de la Salud de Valencia y Barcelona, que nos da algunas claves para poder entender mejor esta situación.
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Frases que delatan que tenemos este problema
Así, la experta resume algunos pensamientos que nos alertan de que podemos tener este problema. “Si por mi cabeza pasan frases negativas como ‘no puedo’, ‘que cansada estoy’, si me encuentro como aletargada, dispersa o incluso noto que me cuesta levantarme de la cama o incluso que mi pensamiento es mucho más lento, como que me cuesta más reaccionar, sin duda, todo esto son señales que me pueden indicar que estoy atravesando esa fatiga emocional”, nos comenta.
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Más riesgo de padecer este problema
Es un problema que, además, nos puede afectar a todos. “En un momento determinado esta fatiga emocional nos puede afectar a todos. Es cierto que dependiendo del ritmo que tenga tu vida lo vas a notar más o menos o vas a ser más consciente de que la estás sufriendo. No hay que olvidar que cuando llega la primavera aumentan las temperaturas, hace más calor, hay más horas de luz por lo que aumentamos nuestra actividad y eso se traduce en que estemos más cansados y nos cuesta conciliar el sueño. Es lo que se conoce como se astenia primaveral. Digamos que en esta época el cuerpo se prepara para tener más energía y en esa preparación estamos más hacia dentro, guardamos energía”, apunta la experta.
Y nos aclara que normalmente las personas que tienen de por sí la tensión baja van a notar mucho estos efectos así como las personas que llevan una vida más relajada se darán más cuenta de que les cuesta mucho más hacer lo mismo, mientras que las personas que llevan un ritmo de vida muy acelerado prácticamente no van a notarlo.
Un problema que se puede prevenir
Lo que la experta tiene claro es que este problema se puede prevenir, para que no llegue a tener un efecto negativo en nuestra vida. “Para ello son importantísimas dos cuestiones”, apunta:
- La primera es ser conscientes de lo que nos está pasando. Si somos capaces de ponerle nombre y apellidos va a ser más fácil entender lo que nos sucede, no exigirnos tanto porque sabemos que estamos pasando por este proceso y también tranquilizarnos porque sabemos que es pasajero y por tanto tiene solución.
- Y otra de las cuestiones esenciales es diferenciar y saber si lo que estamos sintiendo es fruto de una astenia primaveral o fatiga emocional o se trata de algo más serio como una depresión.
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Evitar que el problema sea más serio
¿Cómo sabemos si puede tratarse de una entidad más seria? “Antes he comentado que una de las señales puede ser que nos cueste levantarnos de la cama, pero una cosa es que nos cueste y otra muy diferente es que no lo hagamos. Por tanto, si esos efectos que hemos comentado se le suma la tristeza, la sensación de que nuestra vida no nos interesa, que no encuentro motivación, que no quiero salir de la cama y estos efectos duran más de dos semanas… Ante estos síntomas deberíamos pedir ayuda profesional, ya que estaríamos hablando de ansiedad e incluso depresión”, considera la psicóloga, que explica que, si por el contrario, somos conscientes de que se trata de una fatiga emocional, la manera de prevenirla es hacer aunque no nos apetezca.
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Cómo afrontarla
Una vez que detectamos que tenemos fatiga emocional, ¿qué podemos hacer para tratar de combatirla? “Es importante hacer, estar activos, obligarnos a hacer cosas aunque no nos apetezca. Siguiendo el mismo ejemplo de antes sería algo así como ‘no me apetece levantarme de la cama, pero tengo que hacerlo’. Para ello, es fundamental hacer ejercicio físico, el que sea con tal de estar activos, hacer planes, salir y quedar con los amigos porque aunque nos cueste estar activos, ya que estamos cansados, esto nos va a ayudar a nutrirnos a nivel emocional. El deporte es un antidepresivo natural”, recomienda la experta.
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¿Un problema difícil de combatir?
Tenemos herramientas para tratar de combatirlo, por lo que está en nuestra mano, depende de nosotros. ¿Cómo podemos hacerlo? “Lo primero que tenemos que hacer es encontrar tiempo libre para relajarnos y estar tranquilos. Las personas que se exigen demasiado pasan años sin, por ejemplo, tomar vacaciones, son personas que no saben desconectar de los problemas, que siempre quieren llegar a todo. Esto no se debe hacer. Tarde o temprano estas actitudes solo nos llevarán a la fatiga”, comenta Sara Navarrete, que considera que, por lo tanto, tenemos que aprender a descansar y construir una actitud diferente frente a las obligaciones diarias. Cada jornada debe incluir tiempos para dedicarlos a los compromisos y también tiempos para descansar y realizar actividades que resulten gratificantes. Hay que dejar de lado las obsesiones de perfección o de cumplimiento.
“Asimismo, es importante que la persona adquiera un estilo de vida saludable, lo cual incluye una buena alimentación, ejercicio físico y buen descanso por las noches. Y como siempre decimos, si existen dificultades para gestionar el agotamiento o si vemos que no somos capaces de gestionarlo, lo ideal es acudir con un profesional. Él nos ayudará y nos proporcionará las herramientas necesarias para superar la situación”, detalla.
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Un problema de la sociedad
Le lanzamos a la experta la pregunta de si estamos ante un problema que va más allá de lo individual, si piensa que vivimos en una sociedad cada vez más fatigada desde el punto de vista emocional. Y lo tiene claro: “Por supuesto. Vivimos en una sociedad que por si cada vez está más fatigada, ya que hemos evolucionado a la era de ‘lo quiero ya para ya’. Ahora lo que prima es la rapidez, la exigencia, el consumo impulsivo y masivo. Y todos estos condicionantes son altamente incompatibles con la vida serena, apacible y calmada que necesitamos para vivir donde yo me doy mis tiempos y me respeto. La sociedad no ayuda, eso está claro, pero la suerte que tenemos es que hay cosas que podemos hacer para prevenir y que depende de nosotros”, nos dice.
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Causas de esta fatiga generalizada
¿Por qué puede estar sucediéndonos esto? “A veces, cuando atravesamos etapas difíciles en el trabajo, en la pareja o incluso a nivel familiar, es normal sentirnos fatigados. Al final no hay que olvidar que el agotamiento emocional es un estado al que se llega por sobrecarga de esfuerzo psíquico que implica asumir conflictos, responsabilidades o estímulos adversos de tipo emocional o cognitivo. Este tipo de situaciones que requieran un extra de nuestra energía y luego hay una factura que pagar”, nos comenta la experta, que apunta que simplemente es estar conscientes de ello, aceptarlo y cuidarnos. El autocuidado es muy importante, dejar esos tiempos para hacer lo que nos gusta y tomarnos ese tiempo en calma.
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