Esta semana, en la que la mujer es la auténtica protagonista, no podíamos perder la ocasión de hablar sobre salud femenina. Y hemos querido hacerlo partiendo de un libro que nos anima a conocernos mejor para cuidarnos mejor. Lo ha escrito la doctora Lorena Serrano (@hello.gyn), médico especialista en Ginecología y Obstetricia, quien desde sus redes sociales, empodera a las mujeres, dándoles la información para que tomen decisiones conscientes e informadas sobre su salud ginecológica. Acaba de lanzar su libro Conócete bien, cuídate mejor, editado por Planeta, que nace con el objetivo de ser la guía definitiva para que toda mujer descubra su cuerpo. Y es que incide en una idea: si nos conocemos bien, sabremos cuidarnos, viviremos mejor y disfrutaremos de nuestro cuerpo al máximo. Hemos tenido la ocasión de hablar con ella sobre los aspectos más relevantes de la salud femenina. ¿Te lo vas a perder?
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El título del libro es toda una declaración de intenciones: Conócete bien, cuídate mejor. ¿Es fundamental que nos conozcamos bien si queremos cuidarnos?
Así es: el primer paso para poder cuidarnos bien es conocernos. Conocer cómo es y cómo funciona nuestro organismo, qué es normal, qué no, cuáles son los signos de alarma ante cualquier posible problema. Esto nos permite adelantarnos a la aparición de ese problema, disminuir los factores de riesgo o, por lo menos, evitar que lo que tengamos, empeore.
Si no conoces como es una menstruación normal, por ejemplo, difícilmente podrás detectar si la tuya se sale del patrón habitual. He tenido pacientes con anemia crónica por sangrados abundantes que consideraban que era normal, porque sus menstruaciones han sido así siempre.
¿Y piensa que aprobamos en este aspecto de conocernos bien o es algo que deberíamos mejorar?
En general, necesitamos mejorar. Existe aún mucho desconocimiento sobre cómo funciona nuestro cuerpo, cómo se llaman y cuáles son las partes que componen nuestra anatomía… Y, no solo eso: en consulta escucho cada día preguntas, mitos, creencias que deberían haber sido ya respondidas y aclaradas hace mucho tiempo, pero que están tan arraigadas que todavía cuesta desterrarlas. Como son los tabús al hablar de algo tan normal como la menstruación, por ejemplo.
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'Serán las hormonas', ¿cuál es su opinión, como doctora y como mujer, de esta frase tan habitual?
Depende siempre del contexto y la intención con la que se dice. Lamentablemente, a menudo se utiliza de forma despectiva, sexista y, en mi opinión, es un comentario reduccionista y fuera de lugar. Que las hormonas pueden modular nuestras emociones es cierto, pero eso no justifica que le echemos la culpa a la regla, al embarazo o al síndrome premenstrual cuando las mujeres experimentamos algún cambio de humor. ¿Que las hormonas a veces nos juegan malas pasadas en algunas etapas? Sí. ¿Que todo es por ellas? No.
¿A qué aspectos debemos prestar especial atención las mujeres en relación a nuestra salud?
¡A muchos! Durante los años reproductivos debemos prestar atención a cómo son nuestros ciclos menstruales: que no tengamos reglas dolorosas, abundantes, irregulares o que no nos venga... Es importante también empezar a cuidar el suelo pélvico cuanto antes mejor y a explorar periódicamente las mamas. No debemos olvidarnos tampoco de cuidar nuestra microbiota vaginal, de prevenir las infecciones de transmisión sexual y de acudir a los programas de cribado como el de cáncer de cuello uterino. Depende de si deseamos o no buscar un embarazo, será recomendable o bien prepararse para la maternidad de forma adecuada, o bien encontrar un método de planificación familiar que se adapte a nuestras necesidades. A partir de la menopausia es especialmente importante cuidar nuestra salud ósea y cardiovascular (ya que perdemos el efecto protector de los estrógenos) e hidratar los genitales.
Como veis, una mujer experimenta muchos cambios a lo largo de su vida. Y en cada uno de ellos hay retos y recomendaciones que debemos afrontar. Sin miedo, con asertividad y seguridad en nosotras mismas. Una seguridad que nos da, precisamente, el autoconocimiento del que estamos hablando en esta entrevista
¿Cuáles son las dudas más habituales que le plantean las mujeres en su consulta?
Los anticonceptivos suelen ser uno de los temas más habituales en consulta. Existen muchos mitos alrededor de la píldora anticonceptiva y muchas pacientes, sobre todo jóvenes, me comparten su preocupación acerca de tomarla por sus efectos secundarios. Que existen, como en todo fármaco, pero siempre hay que informar acerca los efectivos positivos y los negativos de cada tratamiento. ¡Cada mujer es un mundo!
Otra de las consultas típicas es sobre el virus del papiloma humano: qué es, cómo se combate, cómo evitarlo, si produce cáncer… Y luego, la menstruación y los mitos que la rodean, suelen completar el podio de consultas junto a la preocupación de las mujeres cuando notan cambios en sus mamas.
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¿Sigue habiendo ciertos tabús a la hora de hablar de nuestro cuerpo en las consultas médicas?
Sí, definitivamente. Aunque las generaciones más jóvenes son en general más abiertas que las mujeres más mayores, todavía existe un halo de vergüenza alrededor de todo lo que tiene que ver con nuestros genitales o salud ginecológica y sexual. A día de hoy, preferimos llamar a la vulva por otro nombre que no vulva en sí, y ya no hablemos de comentar abiertamente dudas sobre sexualidad. Incluso muchas mujeres, lo primero que dicen cuando comienza la exploración, es “lo siento, no me he depilado”. Eso dice muchas cosas del camino que nos queda por recorrer.
¿Y por qué piensa que la visita al ginecólogo sigue causando pudor a un buen número de mujeres?
Cuando en casa, entre amigas, en el colegio… se habla más con metáforas que con información objetiva, honesta y desprovista de tabús, la mujer percibe como algo “sucio”, “feo” o digno de ser “escondido” lo que le ocurre. Han sido muchas décadas de correr un tupido vela ante la sexualidad femenina que aún vivimos sus efectos.
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Vivimos en la época de la sobreinformación, también en lo referente a la salud, pero ¿implica eso realmente que estamos mejor informadas?
Es una buena pregunta. Una cosa es el fácil e inmediato acceso a la información. Y la otra es que, hay un volumen tan elevado de contenido e información que:
- Nos cuesta contrastarla para tener un conocimiento objetivo y veraz de lo que nos preocupa.
- Es muy fácil que nos abrumemos y caigamos en tomar solo la primera píldora informativa que caiga en nuestras manos.
Y el problema es que estamos muy expuestos a información errónea o contradictoria, a muchas opiniones de personas no expertas compartiendo experiencias personales… y todo esto dificulta el poder sacar una conclusión clara. Y eso es infoxicación, no información.
Tanto es así que hoy en día es habitual que la mujer, cuando llega a consulta, ya haya buscado información sobre su motivo de visita en internet, pero frecuentemente llega más confusa y con temor a padecer una enfermedad grave que con una consulta dirigida y basada en la evidencia científica. Por eso recomiendo que, al igual que consultamos con un abogado una consulta legal, las consultas sobre cuestiones médicas las hagamos a profesionales sanitarios con formación al respecto. Así de simple.
¿A quién piensa que interesa especialmente leer su libro, a quién va dirigido?
Por supuesto que a las mujeres. Da igual que seas una adolescente de 14 años o una mujer de 70: este libro repasa la anatomía femenina, las patologías e infecciones más comunes, los cambios en todas las etapas vitales, herramientas de prevención, el ciclo menstrual… Es tan amplio que las mujeres de todas las edades podrán aprender no solo lo que ya han vivido, sino lo que les queda por vivir e, incluso, podrán conocer acerca de lo que no sabían que era inherente a ellas.
Y, por supuesto, también es un libro para hombres. Sí, porque los hombres tienen madres, abuelas, hijas, novias, mujeres… y partiendo de la base de que la ginecología femenina ha sido -y sigue siendo en muchos aspectos- la gran olvidada, ellos pueden también contribuir a dar un vuelco y mejorar también la calidad de vida de las mujeres de sus vidas, nunca mejor dicho.
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¿Cuáles son las infecciones más frecuentes a las que se enfrenta una mujer desde el punto de vista ginecológico?
Sin duda, la vulvovaginitis candidiásica es la reina. De hecho, tres de cada cuatro mujeres tendremos una infección de este tipo a lo largo de nuestra vida, y la mitad podrán tener un segundo episodio. Las vaginosis son también muy frecuentes, pero más que una infección se trata de una alteración de la microbiota vaginal que ocasionalmente puede asociarse a molestias (¡ojo con lavarse la vagina demasiada, que ella se limpia sola!). Algunas infecciones de transmisión sexual como la clamidia tienen también una incidencia nada despreciable, especialmente en la franja etaria de menores de 25 años. Y, por último, no podemos olvidarnos que la infección por el virus del papiloma humano es también muy prevalente.
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Dice en su libro que 'hablar de la regla es importante y necesario por muchos motivos'. ¿Cuáles son los que destacaría?
La menstruación es parte de nuestra vida, cada mes durante todos nuestros años reproductivos tenemos la regla, es algo fisiológico y natural. Cuando nuestros ciclos menstruales son regulares, nos están diciendo que todo funciona correctamente. Cuando la regla nos duele o no viene, lo que nos está diciendo es que hay un problema detrás. Si seguimos manteniendo el tema de la menstruación y la patología ginecológica como un tabú, perpetuamos los mitos y el desconocimiento de algo que nos afecta a todas las mujeres.
¿Realmente sabemos qué le pasa a nuestro cuerpo en cada fase del ciclo?
La mayoría de mujeres tiene una idea general de cómo funciona el ciclo menstrual, de que hay una menstruación y una ovulación, sin embargo nos falta comprender con más detalle qué cambios ocurren, cómo debe ser un ciclo normal, cómo influye el estilo de vida a nuestro eje hormonal o qué signos nos están indicando que hay algo que no está funcionando debidamente.
¿Nos puede llegar a incluir tanto, incluso desde el punto de vista psicológico?
Es una relación bidireccional: las fluctuaciones hormonales que experimentamos durante el ciclo menstrual pueden causar ciertos síntomas y cambios emocionales y psicológicos, y al revés, los cambios emocionales pueden alterar el funcionamiento habitual de nuestro eje hormonal. Sin embargo, ante cualquier problema siempre es recomendable acudir a un profesional sanitario para descartar posibles causas.
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Y, de repente, la mujer se encuentra con la menopausia. ¿Qué recomendaciones básicas daría para afrontar esta etapa de la vida de la mujer, llena de cambios?
Lo primero es que hay que aceptarla con naturalidad ya que se trata de una fase más en la vida de la mujer. En segundo lugar, hay que aclarar que aunque sea un proceso fisiológico no significa que tengamos que convivir con los posibles síntomas que aparezcan (sofocos, sequedad vaginal, etc) sin buscar ayuda cuando interfieren en nuestro día a día y disminuyen nuestra calidad de vida. Por último es una etapa importante para cuidarnos todavía más, ya que a partir de la menopausia el riesgo cardiovascular empieza a igualarse a los hombres, aumenta el riesgo de algunos tipos de cáncer y puede aparecer osteopenia u osteoporosis. Por ello es vital tener un peso y una alimentación saludable, practicar de forma regular ejercicio físico, evitar el tabaco y disminuir o moderar el consumo de alcohol, valorar de forma individual tomar ciertos suplementos como la vitamina D, cuidar el suelo pélvico, hidratar vagina y vulva, entre otros.
¿Piensa que le damos a nuestra salud sexual la importancia que merece?
Sí y no. Hay mujeres que, por ejemplo, se obsesionan con el orgasmo, o con la práctica sexual concreta y olvidan que el objetivo es divertirse, conectar con uno mismo y/o la pareja. Las mujeres que llegan a consulta preguntando por estos temas suelen estar convencidas de que existe algún problema orgánico o físico por el que no llegan al orgasmo con la penetración o que explique su disminución en el deseo sexual. Sin embargo, se nos olvida que: en primer lugar, la sexualidad femenina no es igual que la masculina y que ésta va mucho más allá de la penetración, y a la vez que existen muchos condicionantes que pueden interferir en cómo se vive la sexualidad como son el contexto social, cultural o psicológico.
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¿Es el suelo pélvico uno de los grandes olvidados de la anatomía de la mujer?
Sí, tendemos a no darle la importancia que merecen hasta que con el tiempo aparecen los problemas. La incontinencia urinaria o el prolapso genital es un problema relativamente frecuente en la mujer, sobre todo a medida que envejecemos, sin embargo, disponemos de formas de prevenirlos, y la primera es, prestarles atención.
¿En qué momentos debemos plantearnos, sí o sí, que es necesaria una visita a nuestro ginecólogo?
Existen muchos signos y síntomas que pueden alertarnos de que algo no va bien, así que cuando aparezca algún cambio, algo que no estaba previamente o ante la duda, siempre es recomendable hacer la consulta a un profesional sanitario.