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pareja hablando© Getty Images

¿Por qué hay personas a las que les gusta hablar con desconocidos?

Hay personas que tienen miedo a ser juzgadas o le dan más importancia a la opinión de los demás, y por este motivo pueden sentirse más cómodas con alguien que no conocen


Actualizado 28 de febrero de 2023 - 9:19 CET

Partimos de una idea básica: todos necesitamos, en mayor o menor medida comunicarnos, hablar con otras personas. “Por supuesto, somos seres sociables, vivimos en comunidad, y hemos sobrevivido gracias a ello. No podemos evitar comunicarnos, porque aunque ya sea de manera no verbal, mediante gestos o signos, o incluso de forma indirecta, ya nos estamos comunicando”, nos detalla la psicóloga Andrea Doreste, de MGC Mutua. Por eso, hay personas a las que no les cuesta nada hablar con desconocidos. Seguro que conoces a alguien en tu entorno que no tiene reparos en hablar con quien tiene al lado en la parada del autobús o entabla conversación en la fila del supermercado.

Y teniendo esto en cuenta, una de las dudas que nos surge es si podemos incluso sentirnos más libres en el caso de que hablemos con extraños que con personas de confianza. “Hay personas que tienen miedo a ser juzgadas o le dan más importancia a la opinión de los demás, y por este motivo pueden sentirse más cómodas con alguien que no conocen, ya que el peso de su opinión no será tan grande. No siempre ocurre así, ya que también existen personas que a medida que cogen más confianza se sienten más seguras en la relación”, nos explica la experta.

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Huir de la soledad

Nos planteamos si esta costumbre de hablar con desconocidos puede estar vinculada con la necesidad de huir de la soledad, uno de los grandes males de nuestro tiempo. En opinión de la experta no tiene por qué, pero puede suceder que si una persona no tiene la oportunidad de tener contacto social en su círculo, pero en cambio tiene la necesidad de comunicarse, lo hará en situaciones cotidianas con personas que no conoce, como el ejemplo en la fila del supermercado o en el parque paseando al perro. “Por eso es importante establecer vínculos de confianza y de calidad para evitar el sentirse solos”, nos explica.

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¿Una costumbre buena o mala para nuestra salud psicológica?

Tal y como nos cuenta la psicóloga, el contacto social siempre es positivo cuando se establece a partir del respeto de una manera no invasiva. “Hablar con desconocidos nos permiteadquirir aprendizajes y crear nuevos vínculos que pueden ser enriquecedores. Nos perjudica en el momento en el que no se tiene en cuenta la comunicación no verbal de la otra persona y se genera malestar por ambas partes, afectando a nuestra autoestima”, nos explica.

Si profundizamos en los pros y los contras de esta costumbre desde el punto de vista de la psicología, la experta nos resume que “los pros es que la sociedad se beneficia de estos contactos y vínculos que se generan en estos encuentros, y los contras es que no estamos preparados como sociedad para gestionar estas situaciones y podemos no interpretar bien las señales que nos están comunicando, pudiendo crear conflictos o malentendidos. Quiero resaltar la necesidad de detectar cuando una persona se siente sola y no la rechacemos, sino que la acompañemos para que pueda crear vínculos sanos que le generen bienestar”.

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Personas más o menos habladoras

¿Qué influye en que haya personas menos habladoras que otras? “Existen diferentes estilos de personalidad que influyen en cómo nos comunicamos, es decir, en la necesidad y en la manera de comunicarnos. Hay personas más introvertidas que no necesitan tanta comunicación, vínculo y contacto. Por otro lado, nos encontramos con personas extrovertidas que se llenan y nutren de las relaciones sociales que tienen. Pero también, no solo es importante la personalidad, sino la cultura y el ambiente en el que nos hemos criado. Así en las zonas del norte, con una climatología más fría, generalmente se comparte una cultura donde las personas se mueven en círculos pequeños, con menos contacto social. Por el contrario, en las zonas del sur, generalmente, nos encontramos una cultura más extrovertida y abierta donde las relaciones sociales son más comunes”, concluye la psicóloga.