Desde la pandemia, hay una clasificación de trabajadores de la que no se deja de hablar: los nómadas digitales. Son personas os que han optado trabajar desde cualquier lugar del mundo, sin ataduras geográficas y que utilizan tecnologías digitales para llevar a cabo su trabajo. Esto les permite conocer otros lugares, otras gentes, desarrollarse tanto personal como profesionalmente. Como ellos mismos aseguran, vivir más felices. España, de hecho, ya se está convirtiendo en uno de los destinos preferidos de muchos nómadas digitales extranjeros y, por ello, el pasado mes de enero, en el marco de la 'Ley de Startups' se aprobó el visado que permite a estos trabajadores desempeñar su oficio en nuestro país. Portugal es otro de los destinos escogidos, sobre todo, por los nómadas digitales españoles. Con una de ellas hemos hablado. Se llama Amaya Huerta y ha hecho de esta modalidad su estilo de vida, para muchos, envidiable.
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- Leer más: Analizamos las ventajas e inconvenientes de ser un nómada digital
Amaya se convirtió en una nómada digital hace dos años, cuando implementó el trabajo, dado que su empresa, una agencia de comunicación, lo permite al 100% en aquellos trabajadores que así lo desean. Eso no significa que todos los empleados opten por esta modalidad ni que todos los que prefieren teletrabajar puedan vivir en cualquier país del mundo. "Fue algo que negocié con la empresa. Eso sí, cuando hay reuniones presenciales o eventos tengo que estar, por ello busqué un país cercano que me facilitara el traslado a España cuando fuera necesario", aclara Amaya. Así que ni corta ni perezosa decidió trasladar su 'oficina' a Portugal.
Nos confiesa que fue algo que siempre había querido hacer. Y es que viajar durante las vacaciones es fantástico, pero no te permite imbuirte en el destino. "Cuando trabajas apenas tienes tiempo para conocer a fondo el lugar, la cultura a y las gentes de ese país. Y en el medio en el que yo trabajo, la publicidad, el marketing, la comunicación, ese conocimiento y la diversidad de profesionales que se dedican a lo mismo en otras zonas geográficas aporta mucho valor".
Esta chica, que en estos dos años ha tenido la suerte de poder trabajar desde Portugal y desde México y que siempre viaja sola, afirma que esta modalidad de trabajo que permiten algunas empresas tiene muchas ventajas. "La primera de todas es que hace feliz al empleado y esto aumenta la productividad. Que tus empleadores te permitan elegir dónde quieres estar sin que te obliguen a permanecer en un puesto fijo, pienso que es un sistema de recompensa muy útil para los empleados. Eso sí, siempre que los que elegimos esta modalidad seamos buenos administradores de nuestro tiempo y del espacio". Además, continúa Amaya, te permite nutrirte de otras culturas, expandir tu mente, nutrirte de conocimiento que va a mejorar tu desempeño.
Amaya también es consciente de las desventajas que puede tener este tipo de forma de trabajar y explica que están vinculadas a las propias ventajas que tiene ser nómada digital. "Tienes que encontrar un espacio para trabajar tranquila. La diferencia horaria es muchas veces un gran inconveniente. Y, por último, la soledad. Si eres una persona muy sociable, como lo soy yo, te puedes sentir muy sola a veces".
Aun así, no se ve volviendo a un sistema tradicional de trabajo. "Tendría que ser una causa de fuerza mayor o tener sobre la mesa una oportunidad laboral que no pudiera rechazar. Una vez te has adaptado a ser tu propio administrador, a vivir donde quieras, es muy difícil verme delante de una pantalla en una oficina todos los días", concluye.
¿Y qué piensan los psicólogos de ser un nómada digital? Para ello, hemos hablado con Rafael San Román, psicólogo de ifeel y experto en aportar soluciones a las empresas que mejoren el bienestar de los empleados.
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Las ventajas y las desventajas de ser nómadas digitales vistas por un psicólogo
Con el nomadismo profesional se ponen en tela de juicio aspectos como la pertenencia e identificación con una empresa, por ejemplo, a través de lo relacional: la convivencia continuada con compañeros, compartir actividades presenciales con ellos… Se trata de una manera de trabajar que, bien manejada, puede potenciar la autonomía, flexibilidad y apertura.
Sin embargo, mal manejada puede generar ciertas ineficiencias en las tareas, pero también sensación de cierta soledad, incluso aislamiento, en la persona. Si esta es una persona que necesita mucho la estabilidad y la convivencia física con unas personas y unos espacios, quizá el nomadismo no es lo suyo, pero si le va la aventura, la novedad y no necesita tanta cercanía en las relaciones, sí puede funcionar.
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¿Todo el mundo está preparado para ser un nómada digital?
No. Para empezar, hay que manejarse bien con lo digital (obvio, pero no por ello menos importante). Además, hay que manejarse bien con la inestabilidad, con cierta superficialidad o provisionalidad en los hábitos y las relaciones… Algunas personas pueden encontrar gran satisfacción en esto, pero hay que estar preparado para el cambio frecuente.
¿Qué ventajas puede tener coger las maletas e irte a otro país a teletrabajar?
Muchas. Salir de nuestro entorno habitual y vivir durante cierto tiempo en otra cultura, otra sociedad, etc. puede resultar muy enriquecedor y estimulante. Es duro y estresante, cuidado, irse a vivir fuera no se parece a lo que vemos en las películas y documentales, el día a día puede incluir tareas que requieren mucha atención, soledad, dudas, nostalgia, miedo… Adaptarse puede ser más o menos sencillo, pero también puede ponerse cuesta arriba.
No obstante, a la larga sueleampliar nuestra visión del mundo y las personas, nos permite tener más claro qué cosas queremos y no queremos para la vida, nos entrena en ciertas habilidades importantes (sobre todo en la primera temporada, la de adaparnos). En resumen, aunque no nos guste, aunque luego reculemos, aunque no compense, siempre algo nos llevamos.
¿Qué consejos le darías a una persona que lo está considerando?
Que tenga cuidado con fantasear excesivamente sobre cómo es el sitio al que va a ir y las actividades que va a realizar. Planificar e ilusionarse está bien, pero hay que conservar cierta visión realista de las cosas, porque luego pueden venir decepciones o frustraciones evitables. Por otro lado, que se dé a sí misma permiso para no tener una experiencia perfecta, “de película", porque la vida no va así.
Que tenga la mejor experiencia que ella misma pueda proveerse a su manera y dadas las circunstancias, con naturalidad, con lo bueno y con lo malo. Que se dé un tiempo para adaptarse y que se permita a sí misma ver las partes negativas de la experiencia cuando lleguen.