¿Pueden los números llegar a convertirse en una obsesión en tu día a día? Tal vez te resulte sorprendente, pero así es. Estaríamos ante un caso de TOC numerológico o aritmomanía. Partimos de que el TOC es un trastorno de ansiedad cuya característica principal es la presencia de ciertas ideas o pensamientos persistentes e invasivos, que provocan gran malestar en el sujeto. “La persona que los padece, busca suprimir su ansiedad recurriendo a ciertas conductas (a las que llamamos compulsiones), destinadas a aliviar momentáneamente el temor que le producen dichos pensamientos”, nos explica Silvia García Graullera, especialista en psicología clínica y directora de PSICIA (Centro de Psicología Científica Aplicada) y miembro de Top Doctors, que nos detalla que, en el caso de la obsesión con los números o aritmomanía, la persona da un significado irracional a los números, haciendo asociaciones constantes entre éstos y cualquier tipo de actividad de la vida cotidiana, hasta el punto de vivir con una ansiedad y bloqueo permanente.
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“Funciona como una especie de ‘pensamiento mágico’, que consiste en un tipo de distorsión cognitiva que hace creer que uno puede dominar la realidad con la mente o con determinados actos, en este caso con los números”, nos comenta.
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Causas de su aparición
Le preguntamos a la experta cuáles son las causas que pueden llevar a su aparición. “Las causas exactas que pueden llevar a la aparición de un TOC se desconocen, suele haber una influencia de varios factores. Puede haber una predisposición genética a padecerlo y también puede contribuir el aprendizaje familiar o educacional, por observación”, nos comenta.
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Así se manifiesta
La psicóloga detalla que la variedad de compulsiones es muy amplia y se puede manifestar de muy diversas formas. Entre las más comunes nos podemos encontrar con:
- Preferencia o aversión a determinados números. Es frecuente tener números preferidos o que nos gusten menos (como en el caso de la lotería), hasta aquí todo es normal. El problema surge, cuando la persona ve limitada su vida por esta obsesión. Un ejemplo práctico: “Los días impares no puedo salir de casa porque presiento que alguna catástrofe, ocurrirá en mi vida”.
- Contar objetos o palabras. Por ejemplo, hay personas que tienen la necesidad irrefrenable de contar los escalones que suben o las palabras de un texto, teniendo que volver a empezar de nuevo si se pierden en el conteo.
- Contar hasta un determinado número antes de realizar una determinada acción, porque si no, “algo malo pasará”. Un ejemplo es contar hasta 25 antes de entrar en casa, antes de arrancar el coche…
- Evitar números de “muy mala suerte”. Una persona puede obsesionarse con el número 33 y evita todo lo que tenga que ver con esa cifra, como no poder mirar el reloj cuando aparecen esos minutos, no pasar por calles donde tengan edificios con esa cifra, etc.
- Repetir una acción un determinado número de veces. Por ejemplo, encender y apagar la luz un número par de veces (puede ser 2, 12, 16, 32…), hasta conseguir eliminar un pensamiento negativo de la cabeza.
- Realizar cálculos matemáticos constantemente. Un ejemplo es sumar y restar matrículas hasta dar con un número deseado, etc.
“Estas conductas, llamadas compulsiones, van a disminuir en el momento de hacerlas la ansiedad, pero a medio plazo se sigue reforzando y dando sentido a la obsesión, generando cada vez más ansiedad en la persona”, nos cuenta Silvia García Graullera.
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Consecuencias de padecer este TOC
Una vez que tenemos claros los síntomas, nos preguntamos cuáles son sus consecuencias para quien lo padece, así como si puede llegar a influir en su día a día. “Aunque estos ejemplos puedan resultar exagerados, no lo son en absoluto. La aritmomanía (como cualquier tipo de TOC) puede llegar a ser muy incapacitante y limitar totalmente la vida de una persona. Suele interferir mucho en el rendimiento de la vida laboral o académica, ya que la intrusión del pensamiento obsesivo con los rituales que se ve obligado a hacer la persona, hace que se pierda mucho tiempo y anule la capacidad de concentración”, comenta. Y nos dice que suele producirse también un descuido en las relaciones sociales. “La persona puede estar tan absorta en sus pensamientos y compulsiones, queva a tender al aislamiento. Todo ello unido a un componente muy elevado de ansiedad puede llevar a la persona a desarrollar una depresión”, nos detalla.
Diagnóstico y tratamiento
¿Es un trastorno difícil de diagnosticar? “Para un psicólogo clínico, especializado en el tratamiento de este tipo de trastornos, es fácil de diagnosticar. Es muy importante el diagnóstico precoz porque cuanto antes se detecte y se trate, más favorable va a ser su evolución y remisión. Es fundamental acudir a un psicólogo especialista en el tratamiento de este tipo de trastornos, para poder aplicar las técnicas de forma efectiva”, recomienda la psicóloga clínica, que nos cuenta que, una vez que se confirma que se está ante este problema, el tratamiento por excelencia para el TOC es una técnica utilizada en la Terapia cognitivo conductual, llamada “Exposición con prevención de respuesta” que consiste en enfrentar el paciente a situaciones de miedo relacionadas con su pensamiento obsesivo (empezando por las que generan menor ansiedad) y evitar la conducta compulsiva, con la ayuda del psicólogo. “En casos más graves, es aconsejable combinar esta terapia con un tratamiento psicofarmacológico, en concreto con antidepresivos ISRS”, concluye.