Siempre que hablamos de tabaco hacemos hincapié en lanecesidad de dejar de fumar. Y este es el principal consejo de todos los expertos. Sin embargo, hay un grupo de población que no puede y que puede llegar a consumir, incluso, tres paquetes de tabaco al día, con el daño que esto supone. Algunas de estas personas sufren patología dual, una enfermedad que designa la existencia simultánea de un trastorno adictivo y trastorno mental, o la intersección de ambas disfunciones.
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En España, según la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD), los pacientes con trastorno mental consumen el 40% del tabaco total y fuman de dos a cuatro veces más que la población general. “Las personas que tienen trastornos mentales tienen una gran vulnerabilidad, marcada por su propia genética y su neurobiología, a tener conductas adictivas. Y la primera sustancia que puede provocar una adicción es el tabaco", indica el Dr. Néstor Szerman Presidente de la Fundación Patología Dual y Jefe de Servicio Salud Mental Retiro, del Hospital G. U. Gregorio Marañón.
El psiquiatra, experto mundial en adicciones, continúa explicando que se sabe que más del 75% de las personas que tienen trastornos mentales severos van a sufrir una adicción al tabaco. De hecho, indica, es difícil encontrar una persona que tenga una enfermedad mental grave que no sufra una adicción al tabaco.
Otro dato preocupante y que nos comunica el Dr. Szerman es que estos pacientesenferman y mueren 15 o 20 años antes que la población general a consecuencia del tabaco. Como asegura este experto, fumar es la adicción que causa mayor morbilidad (posibilidad de enfermar) por encima de otras sustancia adictivas como el alcohol o la cocaína.
Recordemos que las conductas adictivas son enfermedades. Estos pacientes no eligen tener esta enfermedad ni ser adictos a determinada sustancia, al igual que una persona que padece diabetes no ha escogido ser diabética. Por tanto, la adicción, que es una enfermedad, se debe tratar como tal. Y en el caso de las personas que son adictos al tabaco, ofrecer soluciones que puedan ayudarles.
Sin embargo, ocurre que cuando a estas personas con trastornos mentales se les trata, tanto en los sistemas públicos como privados, se ignora la adicción al tabaco. Esto ocurre porque el paciente reconoce a su médico que 'le gusta fumar' y pide que no se le prohíba. "Nosotros, en cambio, interpretamos que cuando un paciente con patología dual confiesa que le gusta el tabaco, en realidad está reconociendo que no puede dejarlo". Por tanto, el tratamiento de los trastornos mentales tiene que ser apropiado para tratar todas las manifestaciones de trastornos mentales, incluyendo la adicción al tabaco que, como insiste este especialista, causa enfermedad y mortalidad ¿Cuáles son las alternativas para ayudarles a reducir el daño que provoca fumar?
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Dejar, reducir, consumir alternativas
La primera opción es buscar todas las vías posibles para que estos pacientes puedan abandonar el hábito tabáquico. Si no es posible dejarlo, al menos, que puedan reducirlo, y si esto tampoco da resultado, se pueden considerar alternativas al tabaco quemado que, según los estudios realizados, han demostrado ser menos dañinas.
"La forma de tratar la adicción a la nicotina de estos pacientes es sustituir esta sustancia por otra similar", explica el Dr. Szerman. Y nos da el ejemplo de cómo se abordó la epidemia de consumo de heroína en los años 80: se controló cuando se trató a los pacientes con metadona, es decir, un opioide. En el caso del tabaco se ofrecen alternativas farmacológicas que impactan en los receptores nicotínicos del cerebro. Otra de las vías, en algunos pacientes que no van a dejar de fumar, es proponerles alternativas como los dispositivos de calentamiento.
"Estos pacientes no pueden dejar de fumar, porque la nicotina, además, produce un efecto antidepresivo, mejora la rabia, la hostilidad, además de la concentración, la cognición o la atención. Así estas personas se están medicando con tabaco y nicotina, pero el tabaco les mata, por eso hay que ofrecerles alternativas terapéuticas", sostiene el doctor.
Las alternativas son sustitutivos de nicotina legales de venta en farmacia, como los chicles, los parches o spray. "No son siempre efectivos y depende de cada individuo". Otra de las alternativas era el 'champix' cuyo principio activo es la vareniclina, un agonista de los receptores de nicotina. Sin embargo, se ha retirado su comercialización. Otra de las vías son ofrecer otras alternativas que no están reguladas por las agencias del medicamento para este fin, como son los vapeadores o los dispositivos de calentamiento de tabaco sin combustión", explica.
Es importante resaltar que la combustión del tabaco, es decir, "al fumarlo, se produce una temperatura mayor de 600 ºC que provoca la liberación de una enorme cantidad de gases tóxicos que son muy perjudiciales para la salud del individuo. Por tanto, los calentadores de tabaco calientan el tabaco a menos de 300 ºC y se ha visto que son un 80 % menos perjudiciales".
De hecho, señala este experto, "se ha observado una mejoría en el sistema respiratorio y cardiovascular cuando estos pacientes utilizan dichos dispositivos", nos cuenta el Dr. Néstor Szerman que recuerda que en Medicina existe un concepto denominado 'reducción del daño'. En este caso, "las personas que no pueden dejar de fumar, tienen una alternativa cuyo daño es mucho menor que el cigarro convencional".
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Cómo funcionan los dispositivos de calentamiento de tabaco
En primer lugar, hay que distinguir entre vapeadores y dispositivos de calentamiento. Según nos explican desde Philip Morris, estas son las principales diferencias.
Diferencias entre conceptos: vapeadores y dispositivos de tabaco calentado
- Los cigarrillos electrónicos (también conocidos como vaporizadores, productos de e-vapor o sistemas electrónicos de suministro de nicotina) no contienen tabaco y calientan una solución líquida que contiene nicotina y sabores para producir un aerosol o vapor (de ahí el término "vaping").
- En el caso de un dispositivo de calentamiento de tabaco, tipo IQOS, se calienta el tabaco a una temperatura controlada, pero sin llegar a quemarlo y lo que se produce es un aerosol que tiene una composición química muy diferente del humo del cigarrillo. Estos dispositivos cuentan con una reducción de exposición entre un 90- 95% a los niveles de sustancias tóxicas comparadas con el humo de cigarrillo.
¿Qué hay que tener en cuenta sobre los dispositivos de calentamiento de tabaco (IQOS)?
- No están exentos de riesgo y están dirigidos exclusivamente a adultos. Estos dispositivos no son una herramienta para dejar de fumar. La mejor opción es dejar de consumir tabaco y nicotina por completo.
- No generan combustión ni humo.
- Emiten unos niveles de sustancias tóxicas que son, de media, un 95% inferiores (*) en comparación con el cigarrillo. El aerosol que libera contiene unos niveles de nicotina similares a los del humo del cigarrillo.
- Los estudios de laboratorio confirman que estos niveles más bajos de sustancias tóxicas hacen que el aerosol generado por este dispositivo de calentamiento de tabaco sea significativamente menos tóxico que el humo de cigarrillo.
(*) La reducción en los niveles de sustancias químicas nocivas no necesariamente implica una reducción equivalente en el riesgo.
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